Por Edgar Isch L.
En general, el desarrollo de nuevas tecnologías, unas esperanzadoras y otras con incrementados efectos contaminantes como la extracción de petróleo a partir de arenas bituminosas, ha sido un factor para la mayor expoliación de la naturaleza y mayor explotación a los trabajadores y pueblos enteros.
La geopolítica de la energía tiene y anuncia cambios importantes que tienen manifestaciones importantes en América Latina. En general, el desarrollo de nuevas tecnologías, unas esperanzadoras y otras con incrementados efectos contaminantes como la extracción de petróleo a partir de arenas bituminosas, ha sido un factor para la mayor expoliación de la naturaleza y mayor explotación a los trabajadores y pueblos enteros. El cambio climático es parte de la crisis ambiental generada por un capitalismo que prioriza las tecnologías para la extracción y no da importancia a las tecnologías y decisiones para la protección de la naturaleza.
El anhelo del gobierno norteamericano de convertirse en un gran exportador petrolero, ciertas importantes reservas de crudo y gas cuya explotación no se desarrolla, y los cambios en cuanto a quienes son los mayores consumidores de energía en todas sus formas, con el creciente rol de China y del bloque de los BRICS (Brasil, Rusia, India, la misma China y Sudáfrica), son factores nuevos que no alteran sustancialmente la contradicción entre recursos que se agotan mientras crecen las demandas para una producción de mercancías vinculada al afán de lucro y no a las necesidades reales de la población, como sucede con la obsolescencia programada mediante la cual, de manera intencional, los empresarios reducen el tiempo de vida útil de los productos para vender nuevos, o la moda impuesta o los mínimos cambios para promover una nueva versión de un mismo producto.
Todo esto requiere de fuentes energéticas mayores y de allí que en todo lado, con una justificación u otra, se expande la explotación de gas y petróleo, la construcción de megaobras hidroenergéticas y se incremente incluso el uso de fuentes alternativas. En particular, la búsqueda de energía originada en los hidrocarburos (gas y petróleo), continúa como el principal sustento del modelo energético global a pesar de sus graves efectos ambientales y sociales. “En Latino América las reservas probadas de petróleo llegan a 20 por ciento de los casi 1,7 billones de barriles que permanecen bajo tierra en todo el planeta”[1], y son anhelados bajo la perspectiva extractivista que caracteriza la economía de los distintos países, a pesar de las diferencias discursivas de los gobernantes de turno.
La fiebre de hidroeléctricas
Estos antecedentes son importantes para comprender la fiebre de hidroeléctricas en la región. En todos nuestros países se las presenta como energía limpia, cambio en la matriz energética e incluso productiva que supuestamente será la salida del “subdesarrollo”, pero poco se habla de su rol en el escenario regional y global. Este es un primer aspecto del análisis que debe enfrentarse.
Es importante profundizar no solo en los aspectos positivos que se suelen señalar sobre las grandes presas, sino también en lo que significan como alteración de ecosistemas terrestres y fluviales y formas comunitarias de vida. Se podría considerar obligatorio recuperar las conclusiones de la Comisión Mundial de Represas de Naciones Unidas que en su informe del año 2000 señala que el costo de los beneficios de las grandes represas ha sido muy alto y en ocasiones inaceptable, a más de su ineficiencia generalizada, por lo que al menos se debería contar con la aceptación demostrada de la población sobre estas decisiones claves[2]. Las críticas y los ejemplos que ese informe son múltiples y desmitifican las grandes presas. Además, las megaobras se presentan como única opción, cuando en cada caso se debiese discutir sobre generación y distribución local de energía no centralizada, la micro producción hidroeléctrica sin alterar zonas de vida y, por supuesto, la energía solar y otras opciones.
Centrémonos ahora en un hecho: en América Latina se promueve un alto número de proyectos hidroeléctricos y podemos decir que todos los gobiernos anuncian exportar energía en el futuro cercano. Parece que todos los vecinos vamos a comprar energía unos a otros.
