“Esta caída histórica vuelve a mostrar la inviabilidad de Vaca Muerta”

Por Esteban Martine / La Izquierda Diario – Entrevistamos a Felipe Gutiérrez Ríos, investigador del Observatorio Petrolero Sur y autor de numerosos artículos y publicaciones.

Foto: Martín Álvarez Mullally

En estos días vimos un hecho histórico, la cotización del petróleo de referencia de EEUU se desplomó hasta valores negativos. ¿Nos podrías explicar qué significa esto?

Lo primero que habría que explicar es que, lamentablemente, eso que llaman el “mercado energético” entiende al petróleo como un commoditie. Esto significa que tiene un valor internacional que se va transando, con distintos valores de referencia. Uno de ellos es el WTI (West Texas Intermediate), que se usa de referencia en los Estados Unidos. Otro es el Brent, el del Mar del Norte, que se utiliza como referencia en Europa, y es el que va determinando los precios en Argentina. Habitualmente ambos se encuentran más o menos en sintonía, cuestión que ayer se desacopló pero hoy vemos que el Brent también tuvo un desplome muy importante.

Para entender lo que ocurrió hoy concretamente hay que tener en cuenta una serie de factores que se fueron condensando en un momento como el actual atravesado por la pandemia. Hay una combinación entre sobreproducción de crudo por una parte, al mismo tiempo que hay un bajísimo consumo de naftas. En Argentina, por ejemplo, se está consumiendo entre un 10 y un 15% de lo habitual.

Y por otro lado hay un problema de almacenamiento. Ese crudo no hay donde ponerlo. Se están llenando las refinerías, se están contratando barcos en todo el mundo para almacenarlo. Acá en Argentina también. Toda esa situación está cruzada por un enorme juego financiero que existe en torno al valor del petróleo, que tiene que ver con la venta a futuro del crudo para mayo, eso vence hoy en Estados Unidos. Todos esos elementos son los que se conjugaron, produciendo esta baja tan pronunciada.

¿Cómo llega el mercado petrolero a este desplome?

Hay que revisar cómo han sido los últimos años del sector petrolero. Un factor determinante de los últimos 20 años es el fracking en Estados Unidos. EEUU es un país que empezó a desarrollar, a partir de una fuertísima inversión y subsidios públicos, la técnica del fracking. Eso generó que dejara de depender de una serie de países de los cuales históricamente importaba hidrocarburos. Esto no significa que no siga consumiendo del extranjero. Pero tuvo una sobreoferta, con serias consecuencias sociales y ambientales.

Por otra parte está la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), con Arabia Saudita a la cabeza, que es históricamente el cártel que determina los volúmenes de producción y los precios. Y en tercer lugar está Rusia, que también es un jugador muy importante, que viene creciendo tanto en el mercado del petróleo como principalmente en el del gas.

Lo que venía ocurriendo es que cada uno de estos jugadores seguía apostando a no recortar sus volúmenes de producción. Esto fue generando una baja del precio del petróleo. Hace una década, después de la crisis de 2008, el precio del petróleo se mantuvo alto, sobre los U$S 100. A partir del 2014 hay una baja muy importante del precio del petróleo, que no fue estacional sino que se sostuvo. En Argentina quienes en ese momento comandaban YPF, Galuccio y el gobierno de Cristina Fernández, sostenían que eso iba a ser un período. Para la política nacional que el valor del petróleo fuera alto permite la explotación de Vaca Muerta, que es muy dependiente del mercado internacional.

Lo que terminó ocurriendo las últimas semanas es que en el marco de la pandemia del COVID-19, con el consumo bajísimo, se sostuvo la sobreproducción de estos tres grandes jugadores que antes decía . Se reunió la OPEP ampliada, incluso con la mediación de distintos sectores (México se declaró en rebeldía, Trump tuvo que alinear a López Obrador, por ejemplo). Fue una situación muy compleja que se terminó saldando en un acuerdo para recortar la producción en los próximos meses.
Sin embargo eso no tuvo un impacto y no revirtió la tendencia a la baja de estos valores.

¿Qué perspectivas ves en las próximas semanas? Esto que ocurrió con el WTI… ¿Podría llegar a pasar con la cotización del Brent si la demanda siguiera retraída?

