Francia: huelga en la refinería Grandpuits de Total

Los trabajadores de la refinería de Grandpuit de Total, en la región parisina, llevan 45 días de huelga y movilizados. El 26 de enero los trabajadores pintaron de verde la Torre Total para denunciar el ‘lavado verde’1 que realiza la petrolera para justificar recortes de empleo. Artículo también publicado en A Planeta.

Por A Planeta y OPSur .- La huelga ha sido provocada por un plan social injusto y una farsa sobre la transición ecológica de la refinería hacia una presunta “plataforma petrolera cero”,2 que costaría 700 puestos de trabajo en despidos encubiertos: unos 200 retiros voluntarios o traslados a plantas en otras ciudades y 500 puestos indirectos de trabajadores tercerizados. Esta medida también hay que ponerla en el contexto de la actual crisis de la Covid-19, que tiene su afección económica y laboral, con unas 800 empresas francesas anunciando planes de despidos masivos e índices de paro en alza.

La decisión de Total viene precedida de un susto previo para los trabajadores de la refinería, cuando tras una fuga en un ducto el 25 de febrero de 2019, detuvo la actividad por 5 meses y la compañía planteó su posible cierre.3

Como explica a La Izquierda Diario el trabajador de la planta Adrián Cornet,4 delegado de la CGT, los trabajadores están “totalmente a favor de la transición ecológica, pero no en manos de los capitalistas como Total. Nuestros hijos se bañan en los ríos contaminados por Total y respiran el aire contaminado por Total, nosotros somos los más interesados en una transición ecológica. Pero ellos no lo van a hacer, solo lo podemos conseguir los trabajadores, que sabemos cómo funciona la refinería y vivimos en los barrios cercanos”. Para ello Cornet y los sindicatos entienden como fundamental la nacionalización de la empresa y el control de ésta por los propios trabajadores.

En esta coyuntura los huelguistas cuentan con el apoyo de Amigas de la Tierra, Greenpeace y Attac5, y sindicatos como CGT6, que ven la propuesta de Total como un gran ejercicio de lavado verde y un plan masivo de despidos que dista mucho de ser respetuoso con la sociedad y con la transición energética que proponen. El objetivo es dirigir su producción a los agrocombustibles y el reciclado de plástico, a la que el proyecto añade dos plantas de energía solar fotovoltaica.

Total ha incorporado una retórica publicitaria en la que se muestra preocupada por el medio ambiente. Como muchas otras empresas del sector, ante los múltiples obstáculos con que se encuentran las energías fósiles en el último tiempo, y ante la realidad de agravarse con los años, ha optado por convertirse en una “empresa multienergética”, para, según ella, “responder al doble reto de la transición energética: más energía, menos emisiones”. Por lo tanto, su concepto de transición energética es modificar en parte su producción, pero claro está, obviando aspectos básicos como en qué manos permanece, quiénes tienen control, quiénes deciden, la democratización del modelo… Cuando para empezar lo que hacen es despedir una masa de trabajadores, que, además en este caso, sí tienen algo que plantear en esa supuesta transición.

La trampa de los agrocombustibles

Para ello han presentado un nuevo nombre también, “Total Energies”. Su apuesta es dedicarse a lo que denominan “energía responsable”, pero sus inversiones continúan siendo el 90% en el sector de los combustibles fósiles y construye un oleoducto de 1500 km en Uganda y gasoductos en Mozambique7 que resultan en deforestación y desplazamiento forzado de poblaciones enteras. En Argentina, donde opera desde 1978, inició actividades de fracking en 2013, una forma extractiva altamente impactante en el entorno y las personas, en una zona protegida, Auca Mahuida.8

El 26 de enero una plataforma de asociaciones presentó el documento “Reconversión de la refinería de Grandpuits, por qué el proyecto de Total no es ni ecológico ni justo”,9 en el que aluden a un estudio de la Comisión Europea de 2016 que concluye que los agrocombustibles no son una solución viable para descarbonizar el sector del transporte, y que los de primera generación, incluso, emiten más gases de efecto invernadero que los combustibles fósiles.

