El secretario general del poderoso Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Neuquén, Río Negro y La Pampa, Guillermo Pereyra, reiteró que un 40% del personal petrolero sufre adicciones a distintas sustancias como alcohol, tabaco, marihuana y cocaína, entre otras. Lo que los medios locales titularon como novedad, el sindicato lo viene enunciando por lo menos desde 2014. La noticia, entonces, es que no se han podido bajar los niveles de adicciones y, como lo reconoció el dirigente petrolero, de fondo aparece el régimen laboral.
Al sumergirse en los sentidos y fundamentos de la construcción de la masculinidad petrolera, el antropólogo Hernán Palermo deja entrever que el sistema energético argentino no podría funcionar sin los varones trabajadores precarizados, en constante riesgo de vida, alienados de sus afectos, infantilizados en el ámbito familiar, presa fácil de las adicciones para poder aguantar el extenuante ritmo de trabajo. Con ese contexto, las adicciones se convierten en un engranaje más de la maquinaria de extracción hidrocarburífera y combatirlas implica discutir, por lo menos, los regímenes laborales que se imponen.
Este artículo forma parte del Nª23 boletín de EJES, donde describimos proyectos y conflictos en territorios alejados de la norpatagonia y vinculados a Vaca Muerta.