El gobierno ordenó a British Petroleum que reabriera la tubería para aliviar la presión
El gobierno norteamericano ordenó anoche a la petrolera British Petroleum (BP) que reabriera su pozo Macondo para reanudar el fluido hacia el océano, luego de que sus ingenieros detectaron una nueva filtración en el lecho marino y advirtieron otras anomalías.
“Pido que me entreguen un procedimiento escrito para abrir la válvula que bloquea el pozo lo más rápido posible”, dice una carta enviada por Thad Allen, el almirante de la Guardia Costera que representa al gobierno federal, al director de la BP, Bob Dudley.
Según el militar, que reporta directamente al presidente Barack Obama, se ha confirmado una filtración de hidrocarburo cerca del pozo que provocó el derrame de crudo que desde hace meses contamina las aguas del Golfo de México.
La empresa había informado ayer durante el día que la nueva cúpula instalada el jueves pasado había logrado contener el flujo de crudo que emanaba del pozo y añadió que esperaba mantener controlada la fuga con ese sistema hasta que los pozos de alivio sellen permanentemente el derrame, el mes próximo.
Sin embargo, las autoridades norteamericanas se habían mostrado cautelosas ante el éxito de BP, debido a que los anteriores operativos de sellado terminaron en rotundos fracasos luego de comienzos alentadores y de relativos buenos resultados durante las primeras horas de prueba.
A pesar del optimismo de la empresa, el propio Allen había mostrado sus dudas ante la estrategia de BP para sellar la fuga, al advertir que el taponamiento podría resultar problemático.
Según indicó el militar en un comunicado antes de ordenar la reapertura del pozo, las pruebas efectuadas en el nuevo cilindro colocado sobre la tubería indicaban que la presión no estaba subiendo tal como se esperaba.
Según Allen, esto podría ser un indicio de que existe una fuga en la cañería que se encuentra por debajo del lecho marino o que las reservas del pozo, después de tres meses de fuga, se estuviesen agotando.
La prueba que detectó la nueva fuga monitorea la presión sobre el pozo, que se extiende a lo largo de 4 kilómetros bajo el lecho submarino, a fin de determinar si está estructuralmente sólido y es capaz de soportar el proceso de sellado de la fuga.
El gigante energético británico, que anunció el jueves pasado que frenó la fuga de petróleo cuando empezó a probar la resistencia estructural de su dañado pozo Macondo, había expresado su confianza en que la estructura resistiera la presión del crudo.
Cambio de planes
En principio, el plan consistía en completar la prueba y luego reactivar las válvulas en el equipo de contención para reanudar el desvío del crudo a los barcos en la superficie. Pero la compañía quería mantener sellada la instalación hasta que el pozo de alivio que se está perforando estuviera terminado, en agosto.
El jueves pasado, BP colocó sobre el pozo una nueva cúpula, más ajustada, con lo que logró interrumpir por completo la fuga de crudo por primera vez desde el 20 de abril, cuando una gran explosión incendió la plataforma Deepwater Horizon, que colapsó 48 horas después, tras ser devorada por el fuego. En el incidente murieron 11 trabajadores.
El masivo derrame y su consecuente marea negra provocaron una crisis económica y ambiental en cinco estados a lo largo de la costa norteamericana del golfo.
Las estimaciones de un panel de expertos y científicos convocado por la Casa Blanca afirman que el pozo Macondo ha vertido unos 697 millones de litros de petróleo, lo que constituye el peor derrame en la historia norteamericana.
Además, el manto negro que se encuentra a la deriva en el golfo perjudicó al gobierno de Obama, cuyos índices de aprobación cayeron abruptamente durante el desastre y hoy se encuentran en sus niveles más bajos -40% de popularidad- desde su llegada al poder, en enero de 2009.
La Nación