La denuncia realizada por el Gobierno no tomó por sorpresa a YPF-Repsol, según aseguró ayer el portal de noticias minutouno.com. Hace tiempo que hay roces entre el Ejecutivo y la principal petrolera de la Argentina por el manejo y la injerencia de esta en la suba de los precios internos del crudo.
Si bien es correcto el planteo del ministro Julio De Vido, lo cierto es que también el Gobierno es responsable de la fuerte suba de los combustibles en los últimos años. No se llevaron a cabo desde el área correspondiente los controles necesarios que evitaran que el precio interno del crudo casi se duplicara en menos de dos años.
No es difícil entender el mecanismo. En la Argentina hay dos valores de crudo que se utilizan para regular la actividad: el de Medanitos y el del golfo San Jorge. El precio del petróleo en estas dos regiones está subiendo a razón de U$S2 por mes y nada indica que se detenga. ¿El resultado? Combustibles cada día más caros.
La responsabilidad de YPF-Repsol en esta suba de precios es muy grande. Al ser una empresa integrada (extrae, refina y comercializa) y poseer más del 50% del mercado de naftas y gasoil, prácticamente lidera los movimientos de los valores del crudo si no existen los controles lógicos que debe tener todo Estado.
Aquellas petroleras que deben comprar el crudo en el mercado interno para luego refinar y vender lo hacen con los valores de referencia de Medanitos o del golfo San Jorge. Menos de dos años atrás, en el primero de los yacimientos el costo del barril era de U$S45 y en el segundo U$S42.
Hoy, la petrolera que quiera comprar en Medanitos deberá pagar U$S73 y en golfo San Jorge U$S$65. No hace falta pensar demasiado para saber que el que paga este aumento es el consumidor final, ya que las compañías pasan este costo directamente al precio de venta en las estaciones de servicio.
El mercado interno se “rompió” cuando YPF comenzó a comprar su propio petróleo en las licitaciones de estos dos yacimientos (antes participaban sólo Esso, Shell y Oil).
Con el argumento de obtener más crudo para refinar por su posición de dominio en la venta de naftas y gasoil, YPF comenzó a participar de las licitaciones subiendo el precio mes a mes y trasladando esa suba a toda la producción de la empresa de la familia Eskenazi.
La operación es sencilla. YPF compra en estas licitaciones un porcentaje no mayor al 2% de su producción, pero fija un precio más alto que se traslada a todo lo que produce. De la misma manera sucede esto con el resto de las petroleras obviamente.
El Gobierno denuncia ahora una maniobra que podría dejar en las arcas de la petrolera más de $3.500 millones por venta con sobreprecio estimado de 8%. En realidad, las ganancias podrán ser aún mucho más altas todavía. Esto, claro, como consecuencia de la falta de controles en una operatoria muy sencilla y un nivel de impuestos sobre cada litro de combustible que se ubica entre los más altos del mundo. (minutouno.com)
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