La salud de los ecosistemas y de las comunidades en 31 estados de los EE.UU. se halla amenazada por el fracking o fractura hidráulica. Los ocultos impactos del fracking están apareciendo con creciente incidencia en la contaminación hídrica, los temblores de tierra y la destrucción en gran escala de los ecosistemas.
La pequeña ciudad de Dimock, en Pennsylvania se ha convertido en un símbolo estadounidense. Se halla situada sobre el deposito de esquisto llamado Marcellus y se considera el “kilómetro cero” en la batalla sobre la seguridad del fracking. En el año 2008 la compañía Cabot Oil and Gas solicitó a los residentes que firmaran una autorización para permitir que la empresa realizase perforaciones en su territorio. Los costos de las perforaciones fueron mayores de los previstos y muy pronto el agua potable se vio contaminada y los habitantes alarmados cuando vieron que el agua de sus grifos se prendía fuego. En enero de 2009 el agua corriente de un domicilio explotó debido al alto contenido de metano que se había escapado e introducido en el acuífero y luego en la suya. Muchos de los vecinos de la ciudad habían sufrido problemas de salud debido a los altos niveles de metano y de otros metales en el agua. Un habitante de Dimock que no puede tomar agua de su grifo desde hace tres años se lamentaba: “Nunca imaginé que no podríamos tomar nuestra propia agua”.
Al principio la empresa Cabot Oil and Gas proveía diariamente agua embotellada a 11 familias, eso fue hasta noviembre de 2011 cuando los suministros desaparecieron de repente. Los residentes habían quedado librados solos a la búsqueda de otras alternativas de provisión de agua. En 2012, en enero, 20 expertos en salud urgieron a la Oficina de Protección Ambiental a que investigara la contaminación hídrica y proporcionara acceso al agua potable a los residentes de Dimock. La Oficina de Protección Ambiental intervino y proveyó agua a varias familias mientras realizaba investigaciones en los pozos del área. Los datos recogidos pusieron de manifiesto la presencia en el agua de altos niveles de arsénico y de otros elementos químicos.
Existe actualmente una moratoria en la excavación de pozos en la zona de Dimock, pero la ciudad continúa soportando el legado de su destrucción ambiental. Dimock se ha convertido en una de las muchas ciudades que en los EE.UU. están sufriendo el rápido aumento del fracking. Esta nueva tecnología se ha vendido como una forma de producir energía “verde” y “limpia”. Ha llegado el momento de prohibir el fracking en todo el mundo alertando a la gente sobre sus terribles consecuencias y por el hecho de que tanto en el corto como en el largo plazo su costo es demasiado alto.
Fuente: http://www.gaiafoundation.org/fracking-in-dimock-usa-toxic-water-turns-to-fire
Traducido para Rebelión por Susana Merino
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