Los fabricantes pymes de biodiesel representan el 20% de la producción y el 43% del mercado nacional de este biocombustible. La Argentina es el cuarto productor mundial de biodiesel en base al aceite de soja.
La joven industria del biodiesel creció 2.250% en los últimos cinco años y ubicó a la Argentina como cuarto productor mundial de este biocombustible detrás de Alemania, Francia y Brasil, relegando al quinto lugar a los Estados Unidos, en 2010. Según datos de la Cámara Argentina de Energías Renovables (CADER), la capacidad productiva de biodiesel en el país pasó de 130.000 toneladas en 2006 a más de tres millones proyectadas para este año.
Entre los productores de este combustible extraído del aceite de soja, las aceiteras (Vicentín, General Deheza, Louis Dreyfus) ostentan el 56% de la capacidad instalada; las grandes productoras independientes (Oil Fox, Rosario Bioenergy) un 26%; y las productoras pymes independientes, un 20%.
El sector generó, durante 2010, unos u$s 1.900 millones. De ellos, u$s 1.300 millones por exportaciones, según CADER. Para 2011, la demanda de biodiesel continuará creciendo y se han anunciado importantes inversiones para ampliar la capacidad productiva, destaca Carlos St. James, presidente de la cámara, durante la presentación del informe Estado de la Industria Argentina de Biodiesel, en enero pasado.
Las nuevas plantas anunciadas por la multinacional Cargill (240.000 toneladas/año) y Unitec Bio (Grupo Eurnekian), de 220.000 Tn/ año, elevarán la capacidad total de producción nacional de biodiesel a 3,08 millones Tn/año para fines de 2011, un 25% más que en 2010. Casi la totalidad de esta producción se destinará a mercados internacionales. Las plantas pymes de biodiesel participan, sobre todo, en el mercado interno.
El 2010 fue crítico para los grandes productores de aceite de soja, dada la suspensión de las compras de su principal mercado, China, durante casi todo el año. No obstante, la industria pudo sobreponerse al conflicto con el gigante asiático, en parte gracias a que volcó un buen porcentaje de la producción a la elaboración local de biodiesel.
En julio del año pasado, la Secretaría de Energía publicó una resolución para ampliar el corte obligatorio al 7%(B7 implica que cada litro de gasoil debe contener un 7% de biodiesel) y casi la mitad de ese cupo (43%) es cubierto con la producción de plantas pymes. A diferencia de las aceiteras y grandes productoras, las productoras pymes de biodiesel no tienen materia prima propia (ni puertos propios para exportar) y están enfocadas en el mercado interno. La ampliación del corte obligatorio prevista para fines de año, alcanzará al 10% (B10). Esta medida, además de beneficiar a los productores pyme, reducirá la importación de combustible fósil y la consiguiente contaminación y merma de divisas.
Las productoras pequeñas y medianas de biodiesel también se beneficiarán con la construcción de plantas de generación eléctrica en base a biodiesel, licitadas en el marco del programa nacional GENREN de impulso a las energías renovables. La licitación buscaba cubrir 150 megawatts (MW) generados a partir de equipos térmicos que funcionen con biodiesel (en lugar de gasoil o gas natural). Se presentaron siete proyectos privados por un total de 155 MW a Enarsa y se seleccionaron cuatro propuestas por un total de 110 MW. Estos cuatro proyectos requerirán casi 150.000 Tn/año de biodiesel para la generación eléctrica limpia, abriendo un nuevo mercado para los productores de biodiesel en todo el país.
Si bien las perspectivas para el sector son auspiciosas, la realidad es que en todo el mundo la industria de los biocombustibles (biodiesel en el caso del gasoil y etanol en el caso de las naftas) hace tiempo que viró desde el uso de cultivos comestibles (soja, maíz, caña de azúcar), a una segunda generación basada en cultivos no alimenticios (colza, jatropha) y se centra actualmente en los biocombustibles de tercera generación, basados en procesos de conversión complejos que permiten utilizar residuos o algas.
Aunque en la Argentina, un país excedentario en la producción de alimentos, el debate no está instalado, en el mundo la disyuntiva de utilizar suelo y recursos para alimentación o para energía se ha resuelto en favor de combatir el hambre, en primer término. Es por esto que los especialistas internacionales señalan que, en algunos años, la industria local de biodiesel basado en soja deberá reconvertirse para poder utilizar otros cultivos y las grandes aceiteras, que hoy pivotean entre el negocio de la alimentación y el de la energía, deberán decidir a cuál de ellos se dedicarán. Lo más probable es que vuelvan a sus raíces, y la elaboración de biocombustibles quede en manos de las plantas más pequeñas e independientes. En la Argentina existen más de 20 plantas productoras de biodiesel, localizadas principalmente en el sur de Santa Fe.
El Cronista