Slim desembarcó en la petrolera YPF

A través del Banco Inbursa, desembolsó 288 millones de dólares para quedarse con un 6,59 por ciento de las acciones que el Grupo Petersen perdió el mes pasado. Otro 1,77 por ciento lo obtuvo por intermedio de la Inmobiliaria Carso
Por Fernando Krakowiak | Página/12
El magnate mexicano Carlos Slim anunció ayer la adquisición del 8,36 por ciento de YPF. A través del Banco Inbursa, desembolsó 288 millones de dólares (11,1 dólar por acción) para quedarse con un 6,59 por ciento de las acciones que el Grupo Petersen perdió el mes pasado a manos de un pool de entidades financieras por haber incumplido con los vencimientos de los créditos tomados para ingresar a la petrolera. Además, Inbursa informó que desde hace algunas semanas ya poseía otro 1,77 por ciento al haber participado de la ejecución de las garantías sobre las acciones de Petersen a través de la Inmobiliaria Carso. “La incorporación del empresario mexicano al paquete accionario de la empresa es una clara señal al mercado financiero internacional”, afirmó anoche el presidente de YPF, Miguel Galuccio, a través de un comunicado donde también destacó que el desembarco de Slim es “una gran muestra de confianza en la Argentina y en el nuevo proyecto de la compañía”. La española Repsol, por su parte, oficializó ayer ante la Bolsa de Comercio que ya controla otro 5,6 por ciento de la petrolera que antes pertenecía a Petersen. De ese modo, su participación se elevó al 12 por ciento.
El Grupo Petersen, controlado por la familia Eskenazi, llegó a tener el 25,46 por ciento de YPF. En febrero de 2008 adquirió un 14,9 por ciento por 2235 millones de dólares y para concretar la operación se financió con el aporte de un pool de bancos y de la propia Repsol. En noviembre de ese mismo año puso 100 millones para elevar su participación al 15,46 por ciento y, en mayo de 2011, hizo uso de la opción que tenía por otro 10 por ciento, llegando al mencionado 25,46 por ciento, también con dinero prestado (1304 millones) por Repsol y un grupo de bancos. Esa deuda, los Eskenazi la estaban cancelando con las propias utilidades de YPF, pero luego de la expropiación el Gobierno adelantó que no se distribuirían ganancias entre los accionistas para fortalecer la inversiones de YPF. Finalmente, los Eskenazi no pudieron cumplir con los vencimientos de deuda y los bancos y Repsol ejecutaron las garantías y se quedaron con esos papeles. Una parte de las acciones que cayeron en poder de los bancos es la que ahora posee Carlos Slim a través de Inbursa y de Inmobiliaria Carso.
Slim, la persona más rica del mundo según el ranking que todos los años elabora la revista estadounidense Forbes, posee una fortuna de 69.000 millones de dólares. Este hijo de inmigrantes libaneses nacido en México el 28 de enero de 1940 comenzó a hacerse fuerte en el mundo de los negocios con el Grupo Carso, un holding que controla empresas dedicadas a la manufactura y comercialización de productos para la industria de la construcción, infraestructura, energía, electrónica, automotriz y telecomunicaciones. No obstante, su fortuna se consolidó a partir de 1990 cuando se quedó, junto con SBC y France Telecom, con la empresa mexicana de telecomunicaciones Telmex, privatizada por Carlos Salinas de Gortari. En el sector financiero opera fundamentalmente a través del Grupo Inbursa, que controla bancos, aseguradoras y fondos de pensión y de retiro.
En septiembre de 2008, compró un 6,4 por ciento del diario The New York Times, cuando la firma se encontraba en problemas financieros, y el año pasado adquirió un 3,2 por ciento del Grupo Prisa, que edita el diario español El País, cuando cotizaba en baja. En ambos casos, aclaró que se trató de una jugada estrictamente financiera y no una estrategia para convertirse en un empresario de medios.