El gobierno de Ecuador, proyecta que: “Tendremos tanta energía que llegará un momento que se acumulará, de tal manera podremos empezar a exportar servicios eléctricos y no solo bienes primarios a países que lo necesitan”[3]. Pero Colombia tiene energía para exportar, ya lo hace de manera importante hacia Venezuela y tiene varios proyectos para incrementar su producción[4]. Igualmente, Perú proyecta exportar electricidad a Brasil gracias a la construcción de 20 hidroeléctricas[5], aunque hay problemas de financiamiento y de aceptación en el Congreso Peruano[6]. Hay quienes han planteado también exportar energía, esta vez generación térmica, a Chile.
Bolivia también se proyecta como exportador de electricidad a sus vecinos a partir de 2015[7].
Pero si bien todos piensan exportar electricidad a Brasil y esto mantiene como principal exportador a Paraguay gracias a la presa binacional de Itaipú, Brasil tiene grandes proyectos en agenda, incluyendo centrales hidroeléctricas binacionales, como es el caso del proyecto del Madeira internacional con Bolivia y de las hidroeléctricas de Garabí y Panambí con Argentina, buscando un gran aumento de su capacidad energética.[8]
Chile, al contrario de lo deseado desde Perú y Bolivia, no se mira como país comprador de electricidad, sino de exportador teniendo como su cliente principal a Argentina. Para ello, la producción de energía eléctrica en el Norte Grande chileno crecería con la próxima puesta en marcha de dos nuevas centrales térmicas, que generarán 300 MW adicionales[9]. Por su parte, Argentina trabaja en la construcción de centrales hidroeléctricas en Santa Cruz y las mencionadas binacionales con Brasil.
Esto dejaría con excedentes importantes a Uruguay, que por hoy exporta a Argentina y que incrementó sus ventas ante la crisis energética que viven ciudades como Buenos Aires desde diciembre de 2013[10].
Si bien este último caso demuestra la importancia de la interconexión para superar dificultades momentáneas y estacionales, los datos confirman que casi todos los gobiernos anuncian sustanciales incrementos en la generación de electricidad y que exportarán a sus vecinos. Pero ello es imposible con exceso de producción en cada país.
Dos hipótesis igualmente válidas
Si los distintos países de América del Sur van a tener en pocos años un superávit de energía eléctrica, la pregunta clave está en cuál será el destino de esa energía. Tema fundamental que supera el considerar la cantidad de energía e incluso su fuente de origen, pues resulta poco conveniente desde la perspectiva ecológica y el objetivo de emancipación popular, el producir energía limpia para propósito de mantener el sistema de explotación y de acumulación de capitales en pocas manos.
Las hipótesis factibles que se presentan son dos: la energía será para los grandes proyectos extractivistas o, la energía será para exportarla a las potencias del Norte. Las dos son válidas y no excluyentes entre sí. Además, el extractivismo en última instancia también beneficia a las potencias del Norte, sus corporaciones transnacionales y, por otro lado, la energía exportable a partir de grandes represas puede considerarse como otra forma de extractivismo.
En la hipótesis ligada directamente a la explotación de grandes volúmenes de recursos naturales (una de las características del extractivismo), hay que recordar que las mineras a gran escala no se realizarán sin grandes volúmenes de agua y un importante consumo de electricidad. De manera que, realmente se debe generar más electricidad para esas empresas, lo que implica que las hidroeléctricas no necesariamente están vinculadas a un cambio en la matriz productiva sino que pueden sustentar el extractivismo y el viejo modelo de acumulación igual como lo han hecho los hidrocarburos.
En el segundo caso, se entiende con facilidad la entrega de energía a Brasil, potencia regional emergente, mientras no cubra sus propias necesidades energéticas, tal como lo tiene planteado. Lo que parecía muy lejano es el poder enviar esa energía a Estados Unidos y Canadá, pero la barrera que suponía la región del Darién en Panamá, a pesar de las dificultades geográficas será superada en poco tiempo.
La Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) evidencia que: “En la actualidad, se pueden distinguir 4 subregiones eléctricamente interconectadas en América Latina y el Caribe: la primera, formada por México interconectado con América Central a través de Guatemala y Belice y la interconexión interna de América Central; una segunda subregión, la constituyen los países del área Andina, Colombia, Venezuela, Ecuador y Perú; la tercera subregión está definida por la interconexión entre Argentina y Chile; y la cuarta por los países del Merco Sur: Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. A estas 4 subregiones interconectadas, hay que agregar interconexión existente entre Venezuela y Brasil.”[11]
Con esta realidad y los nuevos planes de interconexión, desde Estados Unidos ya se preparan a aprovechar la electricidad que generen los países latinoamericanos. Para ello, ya está proyectada la interconexión entre Colombia y Panamá, que integrará a Centro y Sur América, con una línea que contará con un tramo terrestre y otro marítimo con una inversión de unos 450 millones de dólares USA[12]. Los gobiernos de los respectivos países firmaron ya un acuerdo al respecto[13], aunque por lo pronto Panamá lo pospondría por razones económicas[14], dejando abierta la posibilidad de buscar un nuevo socio para cubrir la inversión necesaria[15].
El volumen de energía a la que el imperialismo norteamericano pretende acceder, puede tener magnitudes enormes. En un reciente estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)[16], se establece que el potencial de energía renovable de América Latina y el Caribe para 2030 es suficiente para cubrir más de 22 veces la demanda eléctrica proyectada hacia ese año. En otras palabras, los recursos solares, geotérmicos, mareomotrices, eólicos, y la biomasa disponibles en esta región podrían producir hasta 80 petavatios/hora de electricidad, cuando hoy la región consume apenas 1,3 petavatios/hora de electricidad. Y para el 2030 requeriría entre 2,5 a 3,3 petavatios/hora.
La enorme potencialidad, sin contar con otras fuentes de generación ya presentes en la región, es vista como una importante posibilidad de exportación.
Los planes del gobierno norteamericano
Con lo señalado anteriormente, la sorpresa es menor al conocer que el pasado 11 de abril, Carlos Pascual, jefe de Energía del Departamento de Estado norteamericano, presentó a la Cámara de Representantes de Estados Unidos un documento[17] donde detalla el proyecto denominado “Connecting the Americas”, en el que las empresas de su país, “desde la frontera con México, hasta la Tierra del Fuego“, pueden establecer un sistema eléctrico, que representa un negocio de 1,4 billones (millones de millones) de dólares.
En palabras de Carlos Pascual:
“Fundamentalmente, el panorama de la energía en el hemisferio occidental es profundamente complejo e interconectado, con oportunidades espectaculares de empleos en Estados Unidos, intereses comerciales, desarrollo económico y la seguridad energética ligada a perspectivas políticas en Canadá, México, Venezuela, el Caribe y más allá… Todas estas actividades son críticas para lograr nuestra propia seguridad energética, así como para un mayor desarrollo económico, acceso a la energía y estabilidad para un futuro más fuerte, más seguro y más próspero para las Américas”.[18]
Las consideraciones geopolíticas del documento son múltiples, incluyendo su preocupación por la trascendencia solidaria de Petrocaribe y la “dependencia” en Venezuela de varios países (nunca ven mal la dependencia real ante Estados Unidos), o el crecimiento de influencia de Brasil y el peso de Argentina como posible tercer poseedor de reservas de shale gas (también conocido como gas de esquisto o gas pizarra, por encontrarse a grandes profundidades en formaciones de este tipo de rocas). Todos estos son elementos a considerarse para el dominio imperialista en su “patio trasero”.
Un documento que puede considerarse complementario, es la presentación realizada por el mismo Carlos Pascual en el Woodrow Wilson Center en mayo de 2012[19]. Allí plantea como objetivos de la política norteamericana: dirigir la geopolítica de la energía (incluyendo “mercados dinámicos” y “fronteras energéticas”); estimular mercados para la transformación energética (privatización, como la que acaba de ocurrir en México); y transparencia, gobernanza y acceso a la energía (a partir de servicios privados, se entiende). No duda en presentar las interconexiones que unirían a toda América Latina con Estados Unidos y Canadá, las cuales deberían estar operables para 2020, año proyectado del Conecting the Americas.