Cuesta pensar en perspectiva, cuando mucho de lo que está ocurriendo es especulación pura, no solo por el problema del abastecimiento sino el de la sobreproducción. Nuestro trabajo (del Observatorio Petrolero Sur) no está orientado a estudiar la especulación del petróleo, sino a visibilizar sus impactos. Lo que dicen quienes se especializan específicamente en esto es que podría ser un momento, y que en los próximos días seguramente subirá el precio del WTI. Habrá que esperar para ver qué sucede con el Brent. Sin embargo es evidente que el precio se mantiene muy por debajo de lo que las petroleras y los Estados quisieran.

¿Qué impacto creés que puede tener esta situación en Argentina?

Lamentablemente a partir del gobierno de CFK se tomó un camino en la Argentina que fue una apuesta ciega por Vaca Muerta. Una apuesta donde la única salida al problema energético que teníamos, que era muy grave, que involucraba la importación de grandes cantidades de gas, fue la apuesta por el fracking. Pero el fracking es muy caro y tiene costos sociales y ambientales que no se pueden medir. Siempre hubo una fuerte incertidumbre respecto de que una formación no convencional como Vaca Muerta pudiera desarrollarse, incluso desde el punto de vista del mercado.

Somos diversos los grupos, empezando por las comunidades mapuches, asambleas, grupos socioambientales, que en el Alto Valle y en todo el país, hace una década venimos diciendo que esta no podía ser la forma en que Argentina tenía que encarar la crisis energética.

La conclusión que vemos hoy es que estamos en una incertidumbre producto de esa apuesta centrada únicamente en un proyecto cuyo timón va a estar siempre afuera, del que nunca vas a tener el control, dependiendo siempre de los precios internacionales. Creemos que hoy se demostró que salió mal: no cierra la cuestión social, no cierra la cuestión ambiental, y no cierra la cuestión económica.

Lo que es también muy preocupante es que si vos te fijas en los discursos de Kulfas, Vaca Muerta no solo es el principal proyecto energético, sino que también busca se la solución a la crisis económica: es la principal alternativa que ven para traer dólares. Esto evidentemente hoy parece muy poco probable a futuro. Esta caída histórica vuelve a mostrar la inviabilidad de Vaca Muerta.

Desde el acuerdo YPF – Chevron, el desarrollo de Vaca Muerta siempre contó con subsidios y grandes transferencias hacia las empresas del sector. En estos momentos se vuelve a hablar en Argentina de la posibilidad de volver a establecer un precio sostén del barril, que implicaría mantener precios domésticos muy por encima de los internacionales. ¿Qué opinás?

Vaca Muerta estuvo siempre sustentada a través de una enorme cantidad de subsidios. Subsidios que pagó de manera directa el estado durante el kirchnerismo, o que luego pagamos los usuarios y usuarias a través del tarifazo, con el gobierno de Macri.

Es difícil poder especular en este momento cuál va a ser la política que va a venir. Se supone que el gobierno mantendría los precios de las naftas hasta fin de año, pero no está claro aún. No queremos correr detrás de esas especulaciones. Pero queremos marcar que cada uno de esos debates se da de manera cerrada. Con las petroleras y los gobiernos de provincias como Neuquén, Chubut o Santa Cruz, que finalmente terminan actuando como voceros de las empresas.
Uno de los problemas del “consenso” en torno a los combustibles fósiles tiene que ver con la cooptación de la política por parte de las empresas. Ahí es donde pedimos que exista un debate abierto de cara a la sociedad.

Ustedes plantearon en una declaración que es el momento de plantear una reconversión saliendo del modelo extractivo…

Yo creo que este momento nos reafirma en la idea de que la especulación con este tipo de bienes comunes, la mercantilización de un insumo energético clave, produce grandes impactos, tanto entre la clase trabajadora que vive del sector, como en quienes utilizamos esa energía para nuestra vida, para enfriar alimentos, para tener agua caliente. El acceso a la energía es un derecho humano, y el mercado avanza sobre esos derechos, porque no es su función garantizarlo.
Es necesario declarar todo el sistema energético como de interés público, expropiar los distintos sectores de la cadena energética. Se tiene que pensar en un tipo de co-gestión por parte de las y los trabajadores, y de las y los usuarios, de manera de garantizar su rol público. Hay que pensar una alternativa popular para plantear de manera urgente la perspectiva de una reconversión de esta fuente que claramente es muy contaminante.

Estamos en una crisis sanitaria, en una crisis económica, pero que redunda en una crisis civilizatoria, donde el cambio climático nos pone en una situación crítica que debemos abordar. Por eso hay que avanzar en una transición hacia las energías renovables, pero con un criterio de gestión pública, pensando en la descentralización de la producción energética, en la desmercantilización, para no depender más de transnacionales y de un mercado que no vas a controlar nunca.