Por Víctor Quilaqueo
El Atlanticazo de este 4 de julio levantó el frío del ambiente y, con diversas acciones públicas, permitió seguir teniendo a la vista el avance de los proyectos fósiles en el Mar Argentino. El pozo seco de Equinor y la audiencia pública por la exploración sísmica en los bloques CAN 107 y CAN 109 fueron parte de las acciones de sensibilización, información y defensa del mar sostenidas por la Red de Comunidades Costeras. La disputa por la avanzada hidrocarburífera en Cuenca Argentina Norte sigue abierta y en movimiento.
Pozo seco
Equinor, YPF y Shell anunciaron que la perforación del primer pozo exploratorio en aguas ultraprofundas en Argentina dio “seco”. Este pozo, Argerich X-1, tenía como objetivo establecer la existencia, cantidad y calidad de hidrocarburos en el subsuelo marino. Las asambleas y organizaciones de la costa Atlántica, agrupadas en la Red de Comunidades Costeras, celebraron el mal resultado pero advirtieron que siguen alertas. “Sabemos que un pozo exploratorio seco está dentro de las posibilidades que manejan las empresas antes de tener un resultado positivo y definir si hay un yacimiento comercialmente extraíble. Por eso, advertimos que hay posibilidades de que sigan realizando pozos exploratorios y dañando el mar en búsqueda del tan preciado oro negro”, expresaron en un comunicado.
Además las Comunidades recordaron que Equinor y otras empresas siguen explorando en otras áreas, profundizando el impacto sobre el ecosistema marino. Sin ir más lejos, Shell, en sociedad con Qatar Petroleum, protagonizó una nueva audiencia pública virtual donde presentó el estudio de impacto ambiental de su proyecto de exploración sísmica 3D en los bloques 107 y 109 de la Cuenca Argentina Norte, ubicados a poco menos de 200 kilómetros de la costa. Esta campaña de exploración continuaría con los bombardeos sonoros de baja frecuencia para trazar un perfil geológico del subsuelo con vistas a una posible fase de explotación.
Shell, gigante como su prontuario
Mientras la noticia de Equinor sobre el pozo seco generó alegría y cautela en asambleas y organizaciones, la de Shell impulsando una audiencia pública tuvo otra respuesta:la importancia de destacar que la petrolera británica es responsable de gravísimos impactos, todos relacionados con su acción e inacción. Como denuncian las asambleas de toda la costa argentina, la empresa no tiene un historial sino un prontuario.
Tres causas judiciales resumen la responsabilidad del gigante petrolero. En primer lugar, el del derrame en Magdalena, localidad ribereña de la provincia de Buenos Aires severamente afectada por un vertido de crudo ocasionado por el choque de un barco petrolero de la compañía. Un caso de injusticia ambiental en el ámbito local.
En segundo lugar, la que la condena como principal responsable de violaciones sistemáticas de los derechos humanos de poblaciones y comunidades del delta del río Níger, en Nigeria. Este paradigmático caso fue llevado a las cortes europeas y, en 2021, el Tribunal de La Haya falló que la compañía era responsable de la falta de control de sus operaciones en la región y que estas falencias condujeron a que se generen miles de derrames, emanaciones, venteos y una degradación de todo tipo en la forma de vida de las poblaciones del lugar.
La última tiene que ver con la condena por su responsabilidad en el cambio climático. La Justicia de Países Bajos le ordenó disminuir un 45% sus emisiones de dióxido de carbono para 2030. El juicio aportó evidencias contundentes de que la petrolera conocía los efectos globales y acumulados del modelo de quema de combustibles fósiles y que, en lugar de impulsar procesos de largo plazo para evitar la crisis climática actual, decidió mantener un esquema de negocios que la transformó en una de las compañías más grandes del planeta sin importar los riesgos asociados.
Estos antecedentes de destrucción ambiental de Shell dentro y fuera de Argentina dan cuenta del riesgo que constituye la compañía que está avanzando sus planes para expandir la frontera hidrocarburífera en el Mar Argentino.