Extractivismo en el mar: de lo que no se habla, de lo que no se hace

¿Qué pasa con las redes de alimentación marinas cuando estos ecosistemas se ven expuestos a emisiones de hidrocarburos, al tránsito de buques y a la exploración sísmica? ¿Qué herramientas tenemos para monitorear las  actividades petroleras en el mar? En el encuentro virtual “Impactos y monitoreo de la actividad petrolera en el mar”, Georgina Cardone, becaria post-doctoral de CONICET, y Hernán Pérez-Orsi, investigador y activista en océanos y energías, aportaron algunas respuestas.

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Redes tróficas: flujos de materia y energía.

Georgina Cordone fue la encargada de abrir la conversación. Doctora en Biología, becaria posdoctoral del CESIMAR (CONICET). Trabaja con redes tróficas marinas. Estudia cómo interactúan las especies en los ecosistemas a través de las relaciones de alimentación y cómo los cambios en estas relaciones pueden afectar la estabilidad de los ecosistemas y ponerlos en riesgo. 

La pregunta principal es cómo las actividades petroleras en el mar afectan las relaciones ecosistémicas en el océano. Para llegar a responder esta pregunta Georgina fue identificando diversos aspectos relativos a la vida en el mar, la forma en que se representa por medio de modelos y cómo desde su campo de investigación lo inicial es reconocer que las relaciones de alimentación forman parte de otros conjuntos de relaciones ecosistémicas en el océano. Según la investigadora, “los organismos, las especies en la naturaleza interactúan entre sí y lo hacen de diversas maneras. Un tipo de relaciones son las relaciones tróficas, las relaciones de alimentación, de consumidor-recurso entre las especies o los componentes de un ecosistema. Otro tipo son las relaciones de facilitación, donde una especie, por ejemplo, le otorga refugio a otras. También las relaciones mutualistas, donde ambas especies se benefician, por ejemplo la relación de las plantas y los polinizadores”.

Georgina remarcó que “las relaciones tróficas y las redes tróficas representan el flujo de materia y energía entre las especies de un ecosistema” y que esta red en presencia de actividades ligadas a las petroleras, como derrames de hidrocarburos, movimientos intensificados de buques y tareas de exploración con bombardeos sonoros, se ve afectada en su estabilidad, biodiversidad y otros procesos. Señala que “una de las cosas es que se afecte la estabilidad del ecosistema, es decir, la capacidad que tiene el ecosistema de recibir o de resistir otro tipo de perturbación, como la llegada de una especie invasora”.  A este cambio en la estructura, Georgina señaló que se pueden añadir otros fenómenos, “que no cambian la estructura en sí, pero que afecten a las especies en sus poblaciones, por ejemplo, la bioacumulación, que es el proceso por el cual a lo largo de la red un contaminante, a medida que las especies tienen niveles tróficos más altos, se va concentrando más en los organismos de éstas”

Para profundizar en los efectos de la actividad petrolera en el mar, Georgina compartió los resultados de una investigación que examina los efectos de la actividad petrolera en el Mar del Norte. Al respecto destacó que “lo que observaron en este trabajo es que en las zonas impactadas, había un cambio muy grande en la estructura de la red trófica”. Se observa una pérdida de biodiversidad, una simplificación de la red trófica y también  una menor cantidad de individuos, que hay menos especies de niveles tróficos altos y, además, el tamaño corporal de los organismos era más chico, que es una medida que se utiliza para conocer la salud de un ecosistema. Lo que se ve son estos cambios: se pierden un montón de especies bentónicas y se simplifica el sistema. Esta simplificación termina produciendo una pérdida de estabilidad del sistema. En general, cuando los sistemas son más simples también pueden ser más vulnerables a otro tipo de impacto”.

Salvando parcialmente las distancias entre norte y sur, Georgina señaló que “si bien las redes son potencialmente muy distintas las especies que están presentes observan cambios muy importantes en la estructura y en el estudio se evalúan distintos tipos de hábito trófico y esos hábitos son generalizables.” Y añadió que “las redes tróficas marinas tienen, todas, un cierto grado de generalidad, se parecen en la estructura. Y estos cambios que se observan son en propiedades muy generales y muy fundamentales de la estructura de la red trófica. Entonces, es probable que estos cambios se sucedan en las redes tróficas marinas de la Argentina donde se emplacen estas plataformas”.

