La reforma energética de México, aprobada en diciembre, ha dejado a la vista los intereses y las preocupaciones de distintos grupos involucrados en el sector energético. Los cambios a la Constitución son los más arriesgados en los últimos 75 años y permiten que el Gobierno mexicano celebre contratos de servicios, utilidad y producción compartida, así como licencias con la iniciativa privada. La reforma, en una primera etapa, demuestra que habrá apertura no solo en la exploración y explotación de hidrocarburos, sino que también abrirá diversas puertas para la inversión en las compañías estatales Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Además de curiosidad, la apertura del sector energético ha despertado suspicacia entre los trabajadores de Pemex. El temor de despidos masivos a causa de la reestructuración de la petrolera –a la que está obligada por ley la compañía—ha llegado a las páginas de la prensa mexicana. Este martes, el diario Reforma ha publicado un acuerdo laboral entre el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) y Pemex para revisar la plantilla, reacomodarla o jubilarla, según sea el caso. El acuerdo habría sido firmado por ambas partes el 29 de julio de 2013, dos semanas antes de que el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, llevara su iniciativa de reforma al Congreso mexicano.
El sindicato petrolero se ha negado a confirmar la existencia de este acuerdo. Durante la discusión y aprobación de la reforma petrolera, el líder sindical y senador del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Carlos Romero Deschamps, nunca se pronunció a favor o en contra de los cambios legislativos, a pesar de que la organización sindical ha perdido con la reforma los cinco lugares que ostentaba en el Consejo de Administración de la empresa. Pemex, por su parte, ha rechazado en varias ocasiones en las últimas semanas las versiones de que en los próximos meses habrá una reducción en su plantilla. “No existe ningún documento oficial de Pemex que se refiera a recortes de personal”, publicó la compañía en su cuenta oficial de Twitter. Un portavoz de la petrolera ha asegurado que el acuerdo existe, pero que no plantea ningún despido de trabajadores.
La reforma energética también ha captado el interés de posibles inversores. Uno que ha llamado notablemente la atención ha sido el expresidente Vicente Fox (2000-2006), que anunció el domingo su deseo de abrir un fondo petrolero de 500 millones de dólares para apoyar a las empresas interesadas en invertir en el sector energético. Fox ganó la presidencia en el año 2000 con el apoyo del conservador Partido Acción Nacional (PAN) y con su Gobierno terminaron 70 años de presidentes del PRI en México. Al concluir su mandato se dedicó a negocios particulares y desde hace un par de años promueve la legalización de la marihuana en México, un área donde también se ha mostrado interesado para emprender negocios.
“Ya estoy en giras, giras muy concretas a los círculos financieros de Estados Unidos, Canadá, voy a ir a Medio Oriente (Oriente Próximo) a Abu Dhabi y a aquella parte a promover la inversión y lo atractivo de esta reforma. Hay un gran interés afuera, la industria va a crecer”, ha expresado Fox sobre su interés en la industria petrolera. Los negocios de Fox no están directamente relacionados con la industria energética, lo más cercano a ello son las participaciones que poseen sus hijastros en la compañía Oceanografía, una empresa contratista que trabaja para Pemex y que se ha visto envuelta en diversas polémicas por el conflicto de interés que suponía el cargo de Fox.
La noticia sobre la apertura del sector energético ha despertado también interés fuera del país. Este martes, el embajador de México en China, Julián Ventura, reconoció que las petroleras chinas se han acercado a él para conocer las oportunidades que podrían tener con la aprobación de la reforma energética. Igualmente, Estados Unidos dio en diciembre un espaldarazo a México tras la aprobación de los cambios constitucionales con la confirmación del Acuerdo Transfronterizo de Hidrocarburos, que se esperaba desde 2012 y que establece las bases para que ambos países exploren y exploten petróleo en los yacimientos fronterizos del Golfo de México.
La batalla por Pemex la sigue dando el dos veces candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, quien el lunes reapareció en una asamblea pública de su Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) luego de que en diciembre sufriera un infarto. En la reunión, anunció que acudirá a instancias internacionales para denunciar a Peña Nieto por traicionar a la patria con la aprobación de la reforma energética. El opositor aseguró que las reformas traerán “más crisis y decadencia” a México.
Aunque la reforma energética ya fue aprobada por las dos cámaras del Congreso y promulgada por el presidente Peña Nieto en diciembre, los cambios en la industria petrolera no podrán ejecutarse hasta que los legisladores redacten las leyes secundarias. En México, las leyes cuentan con una legislación reglamentaria que describe con mayor detalle la operación de cada uno de los artículos de la Constitución. A partir de febrero, cuando comience el periodo legislativos, los diputados y senadores mexicanos discutirán el contenido de las leyes secundarias, que está casi completamente acordado desde hace varios meses entre el PRI y el PAN.