Una nueva investigación sobre la Edad de Hielo ratifica que la acción humana impulsa el aumento de las temperaturas
Una nueva investigación que ha reconstruido los cambios en la temperatura global promedio durante el final de la última Edad de Hielo, hace 18.000 años, ha encontrado convincentes evidencias de que la temperatura media de la Tierra está relacionada con los niveles de CO2 y que el efecto invernadero ha tenido un papel importante en el aumento de las temperaturas globales. El estudio respalda la opinión de que el creciente aumento del CO2 en nuestros días, generado por el hombre, ocasiona también un mayor calentamiento global. (EP/T21)
Numerosos científicos han sospechado, durante mucho tiempo, que los crecientes niveles de dióxido de carbono y el calentamiento global –que causó el último gran deshielo– están vinculados de alguna manera pero, hasta el momento, no habían establecido una clara relación causa-efecto entre el CO2 y el registro geológico del mencionado calentamiento global.
Ahora, un nuevo estudio, financiado por la Fundación Nacional para la Ciencia de Estados Unidos (NSF, por sus siglas en inglés) y publicado en la revista Nature, ha descrito esta relación, proporcionando “una evidencia convincente” de que la mayor parte de aumento de CO2 ha sido la causa por el calentamiento global.
El director del estudio, Jeremy Shakun, quien realizó la investigación como doctorando en la Universidad Estatal de Oregon, afirma que la clave para entender el papel del CO2 está en reconstruir los cambios en la temperatura global promedio, durante el final de la última Edad de Hielo.
“Se sospechaba que el dióxido de carbono fue clave durante el fin de la última Edad de Hielo, pero su papel exacto no estaba claro, ya que el aumento de las temperaturas registradas en la Antártida precede a los crecientes niveles de CO2”, explica Shakun, ahora investigador en la Universidad de Harvard y la Universidad de Columbia.
Shakun añade que, “sin embargo, si se realiza la reconstrucción de las temperaturas a escala global –y no sólo de las temperaturas antárticas– se hace evidente que el cambio en los niveles de CO2 precedió, ligeramente, al calentamiento global; lo cual significa que el efecto invernadero global ha tenido un papel importante en el aumento de las temperaturas globales, y en el fin de la última Edad de Hielo”.
Los investigadores creen que los pequeños cambios en la órbita de la Tierra alrededor del Sol afectaron la cantidad de luz solar que incide en el hemisferio norte, derritiendo las capas de hielo que cubrían Canadá y Europa. El agua resultante habría fluido, entonces, hacia el Océano Atlántico, formando un ‘tapón’ sobre el extremo hundido de la Circulación Meridional de Retorno del Atlántico (Atlantic Meridional Overturning Circulation o AMOC).
Según los expertos, la circulación de los océanos calienta el hemisferio norte, a expensas del hemisferio sur pero, cuando el agua dulce continental de finales de la última Edad de Hielo entró en el Atlántico Norte, puso freno a esta corriente y perturbó la transferencia de calor a las latitudes del norte.
“Cuando el transporte de calor se detuvo, se enfrió el norte, y el calor se acumuló en el hemisferio sur”, explica Shakun. El experto añade que “el calentamiento del océano Austral puede haber cambiado los vientos, derretido el hielo marino y, finalmente, extraído el CO2 de las aguas profunda, liberándolo en la atmósfera”.
80 reconstrucciones de temperaturas
Los investigadores elaboraron un registro de la temperatura superficial global, a partir de 80 reconstrucciones de temperaturas –que abarcan el final de la Edad de Hielo–, observando que la temperatura media de la Tierra está relacionada con los crecientes niveles de CO2.
Peter Clark, científico de la Universidad Estatal de Oregón, y coautor del artículo, explica que los cambios en la radiación solar fueron el factor desencadenante del deshielo y el calentamiento. Su estudio de 2009, publicado en ‘Science’, confirmó la teoría anterior de que el movimiento del eje de la Tierra, que cambia la cantidad de luz solar capturada por la Tierra, provoca el derretimiento de las capas de hielo del norte del planeta.
“Desde hace tiempo se sabe que la oscilación lenta de la Tierra es causada, principalmente, por las influencias gravitatorias de los planetas más grandes, como Júpiter y Saturno, que afectan a la Tierra en formas ligeramente diferentes, en períodos de miles de años”, precisa.
La cuestión ahora, dicen los investigadores, es si el dióxido de carbono generado por el ser humano afectará a un planeta, que ya no está en una edad de hielo. “Si bien muchos de los detalles del futuro cambio climático aún no se han descubierto, nuestro estudio respalda la opinión de consenso de que el CO2 creciente ocasionará un mayor calentamiento global”, concluye Shakun.
Sobre todo teniendo en cuenta que salir del último período glacial requirió 10.000 años. En la actualidad, los niveles de CO2 suben de nuevo, pero en esta ocasión sólo harán falta 200 años para obtener un aumento equivalente, añade Shakun, insistiendo en el impacto de la acción humana en el clima global de la Tierra.
Referencia
Jeremy D. Shakun et alia. Global warming preceded by increasing carbon dioxide concentrations during the last deglaciation. Nature 484, 49–54 (05 April 2012), doi:10.1038/nature10915
Tendencias científicas