Monterrey— La Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) presentó un estudio que relaciona el incremento de la actividad sísmica con la controversial técnica extractiva del “fracking”, en el estado de Nuevo León.
El análisis efectuado por la Facultad de Ingeniería Civil acerca de la sismicidad del estado, determinó que la profundidad del foco de los movimientos telúricos coincide con la profundidad de los pozos perforados en la Cuenca de Burgos.
El “fracking” es el método de extracción de gas a altas profundidades, que se basa en la fractura de rocas para permitir la salida del hidrocarburo, un sistema que ha sido criticado a nivel internacional porque no solo representa un riesgo por su capacidad de provocar temblores, además amenaza los mantos acuíferos por el empleo de inyección a presión de agua tratada con químicos.
Juan Manuel Rodríguez Martínez, jefe del Departamento de Geohidrología y Geofísica de la Facultad de Ingeniería Civil señaló que la preiodicidad con que se presentan los sismos responde a una actividad humana.
La Cuenca de Burgos que comprende el noroeste de Nuevo León, está considerada como la reserva de gas natural más grande de México que no se asocia de manera directa al petróleo y cuya explotación se verá incrementada mediante los nuevos contratos que plantea la Reforma Energética.
Las empresas contratistas de Petróleos Mexicanos (Pemex) en la región son Repsol, Tecpetrol, Petrobras y Lewis Energy, quienes disponen de 7 mil pozos perforados, que se incrementarán, según las panificaciones de Pemex, hasta 17 mil para el año 2022, con profundidades mayores a los 4.5 kilómetros.
Las estadísticas del Servicio Sismológico Nacional (SSN) muestran un aumento en la intensidad como en la frecuencia de sismos en Nuevo León, entidad que registró sólo este año 31 movimientos telúricos de entre 3.1 y 4.3 grados en la escala de Richter.