A casi un año de la estatización de YPF el panorama sigue siendo desalentador. Igual, hay nuevos jugadores como López y Eurnekian.
A casi un año de la estatización de YPF, sigue siendo desalentador el panorama para las estaciones de servicio en la Argentina. El congelamiento de precios, el sistema de cupos de abastecimiento y los crecientes costos operativos empujan a la baja en la cantidad de bocas en todo el país. Pero pese al declive aparecen nuevos interesados privados en competir en el negocio.
Actualmente funcionan en el país 4.253 expendedoras de combustible, 147 menos que en 2011 y un 35% por debajo de las 6.500 que funcionaban en 2003. Los números responden a lo relevado por la Asociación de Estaciones de Servicio (AES), la histórica entidad del sector, en base a las cifras oficiales de la Secretaría de Energía. La tendencia se ve en todo el país. Entre el territorio bonaerense, la ciudad de Buenos Aires y las provincias de Santa Fe y Córdoba concentran casi el 66% de las bocas. Y en lugares como Tierra del Fuego sólo se pueden encontrar siete estaciones.
“La crisis de las estaciones de servicio no es actual, ya lleva ocho o nueve años. Tiene que ver con que falla la rentabilidad del negocio, que consideramos en base a precio y volumen”, explica Luis María Navas, vocero de AES.
El volumen, según el especialista, ha sido “retaceado” a partir de la resolución oficial 25/2006 que estableció cupos para el abastecimiento de combustibles (sólo pueden recibir el mismo volumen que vendieron igual mes del año anterior, más un porcentaje atado al PBI). Curiosamente, el volumen de combustibles líquidos vendidos crece mes a mes. Pero el precio al consumidor, señalan en las cámaras del sector, se ha actualizado estos años por debajo de la inflación y están rezagadas respecto a las tarifas que existen en otros países de la región.
Desde el comienzo de la crisis, estiman en la Asociación de Estaciones Independientes (AEI), se han perdido alrededor de 50.000 puestos de trabajo directos. “Hay muchas estaciones de YPF y Shell, y nadie puede competir con su propio proveedor, las refinadoras. Es algo que debe resolver el Gobierno”, reclama Manuel García, presidente de la entidad.
Para García, las estaciones de servicio deberían lograr una rentabilidad del 15% respecto del precio de venta final al público (YPF reporta un margen del 8%). En esa misma línea, Navas explica que “una estación de servicio precisa vender 250.000 litros de combustibles para pagar los gastos; ahí está el punto de equilibrio”.
“En 2012 no se revirtió la tendencia de desaparición de las estaciones de servicio; pero se desaceleró. El año más crítico fue 2011”, matiza Horacio Lazarte, analista sectorial de la consultora Abeceb. “Otro problema es la relación dispar en cuanto a la rentabilidad del sector en relación al sector inmobiliario, después del boom del valor de la tierra y los terrenos en zonas urbanas”.
Otro factor acuciante para las estaciones de servicio tiene que ver con el crecimiento del parque automotor, con cifras de patentamiento récord año a año. De acuerdo con estimaciones de Abeceb, la cantidad de autos en circulación pasó de 7,2 millones 2004 a más de 11 millones el año pasado. Ese incremento genera una suerte de cuello de botella para los estacioneros, resalta Lazarte, en tanto crece la demanda al mismo tiempo que siguen vigentes cupos de abastecimiento y estancadas las contrataciones de nuevo personal.
En ese sentido, a los estacioneros les preocupa el resultado de las próximas paritarias del sector. Los salarios representan entre 60% y 70% de los costos totales de una estación de servicio, muy por encima de los gastos en servicios públicos (impuestos, ingresos brutos, etc.), mantenimiento, management, entre otros. De acuerdo con Abeceb, mientras que los precios de las naftas subieron cerca del 24% en 2011 y 2012, los salarios en el sector se incrementaron 32% y 28,5%, respectivamente. “El expendedor es el último eslabón de la cadena y el convidado de piedra, porque no puede modificar nada”, dice Navas.
Nuevos jugadores
El mercado petrolero local se ha movido al compás de nuevos jugadores. A 10 meses de la salida de Repsol, YPF cambió el foco de sus políticas comerciales. Si bien la empresa ahora en manos del Estado conserva el primer lugar con prácticamente la misma cantidad de estaciones de servicio ha decidido priorizar la distribución y venta de naftas súper, de consumo más masivo, por encima de las premium como venía haciendo la gerencia española.
“A partir de 2010 el tema precios empezó a actualizarse con los valores de la nafta y el gasoil, pero no se sacaron los cupos”, explica Lazarte, de la consultora. García marca la postura de la AIE: “No estamos en desacuerdo con la nacionalización de YPF, sino que se pare con la sangría del negocio”.
Pese a las estadísticas en declive del negocio aparecieron empresas privadas interesadas en incrementar su partición en el mercado de los combustibles. La firma Oil, perteneciente al empresario Cristóbal López, avanza con la adquisición del 51% de las acciones de Petrobras Argentina, la filial local de la petrolera brasileña.
Además de concesiones para la explotación de petróleo y gas, más una refinería y participaciones en otras empresas, los activos incluyen la incorporación de 315 de estaciones de servicio. Sumadas a las que posee actualmente, Oil pasaría contar con casi el 17% del market share. López es conocido también por su participación en el negocio de los juegos, con Casino Club, y por su incursión en los medios de comunicación, con la compra de compra de C5N y Radio 10, entre otros.
Otro que ingresa de lleno al mercado es Eduardo Eurnekian (propietario de Aeropuertos Argentina 2000), que recientemente adquirió al fondo Southern Cross el 81% de las acciones la ex Compañía General de Combustibles. La operación se concreta poco después de que se conociera en setiembre último el acuerdo de Esso para pasar a manos de Axion Energy, del Grupo Bridas.
Los Andes