¿Vamos a producir más energía eléctrica para garantizar la “seguridad energética” de Estados Unidos? Esa es una pregunta que no se plantean los gobiernos extractivistas de la región. Insisten en que se exportará electricidad, pero no se dice para quién y con qué fines. Sin embargo, el extractivismo nos ubica geopolíticamente como proveedores de materias primas y recursos demandados por las potencias capitalistas. Esa es la pista fundamental para encontrar la respuesta correcta.
Censat Agua Viva
Notas:
[1] Marinkovic U., Vesna, 2013. ¿Estrategias geoenergéticas en América Latina? Conozca algunas tendencias.” En: Energía Bolívia Nero. 3, Año 1, junio de 2013, Santa Cruz, Bolivia.
[2] Comisión Mundial de Represas (CMR), Informe 2000. Se lo puede obtener en: www.dams.org. También se puede consultar la página de la Red Latinoamericana contra las Represas y por los Ríos, sus Comunidades y el Agua (REDLAR) en www.redlar.net
[3] Juan Leonardo Espinoza, gerente de la Unidad de Negocios de la CELEC, citado en: Ecuador busca exportar energía limpia, por Lissette Condo para Infosurhoy.com – 12/12/2012. http://infosurhoy.com/es/articles/saii/features/main/2012/12/12/feature-02
[4] Ver por ejemplo: “Colombia tiene la energía para exportar” en: www.dinero.com/empresas/articulo/colombia-tiene-energia-para-exportar/169516; y, Minminas confirma que Colombia comenzó a exportar energía a Venezuela, en: http://www.caracol.com.co/noticias/economia/minminas-confirma-que-colombia-comenzo-a-exportar-energia-a-venezuela/20110405/nota/1450514.aspx
[5] Perú construirá 20 hidroeléctricas para exportar energía a Brasil, 14 de junio de 2011 en: http://www.aininoticias.org/2011/06/peru-construira-20-hidroelectricas-para-exportar-energia-a-brasil/
[6] Acuerdo energético con Brasil no pasa a Congreso. Diario La Primera | 09 de setiembre del 2010
http://www.diariolaprimeraperu.com/online/economia/acuerdo-energetico-con-brasil-no-pasa-a-congreso_69808.html
[7] Bolivia podría exportar electricidad desde el 2015. 23 de Mayo de 2012. http://www.fmbolivia.com.bo/noticia87543-bolivia-podria-exportar-electricidad-desde-el-2015.html
[8] Los desafios de la integración del sector eléctrico en América Latina. http://www.energiabolivia.com/index.php?option=com_content&view=article&id=499&Itemid=103
[9] Chile confirma que planea exportar energía eléctrica a la Argentina. La Nacion, Buenos Aires, Abril 2011. http://www.lanacion.com.ar/1367314-chile-confirma-que-planea-exportar-energia-electrica-a-la-argentina
[10] Reuters, Montevideo, 30 diciembre de 2013. Uruguay aumenta exportación de electricidad a Argentina.
[11] OLADE, 2012. Panorama general del Sector Eléctrico en América Latina. Quito.
[12] Íbid.
[13] Proyecto Mesoamérica de Integración y Desarrollo, Interconexión eléctrica Panamá-Colombia. http://www.proyectomesoamerica.org/joomla/index.php?option=com_content&view=article&id=173&Itemid=102
[14] EFE, 2013. Descartan proyecto de interconexión eléctrica Colombia-Panamá. 14 de marzo de 2013. http://www.elespectador.com/noticias/economia/articulo-410353-descartan-proyecto-de-interconexion-electrica-colombia-panama
[15] El Universal, 2013. Socio de ISA salvaría interconexión con Panamá. http://www.eluniversal.com.co/cartagena/economica/socio-de-isa-salvaria-interconexion-con-panama-112597
[16] BID, 2013. Rethinking Our Energy Future. A White Paper on Renewable Energy for the 3GFLAC Regional Forum.
[17] Written Testimony of Special Envoy and Coordinator for International Energy Affairs Carlos Pascual U.S. Department of State Before the House Committee on Foreign Affairs Subcommittee on the Western Hemisphere United States House of Representatives Energy and the Western Hemisphere. April 11, 2013.
[18] Íbid.
[19] Pascual, Carlos, 2012. Energy in the Américas. Woodrow Wilson Center, may 11, 2012.