En sus conclusiones Georgina se preguntó si este componente de las redes de alimentación ¿es estudiado o simulado en los estudios de impacto ambiental de los proyectos petroleros para el Mar Argentino, ya sea en las plataformas de explotación petrolera o los oleoductos. Y fue tajante al destacar que “aunque  tenemos un montón de herramientas teóricas que tienen un montón de desarrollo en la bibliografía, con todas las limitaciones de todo tipo que se puedan imaginar que eso tiene, nunca se modelan en los estudios de impacto ambiental. Siempre, cuando hablan del componente biótico, es una descripción de algunas especies que están ahí y, habiendo todas estas herramientas –que pueden ser buenas, malas, un poco mejores, un poco peores–, no se modela nada. En realidad lo que estamos haciendo es que estamos intercambiando naturaleza, nuestro futuro, por un supuesto desarrollo. Un supuesto desarrollo, ¿para quién? ¿por qué? ¿Qué es el desarrollo? Lo que a mí más me preocupa, digamos, es cuál es el rol de la comunidad científica en este tipo de actividades”. 

Control y monitoreo: fuentes no identificadas, sub registro y casualidad.

El segundo panelista fue Hernán Perez Orsi, activista e investigador dedicado a los océanos y la energía. En su participación hizo una síntesis acerca del escenario de los proyectos de expansión del offshore en la región e incluyó en el panorama el preocupante avance de nuevas obras para la exportación de hidrocarburos en las aguas del Golfo San Matías.  “Los emplazamientos de estos nuevos proyectos afectan una zona muy sensible para la biodiversidad, para la cultura, para la economía, para lo social, así que definitivamente es algo que nos preocupa en demasía”, añadió que los proyectos en curso afectan regiones clave para nosotros y para el mundo en general “el frente del talud es un área de altísima producción, un área que sustenta, que es la columna vertebral del Mar Argentino, que proporciona nutrientes y alimentos para grandísima cantidad de especies, algunas de ellas con interés comercial para industrias como la pesca, otras definitivamente con un anclaje en el patrimonio social argentino, como es la ballena franca austral, que lo elige como sitio de alimentación preferencial”. 

Al caracterizar el proceso de avanzada, Pérez Orsi describió cómo las capacidades estatales para el monitoreo y supervisión se encuentran delegadas en las propias empresas. Fue enfático al decir que “el marco regulatorio argentino, en cuanto al control, es muy pobre, ha sido hecho con parches, con arreglos de una resolución que viene a reglamentar una ley que, en su momento, no lo había sido. Pero en lo que hace efectivamente al control, es un mar completamente vacío no como el mar de verdad, que está lleno de vida; este es un mar completamente dispuesto para que las empresas hagan lo que quieran”. Añadió que “la potestad del Estado de control, la potestad del Estado de la verificación, del poder de policía, está relegada a las empresas y a su voluntad en el reporte de los incidentes”.

Para Pérez Orsi, a diferencia de lo que ocurre en otros países, en Argentina “lo que encontramos es un vacío en la documentación, tenemos que hacer una especie de arqueología a la hora de configurar un universo de accidentes petroleros en el mar e ir a diferentes entes por información. Las empresas involucradas en la exploración, en la explotación, los entes provinciales de control, la Prefectura Naval Argentina, la Armada, etcétera, etcétera. Y en función de esa arqueología, configurar una base de datos y a esa base de datos tratar de analizarla e identificar patrones comunes”. 

El acceso discrecional a los datos y la falta de sistematización con que el sector opera en el mar marca una forma de hacer las cosas. Hernán señaló: “nosotros encontramos patrones comunes, vemos que siempre es la casualidad el hecho que determina el descubrimiento del proceso contaminatorio, del accidente, del derrame, lo que fuera. Es un oficial de Prefectura quien consigna que, de guardia, pasó y vio un derrame, otro barco que se acercó y vio, o una fuente no identificada. Cómo es el delineador común de los accidentes hidrocarburíferos en Argentina: fuentes no identificadas terminan empetrolando 17.000 pingüinos, fuentes no identificadas provocan un derrame petrolero”

Rememoró que hace pocos meses se sucedieron dos derrames con 15 días de diferencia y tampoco tenemos a ciencia cierta la resolución de la responsabilidad. Uno fue en el Parque Nacional Marino Yaganes, y el otro en la ría de Bahía Blanca, que contaminaron una serie de espacios importantísimos para la biodiversidad de ese enclave único que tenemos en Argentina. Así que definitivamente nosotros estamos en el peor de los escenarios a la hora de querer hacer control de estos procesos”. 

Pocas pero no tan limitadas herramientas

Si bien en Argentina las capacidades de monitoreo y control en manos de organismos especializados es deficiente, Pérez Orsi señaló que “las herramientas disponibles para el control de nuestra parte, que somos ciudadanos de a pie, que no tenemos la infraestructura del Estado, son pocas pero definitivamente no son malas y no son tan limitadas como pensamos”.

