Perú: El Candamo y el Gas

El pasado 25 de julio, Daniel Saba, Presidente de Perupetro, anunció que su institución viene realizando estudios para explorar hidrocarburos en áreas naturales protegidas, con referencias específicas al yacimiento del Candamo. De esta forma, tres años después del último intento de 2007 vuelve a movilizarse la agenda para la extracción de gas en el Parque Nacional Bahuaja Sonene

Juan Luis Dammert Bello
Aunque la noticia se esperaba tarde o temprano, resulta sorprendente el contexto político en que se ha hecho el anuncio: tres días antes del último mensaje presidencial de Alan García, a un año del fin de gobierno y en plena discusión nacional sobre la exportación del gas de Camisea.
La posibilidad de explorar y explotar gas en el Candamo está directamente relacionada con lo que suceda con el gas de Camisea, donde, en 1998 y 2001 dos lotes de gas (88 y 56, respectivamente) fueron revertidos de manera gratuita al Estado luego que la compañía Shell decidiera no explotarlos. Debido a ello, el gas de Camisea tiene un precio regulado y barato, y su uso fue destinado al mercado interno.
Sin embargo –aparentemente por errores en el cálculo de la evolución de la demanda interna- entre el 2005 y el 2006 se decidió renegociar los contratos para permitir la exportación de cerca del 50% de las reservas probadas a México. Tras esto, la demanda creció más de lo esperado y el operador del gas (el Consorcio Camisea) negó la demanda a distintas generadoras eléctricas nacionales y al Gasoducto Surandino peruano.
Todo esto ha generado legítimas críticas de especialistas y de los gobiernos regionales y sociedad civil del sur del país. Aunque el escándalo llegó a su tope ahora que constatamos que el precio del gas exportado es más barato en relación con el que se paga en el mercado interno. Si calculamos esto en unidades calóricas equivalentes –el gas se está exportando a un (1) dólar por barril, mientras que en el mercado internacional el petróleo se vende a US$ 80 por barril (ver Cristal de Mira).
A diferencia de su mensaje presidencial de 2009, donde aseguró que la renegociación habría implicado delito y anunció que se iba a investigar la irregular modificación de contratos, en su discurso de este año, el presidente Alan García defendió la exportación de gas argumentando que las reservas existentes alcanzaban para el mercado interno y que, sin el proyecto exportador, el gas nunca hubiera llegado a la costa. Sin embargo, como señalan distintos expertos, esto no es cierto.
Humberto Campodónico explicó que “La planta de producción de Malvinas y la construcción del gasoducto a Lima forman parte del contrato del Lote 88, que se firmó en diciembre del 2000. Toda la producción de ese Lote estaba destinada, exclusivamente, al abastecimiento del mercado interno” (ver Cristal de Mira). Por su parte, Aurelio Ochoa señaló que el Lote 56 (de donde se exporta el gas) fue licitado el 2004, cuando el gas ya había llegado a Lima y ya se habían desarrollado la planta y el gasoducto. Además, a estas alturas, el Consorcio Camisea ya duplicó su inversión, antes incluso del inicio de las exportaciones.
Así, el caso de la exportación del gas de Camisea es el de un enorme despojo al país, plagado de justificaciones insostenibles. En sencillo: se ha iniciado la exportación de un gas que no nos sobra, y para colmo, esta exportación se hace a un precio más barato que el que se paga en el mercado local. Lo que corresponde es renegociar el contrato para no exportar el gas que escasea, y no distraer este problema de fondo con el tema de los precios de las regalías.
En este contexto, resulta de un desparpajo impresionante el anuncio de Daniel Saba de evaluar la posibilidad de extraer el gas del Candamo. Perupetro y el gobierno son capaces de cambiar la legislación de áreas naturales protegidas (ya que la exploración de hidrocarburos en parques nacionales es ilegal) y, así, poner en riesgo nuestro patrimonio natural antes que realizar una verdadera renegociación para defender los intereses del Perú. La propuesta es absurda incluso si asumimos que los mensajes del gobierno son ciertos: ¿si no existe escasez de gas, para qué vamos a ir a buscarlo al Candamo?
Pero la cuestionable gestión en materia energética, en particular la referida al gas de Camisea, no es solo un problema político y económico: es también un problema ambiental. La relación es sencilla: en la medida en que escasee el gas para el consumo interno, crecerá la presión sobre otros yacimientos, y qué mejor que uno que ya se conoce, como el de Candamo.