En el caso de YPF, la llegada de Slim también pareciera explicarse por el bajo precio que ahora tiene la compañía. Cuando el Grupo Petersen ingresó a la petrolera en febrero de 2008 pagó 38,1 dólares por acción y ahora Slim se quedó con parte de esos papeles desembolsando sólo 11,1 dólares por cada papel. No obstante, esos 11,1 dólares podrían ser caros si el empresario mexicano creyera que la compañía argentina está en caída libre. Por eso Galuccio se encargó de destacar ayer que el ingreso de Slim “es una clara señal al mercado financiero internacional”.
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La verdadera historia detrás del ingreso de Slim a YPF
El empresario se quedó con el 8,4% de la petrolera, porque aportó fondos al pool de bancos que en su momento le prestaron a los Esquenazi para entrar a YPF. Ante el default de esos créditos decidió quedarse con las acciones. Hace tres años que el dueño de Telmex quería entrar a la compañia. El gobierno intentó presentarlo como una “compra” del capital multinacional
El flamante CEO de YPF, Miguel Galuccio, lanzó hoy un operativo de prensa para presentar el ingreso del multimillonario méxicano Carlos Slim a la petrolera, como un aval del capitalismo multinacional a la compañía recientemente expropiada.
Galuccio difundió un comunicado en el que celebró que “el empresario méxicano más importante del mundo” haya “comprado” el 8,4 por ciento de las acciones de YPF, “iniciando una inversión de largo plazo en una de las empresas más relevantes del sector hidrocarburífero en América Latina”.
“La incorporación del empresario mexicano al paquete accionario de la empresa es una clara señal al mercado financiero internacional”, se entusiasmó el CEO designado por Cristina Kirchner, quien agregó que la noticia revela “una gran muestra de confianza en la Argentina y en el nuevo proyecto de la compañía”.
La verdad de la operación es un poco más modesta o si se quiere, menos entusiasta. Fuentes cercanas a Slim confirmaron a La Política Online que el empresario había aportado fondos al pool de bancvos que en su momento prestó a la familia Esquenazi el dinero necesario para ampliar su tenencia accionaria hasta casi el 25 por ciento de la petrolera.
Luego ante el default de estos prestamos, Slim no hizo otra cosa que ejecutar sus garantías y quedarse con la correspondiente tenencia accionaria, que le permite apropiarse de 32,9 millones de acciones clase D de la petrolera expropiada a Repsol, según se consigna en la página web de la Securities Exchange Commission (SEC).
La gestión de Galuccio intentó transformar esta situación en un golpe de efecto a horas de que la presidenta Cristina Kirchner se reúne en Manhattan con empresarios petroleros para intentar que inviertan en YPF, que necesita miles de millones de dólares para explotar los megayacimientos de Vaca Muerta.
Fue así que YPF habló de una “compra” de Slim por u$s 300 millones, cuando en rigor se trataría de los fondos que en su momento prestó y ahora capitaliza. La cifra de la supuesta compra se elaboró mediante el rudimentario mecanismo de multiplicar el valor actual de la acción por la tenencia que finalmente se quedó Slim.
Esto sin embargo, no obsta que el hombre sindicado como el más rico del mundo, está interesado en la petrolera. “Hace tres años que Slim quiere entrar en YPF”, señalaron las fuentes a LPO.
Slim tiene línea directa con la propia Cristina Kirchner y uno de sus hombres de mayor confianza es el mítimo dirigente peronista Juan Manuel Abal Medina, fundador de los servicios de inteligencia del PRI y padre del actual jefe de Gabinete.
“No sería extraño que Slim tuviera algún indicio que la historia de YPF podía terminar como terminó y que les haya prestado a los Esquenazi con la idea de entrar en la compañia en el mediano plazo”, agregaron las fuentes.
Como sea, el ingreso del dueño de Telmex no deja de ser una buena noticia para la gestión de Galuccio y el propio Gobierno, que está muy interesado en mostrar su voluntad de abrir la compañìa al capital internacional y alejarse de la estigmatización de “chavismo” que intenta imprimirle Repsol.
De hecho, el mercado reaccionó de manera positiva ante la noticia. La acción de YPF subió un 2,7% en la Bolsa porteña y un 1,9% en Wall Street. Luego de conocida la operación, tras el cierre del mercado, el papel se disparó un 8 por ciento.