Total planea producir 400 kilotoneladas de biocombustibles al año en Grandpuits, principalmente para el sector de la aviación. Esto preocupa considerablemente a las organizaciones ecologistas. Para 2030, el sector de la aviación será el mayor usuario de biocombustibles. La única forma creíble de reducir las emisiones de carbono de este sector es reducir el tráfico aéreo, no sustituyendo fósiles por agrocombustibles.

La petrolera francesa ya protagonizó un escándalo en la refinería de Mède, reconvertida también para producir agrocombustibles a partir de aceite de palma. Mientras presenta esta producción como “ecológica”, en esa planta procesa cerca de 650.000 toneladas de aceite de palma, responsable de una gran deforestación en el sudeste asiático y América Latina. Greenpeace Francia reveló en 2019 que el aceite de palma utilizado por Total carece de trazabilidad por lo que es imposible declararlo ecológico, máxime cuando como es sabido parte proviene de plantaciones ilegales situadas en el Parque Nacional de Tisso Nelo, en Indonesia. La reconversión de la Mède supuso también la pérdida de muchos puestos de trabajo.

(Foto: Amis de la Terre)

Los agrocombustibles además tienen impactos asociados al cambio de uso del suelo. La demanda de aceite de palma y soja para 2030 conllevará más deforestación, con la destrucción de 7 millones de hectáreas de selva, de las cuales 3,6 millones con turberas ricas en carbono. Las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a esta deforestación serían del orden de 11.500 millones de Tm de CO2. Por ello Total ahora planea usar en su producción grasas animales, aceites usados y aceites vegetales exceptuando aceite de palma. Pero la oferta global de aceites usados en Francia es de sólo 100.000 Tm.

Con la producción de bioplásticos tendríamos el mismo problema, pues se fabricarían a partir de ácidos lácticos provenientes de cultivos como caña de azúcar o remolacha, que conllevan la utilización masiva de cultivos, tierra y pesticidas, con afecciones ecológicas severas. Como los agrocombustibles, en este caso, también afectaría la producción agrícola y alimentaria.   Tampoco son totalmente reciclables ni biodegradables y precisan compostaje industrial, que requiere más petróleo, polímeros vírgenes que garantizan que el plástico conserve todas sus propiedades. Tampoco promueven la economía circular.

REFERENCIAS:

1En Euskal Herria (País Vasco) la eléctrica Iberdrola nos tiene muy acostumbradas a la manipulación y un descarado lavado verde. Vea más en ibertrola.blogspot.com o artículos más específicos como

http://ibertrola.blogspot.com/2019/12/cop25-se-intensifica-el-lavado-verde.html

2Energy Transition: Total Is Investing More Than €500 Million To Convert Its Grandpuits Refinery Into a Zero-Crude Platform for Biofuels and Bioplastics https://www.total.com/media/news/news/energy-transition-total-investing-more-eu500-million-convert-its-grandpuits

4Un mes de huelga en Total: “Los trabajadores estamos a favor de la transición ecológica, pero no en manos de los capitalistas”. http://www.laizquierdadiario.com/Un-mes-de-huelga-en-Total-Los-trabajadores-estamos-a-favor-de-la-transicion-ecologica-pero-no-en

5En Brasil también, los trabajadores petroleros de Petrobras, afiliados a FUP (Federación Única de Petroleros) participan en una poderosa alianza con afectados del modelo energético, de represas como el MAB (Movimiento de Afectados por Represas) y otras organizaciones y juntos conforman la POCE (Platforma Camponesa y Operroa de Energía) también enfocada en la transición energética.

6En esta presentación de la ponencia del reprsentante del sectro energético de CGT, Laurent Hérédia, en la conferencia de TRADENER de octubre 2019 de Bilbao, se pueden apreciar las propuestas de este sindicato para el sector: «Energía en Francia»