López cerró la compra de la refinería de Petrobras

Por Francisco Olivera.- La Argentina tendrá en los próximos días un nuevo refinador de combustibles: Cristóbal Manuel López. El dueño de Casino Club cerró esta semana la compra de la refinería que Petrobras controla en San Lorenzo, Santa Fe, y unas 250 estaciones de servicio de esa marca en un monto que oscila, según dos fuentes vinculadas con la negociación, entre 32 y 35 millones de dólares.
Anoche, ni en Petrobras ni en el grupo del empresario patagónico quisieron hablar oficialmente del tema, todavía bajo condiciones de confidencialidad. Pero ejecutivos de ambas compañías acababan de encontrarse en Río de Janeiro para llegar a un acuerdo. Fabián de Souza, administrador y socio de López en la petrolera Oil M&S, asumió las conversaciones para el grupo comprador.
La operación especifica un período de tres meses de “cogestión” entre las dos empresas, hasta que se produzca administrativamente el traspaso definitivo. El paso que convierte a López en petrolero “integrado” -será refinador y extractor de hidrocarburos, como YPF y Petrobras- se concretó en cinco meses y en absoluto silencio. El 28 de octubre del año pasado, durante un cóctel en el Coloquio de IDEA, en el hotel Sheraton de Mar del Plata, LA NACION se encontró con el dueño de Casino Club y le preguntó si estaba en tratativas para adquirir la refinería en cuestión. Como siempre, López fue terminante: “Es un disparate. Nada más lejos. Si fuera por ustedes los periodistas yo ya sería el dueño de Telefé”, había respondido con enojo.
Hay, de todos modos, algunos puntos importantes que deben resolverse durante la nueva etapa. Por ejemplo, si la misma Petrobras seguirá siendo, como hasta ahora, la proveedora del suministro eléctrico de la refinería o quién les entregará combustible a las estaciones de servicio que hayan quedado fuera de la operación. Y una última cuestión que no habría que subestimar en este mercado: si los 225 expendedores que sí entraron en la compra y que trabajan con la marca a través de contratos (no más de 25 estaciones son propias de la petrolera) están dispuestos a trabajar con el nuevo refinador. A la estatal brasileña llegaron ya algunos reclamos de empresarios pyme con pocas ganas de cambiar de proveedor.
“¿Cómo se llamará la nafta, Negro el Once ?”, preguntó anoche con ironía, ante LA NACION, un ejecutivo de una petrolera que podría venderle crudo. No será fácil, para López, entrar con su marca en un sector que de todo desconfía.
Algunos petroleros no se ponían ayer de acuerdo en la valoración del precio pagado por la refinería San Lorenzo. “Es un tercio de lo que vale”, dijeron en una compañía, donde ponderaron que deberá trabajar en un contexto de escasez general y eso levanta cualquier activo. “Es caro”, objetaron en una productora.
La única comparación posible remite a los 90, cuando Perez Companc, la dueña anterior a Petrobras, le pagó a YPF 12 millones de dólares por esas instalaciones, sobre las que después invirtió un monto similar.
La otra incógnita, mucho más de fondo, es qué estrategia seguirá Petrobras, que mantiene aún la refinería de Bahía Blanca. ¿Querrá ahora, como se especulaba meses atrás, adquirir la planta que Esso tiene en Campana?, se preguntan en el sector.
Esa medida podría saldar una vieja asignatura pendiente de los brasileños en el país: en septiembre de 2007, Petrobras hizo una atractiva oferta por la filial local de Esso. Se había contratado para la operación al banco de inversión JP Morgan. Pero los brasileños se encontraron en aquellos días, por segunda vez en pocos meses, con un fuerte rechazo del Gobierno, que pretendía que los activos de Exxon Mobil quedaran en poder de empresarios nacionales. Ese año, la Casa Rosada ya le había frenado a Petrobras la venta de su parte en la transportista eléctrica Transener al fondo de inversión norteamericano Eton Park.
La refinería que compra López tiene una capacidad para procesar unos 7000 metros cúbicos de petróleo por día. Es pequeña si se la compara, por ejemplo, con la que tiene YPF en Ensenada, cuatro veces mayor. Y está, en realidad, mejor preparada para producir gasoil liviano o fueloil, lo que en el sector se conoce como “destilados medios”, que cualquier otro fluido. Si quisiera producir, por caso, nafta de alto octanaje, debería agregarle aditivos o utilizar una planta reformadora que, a través del empleo de energía, mejore la calidad de los combustibles. En esa zona están, a tales efectos, las instalaciones de Petroquímica Argentina SA.
Barco quieto
De ahí las especulaciones de la industria, que sospecha desde hace tiempo que López centrará su negocio en la venta de fueloil a las centrales generadoras de electricidad, cada vez más demandantes de líquidos mientras siga faltando gas. Sin ir muy lejos, esta semana, un desperfecto con turbocompresores de las petroleras Total e YPF en Neuquén dejó sin 10 millones de metros cúbicos de gas a todo el sistema nacional, situación que obligó al Gobierno a suplir, una vez más, el suministro con el barco regasificador de Bahía Blanca. El buque que llegó a la Argentina para inviernos de emergencia ya trabaja todo el año.
Si se decide a vender fueloil a esas usinas, López será en realidad proveedor de la estatal Enarsa, la intermediaria que distribuye el combustible entre todas.
PETROLERO INTEGRADO

* Grupo . Es dueño de Casino Club, Paraná Metal, Oil Construcciones, Oil Minerals, Altos del Glaciar, Aceitunas Guadalquivir de Argentina, Clear SRL, NAEM SRL, Oil M&S, Lola SRL, Pampa Pozo, Camino a un Nuevo Sol SA, Santa Elena, Ganadera Santa Elena y Casino de Rosario, entre otras empresas.
* Compra . Por la refinería San Lorenzo y 250 estaciones de servicio, pagó a Petrobras un monto que oscila entre 32 y 35 millones de dólares.
* Completo . López será ahora un petrolero integrado, como YPF y Petrobras, como se llama en el sector a aquellas firmas que refinan y producen crudo.
* Socios por tres meses . Habrá una “cogestión” entre Petrobras y el flamante dueño de la refinería. Se debe resolver, entre otros aspectos, si la propia Petrobras continúa como proveedora eléctrica de la planta y si los propietarios de las estaciones están de acuerdo en seguir trabajando con la nueva marca.

La Nación