Slim incursionó el año pasado en el negocio petrolero, cuando con su conglomerado industrial Grupo Carso, compró una participación del 70% en Tabasco Oil Company (TOC), firma que actualmente cuenta con una concesión para explorar y producir hidrocarburos en Colombia.
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Confirman primicia de LPO: Slim no “compró” YPF sino que ejecutó deuda
El magnate mexicano le había otorgado un préstamo a Credit Suisse, uno de los bancos que financió la entrada de Eskenazi a la petrolera y que tomó el control de sus acciones cuando la familia incumplió sus compromisos. El multimillonario sólo desembolsó unos 50 millones de dólares extra para llegar al 8,4% y así poder poner un director
El empresario multimillonario Carlos Slim se incorporó a los accionistas privados de YPF después de que ayer se hiciera con el 8,4% de las acciones de la petrolera.
Esta operación estuvo lejos de ser una compra o inversión, como quiso hacer pasar el flamante CEO de la compañía Miguel Galuccio. Es que Slim como adelantó LPO, en realidad simplemente estaba ejecutando las garantías sobre un préstamo otorgado a diversos pools, que financiaron la entrada de los Eskenazi como accionarios.
La compra de acciones de ayer las hizo a través de dos de sus empresas: el Grupo Financiero Inbursa e Inmobiliaria Carso, que adquirieron el 6,6% y 1,8% respectivamente, a los bancos Credit Suisse, Goldman Sachs, BNP Paribas y Banco Itaú Europa. Estas entidades ejecutaron las acciones que estaban en manos de Eskenazi cuando el grupo Petersen dejó de cumplir con los pagos.
En un primer momento, parecía que los Eskenazi estaban a salvo de la expropiación de YPF, ya que el proyecto original no contemplaba tocar el 25% adquirido por la familia. Pero cuando el Estado se hizo con el control de la petrolera, trabó el reparto de dividendos. Con lo cual el grupo Petersen se vio imposibilitado de seguir pagandos los compromisos de deuda adquiridos para conseguir las acciones.
El Grupo Petersen había recibido en el 2008 unos u$s1.018 millones de un grupo de bancos compuesto por Credit Suisse, Goldman Sachs, BNP Paribas y Banco Itaú Europa, y otro de u$s1.015 millones de la propia Repsol, para adquirir un 14,9% de las acciones de YPF. En el 2011 obtuvo otros u$s670 millones de un consorcio formado por Banco Itaú, Standard Bank, Crédit Suisse y Citi, y otro tanto vino de Repsol para adquirir un 10% adicional de YPF.
Las acciones del grupo fueron ejecutadas esta semana, pero ya poseían los derechos políticos otorgados por esas tenencias.
Pero Slim también aprovechó para comprar unos 50 millones de dólares adicionales en Wall Street para poder llegar a ese porcentaje y así estar habilitado para nombrar un director en YPF.
La composición accionaria a partir de ahora es la siguiente: 51% del Estado Nacional, 18% en manos del estado financiero, 8,4% queda para Slim, un 12% es de Repsol y el 10,6% restante continúa en poder de los Bancos que ejecutaron la deuda de los Eskenazi.
Como sea, la medida tomó por sorpresa a los operadores, ya que se trata de un pez gordo que estaba escondido detrás de los banqueros. Y que con esta maniobra pudo hacerse de más de 32 millones de acciones clase D de la compañía más importante de la Argentina, a U$S10,45 cada una. Acciones que hace un año costaban U$S42,53.
La reacción de los mercados no se hizo esperar y fue sumamente positiva. Hoy la acción subió un 9% en la bolsa porteña, y ayer había hecho otro tanto luego de conocerse la noticia, disparándose un un 8%. En Wall Street llegaron a estar hasta casi un 20% arriba.
“Una buena noticia”
La presidenta defendió hoy ante empresarios norteamericanos y argentinos el ingreso de Slim a YPF. “Es una buena noticia”, dijo. Ayer mediante un comunicado, Galuccio había señalado que se trataba de “una clara señal al mercado financiero internacional”. “Es una gran muestra de confianza en la Argentina y en el nuevo proyecto de la compañía”, se entusiasmó el CEO de la petrolera.
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