Destacó que “diferentes herramientas de teledetección, sobre todo las satelitales, nos permiten encontrar en sitios remotos, aislados, de difícil acceso, algunas circunstancias que puedan determinar un evento de contaminación, como fue el derrame de la monoboya de Punta Ancla, en la ría de Bahía Blanca”. Compartiendo una imagen en su pantalla explicó: “Esta imagen satelital la obtuve sentado en mi casa, en un sitio que es completamente abierto a cualquier persona del público que se abra una cuenta que es gratuita, y te brinda acceso a imágenes de radar.  Lo que tiene de ventaja a una foto, a una imagen satelital, es que puede atravesar las nubes y definitivamente nos da esa posibilidad que un cielo nuboso no nos permitiría”. 

Otra herramienta que recomendó “es el sistema AIS (Sistemas de Identificación Automática de Barcos). Es un sistema anticolisión que se diseñó en los ’70, basado en la radio de muy alta frecuencia, donde hay un sistema automático que simplemente emite una señal que dice “soy el barco tal, estoy navegando en tal posición y me dirijo a tal lado”. Esa señal codificada, la recibe un receptor y se la muestra a un operario, que puede ser el capitán o el oficial del otro barco, y le dice “hay un barco que está yendo a tal lado a tal velocidad y está en tal posición”. Y esa información es útil a la hora de evitar colisiones en circunstancias de visibilidad restringida y nocturnas, etcétera, etcétera. 

Y esto, ¿para qué nos sirve?, se preguntó. “Esto nos sirve para determinar, por ejemplo, toda la zona impactada en el Mar Argentino con relevamiento sísmico a lo largo de los últimos seis años. Vemos que se cubrió completamente, se bombardeó acústicamente más de medio millón de kilómetros cuadrados”. Agregó que sirve también “para identificar infracciones que pueden cometer los buques que están haciendo relevamiento sísmico, como es el caso que surgió con el Prospector, que excedió el límite impuesto tanto por el estudio de impacto ambiental como por los fallos judiciales que le impuso un límite de acercamiento a la zona del Agujero Azul, y que el buque infringió este límite impuesto y realizó parte de su trabajo dentro del área”.

Pérez Orsi sumó a la batería de herramientas aquellas que hacen énfasis en algunas personas o representantes de algunos sectores. Explicó que “también podemos hacer monitoreo de las redes sociales, podemos prestar atención a ciertos actores de redes que hoy en día tienen presencia, hay mucha información circulando por las redes que nos puede servir para identificar algún hecho que determine un factor de un derrame, de una contaminación”. Puntualizó que “siguiendo, por ejemplo, a operarios, a trabajadores de la industria del petróleo, nos enteramos de cosas que suceden que no salen en los medios tradicionales, que no reportan las empresas, que no reportan los entes de control gubernamental”

En la sección de preguntas y respuestas del conversatorio Hernán detalló que “hay una serie de proveedores de imágenes satelitales, algunas procesadas, otras crudas. Tenemos nuestro proveedor argentino, que es la CONAE. Cuya interfaz es un poco más crítica y requiere quizá un entrenamiento un poquito más avanzado, pero definitivamente el interés regional está puesto en relieve. La NASA también, a través de sus herramientas de difusión pública, muestra una serie de imágenes de altísima calidad, tanto en fotografía, en teledetección nocturna –que sirve mucho para detectar buques, sobre todo en términos de pesca ilegal, donde no hay un reporte de AIS–. Y el sitio más completo para mí en todo sentido, es el de la Agencia Espacial Europea, que es el Sentinel Hub. Es un lugar de rápida consulta, donde uno tiene acceso a las diferentes constelaciones de satélites, tanto de imagen real como de radar de apertura sintética; uno puede jugar con las herramientas en una forma muy predictiva y, básicamente, leyendo el manual o con un poco de guía de algún usuario que ya tenga algún rodaje, se encuentran cosas muy, muy interesantes. Pero todo requiere tiempo, método y dedicación”. 

A modo de conclusión, Pérez Orsi cerró su intervención señalando que “definitivamente, la participación tiene que ser por el lado que uno entienda que más le da. Puede ser en lo creativo, el activismo ha sido una herramienta fundamental de los movimientos de resistencia comunitaria a lo largo de la costa argentina; la participación pública en las audiencias; la difusión; el compartir; el conversar;  el cuestionar sobre todo estos modelos, estas narrativas, los falsos debates. O sea, pongámonos en el lugar donde estamos como especie, como humanidad, protejamos nuestro mundo con las herramientas que tenemos a nuestro alcance y que mejor se nos den”.