Saba indicó que ahí existe un mínimo de tres trillones de pies cúbicos de gas natural (TCF), pero señaló además que las reservas son tan importantes como los 15 TCF que hay en los yacimientos de Camisea (lotes 56 y 88) (Fuente: El Comercio). En este sentido, el gas del Candamo podría ser la llave para superar el desabastecimiento interno que genera la exportación del gas de Camisea.
Reconocido como uno de los siete santuarios naturales más emblemáticos del mundo, Candamo se encuentra en el corazón del Parque Nacional Bahuaja Sonene, ubicado entre Madre de Dios y Puno. Cuando el Parque Nacional fue creado, en 1996, se debió excluir de sus linderos la zona del Candamo pues se superponía con el ya existente Lote 78, explorado por la empresa Mobil. El contrato de Perupetro con Mobil acordó que, tras cumplirse el plazo de cuatro años y medio, se reduciría el lote en un 50% de su tamaño original, devolviendo al Parque dicho territorio; posteriormente, cumplidos siete años, Mobil abarcaría únicamente la superficie de los yacimientos al hacer entrega de las “sueltas”.
Sin embargo, el consorcio Mobil, al no encontrar hidrocarburos en calidad y cantidad importantes, además de las presiones ambientalistas, se retiró del Lote 78. Así, el Parque Nacional Bahuaja Sonene recuperó la extensión con la cual originalmente fue concebido, y el valle del Candamo fue nuevamente incluido como parte de una zona protegida que goza de las mayores restricciones, y en la que son incompatibles las actividades extractivas.
El último intento por explotar en el Candamo data del 2007. Aquel año se informó sobre la existencia de un proyecto ley que tenía como objetivo recortar más de doscientas mil hectáreas que correspondían a la zona denominada Candamo (el 19% del Parque Nacional) con la finalidad de permitir la exploración y extracción de hidrocarburos en el ex Lote 78. Al recibir la opinión negativa del entonces Intendente de Áreas Naturales Protegidas del INRENA, Luis Alfaro, este fue removido del cargo.  El intento de recorte del Bahuaja Sonene generó una inmediata reacción en la ciudadanía y en sectores de la clase política, que incluyó la campaña nacional e internacional “Salvemos Candamo”. Pero lo determinante para que el proyecto no prosperara fue la carta del congresista estadounidense Earl Blumenauer al entonces embajador peruano en Estados Unidos, Felipe Ortiz de Zevallos, en plena negociación del TLC con EEUU, donde le llamaba la atención sobre la importancia mundial del área que se proponía recortar.
De esta manera, lo ocurrido en este caso puso en evidencia dos cosas: que la conservación de áreas biodiversas está condicionada al éxito o fracaso de la exploración de hidrocarburos (ya que si Mobil decidía quedarse, el Candamo no hubiera sido parte del Parque); y en segundo lugar, que el gobierno estaba dispuesto a recortar el área si no fuera por el riesgo que le suponía en la negociación del TLC.
Hoy el momento político es otro y, lamentablemente, las torpezas en el manejo del gas de Camisea han devuelto a la agenda el interés por el gas del Candamo. Saba aclaró que el objetivo de los estudios que anunció es recopilar información, mas no autorizar el ingreso de compañías a las “áreas sensibles”. Esta recopilación de información incluye, por supuesto, evaluar la viabilidad política de la maniobra. El movimiento conservacionista considera un logro la campaña Salvemos Candamo, en tanto se detuvo el intento de recorte del parque en el 2007, pero esa batalla no significa que se ganó la guerra, ya que ha quedado claro que el interés por extraer ese gas sigue vigente.
Para un país como el Perú que se “vende” como megadiverso y donde su nuevo Ministerio del Ambiente no deja de insistir en el valor estratégico (económico, ecológico y científico) de su biodiversidad, el Candamo tiene un valor importantísimo, no sólo en diversidad biológica, sino también como espacio simbólico de una Amazonía siempre en peligro.
Atentar contra el corazón del Bahuaja Sonene es, por decirlo elegantemente, una estupidez existiendo otras opciones. En efecto, es tan injustificada la explotación de este yacimiento, que la sola idea de intervenir en el Candamo demuestra claramente la inexistencia de una verdadera política de conservación y manejo de las áreas naturales protegidas (o “áreas sensibles” como señala Saba) lo que en el año 2010 es lamentable. El Perú puede perfectamente utilizar para su desarrollo el gas de Camisea y otras fuentes energéticas. Parte de la estrategia de defensa del Candamo está precisamente en este punto: comprender que el destino del Candamo está directamente vinculado con el enorme despojo que supone el caso del gas de Camisea, el cual es inaceptable.
Servindi