Martín Rodríguez | Para El Inversor Online |
Mucho se habla del potencial de la Argentina en materia de combustibles no convencionales y energías renovables como el viento, el sol y los océanos, entre otros. Sin embargo, hasta ahora son pocos los proyectos reales que se concretaron en esas áreas. Para remediar ese desfasaje, YPF Tecnología (Y-TEC), la empresa de investigación y desarrollo estatal creada entre la petrolera controlada por el Estado y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en 2012, anunció ayer la exitosa colocación de dos boyas meteoceánicas que permitirán estudiar el potencial del Mar Austral Argentino como nuevo recurso renovable para la generación de energía eléctrica
Gustavo Bianchi, director de Y-TEC, anunció: “Es para nosotros un hito. Dejamos de hablar de energía mareomotriz y comenzamos a trabajar en ella”. Lo hizo durante la presentación del registro audiovisual de la instalación en alta mar de las boyas Axys y Wavescan, junto al ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao; el presidente y CEO de YPF, Miguel Galuccio y los científicos que participaron de la misión, Gustavo Seisdedos y Norma de Cristofaro.
El estudio del recurso energético marino que lidera Y-TEC, tiene como objetivo obtener datos que permitirán inferir el potencial energético de las corrientes marinas. Las boyas fondeadas contienen instrumentos para medir corrientes, olas y parámetros meteorológicos.
Miguel Galuccio felicitó al equipo de trabajo de Y-TEC: “Llevar la idea que discutimos hace tan solo un año atrás al trabajo de campo es impresionante. Nos va a permitir resolver si este proyecto se puede llevar a mayor escala”
“La apuesta que hicimos con Y-TEC no es convencional para una empresa petrolera que generalmente pone su inversión en la exploración, pero poco en innovación y desarrollo. Y-TEC tiene dos focos centrales: la innovación en no convencionales (petróleo y gas) y el desarrollo de energías alternativas como la del mar, articulando un pensamiento más amplio de la energía convencional. Estamos dando un paso muy importante”, explicó Galuccio.
Hay tres tipos de energía mareomotriz: una debido a las olas; otra, a la subida y bajada de mareas y la tercera, a la corriente. En Punta Loyola se colocó la boya Axys, de origen canadiense, que trabaja en grandes profundidades, mide la presión atmosférica, la dirección y la velocidad del viento y el perfil de las olas: la humedad relativa y temperatura. Asimismo, aprovechará el incremento de mareas sin necesidad de hacer estuario, ya que está sobre el mismo Río Gallegos.
En cambio, en el Estrecho de Magallanes-que dispone de las corrientes continuas del Océano Pacífico y del Atlántico-se fondeo la boya Wavescan, de procedencia noruega que trabaja entre los 600 y 1000 metros con un “lander” que permite desplazar el instrumental. La misma brinda información sobre corrientes marítimas, dirección y velocidad del viento, presión, temperatura y humedad.
El proyecto multidisciplinario que lidera Y-TEC cuenta con la colaboración de la Universidad Tecnológica Nacional Facultad Regional Santa Cruz, YPF, institutos regionales pertenecientes al CONICET (CENPAT y CADIC), YCRT, Y-SUR, IEA SRL, Prefectura Naval Argentina y la Armada Argentina.
Diversificar la matriz energética es una gran apuesta para lograr el autoabastecimiento energético, tan anhelado, de una manera sustentable y ecológicamente responsable. En este sentido, el ministro Barañao instó a poner en perspectiva el anuncio: “Van a existir 2000 millones de personas más de acá al 2050. Se debe duplicar la generación de energía, así como incrementar un 70 por ciento la producción de alimentos. Ninguna de las fuentes de energía convencionales satisface ese incremento. La única alternativa es hacer un uso eficiente de todas las energías disponibles; combustibles fósil y fuentes de energía renovable”, sostuvo.
El país posee en Bahía Grande un gran nivel de mareas, el cual puede compararse con los mejores en el mundo; esto impone una condición de peso para el estudio del potencial energético de los desplazamientos de agua en dicha zona.
El proyecto que posee una duración de tres años, tiene como elemento distintivo la formación de jóvenes profesionales, investigadores y tecnólogos en campos tales como las operaciones marítimas, la generación de energía eléctrica mediante fuentes renovables, el estudio de materiales, corrosión y bio-corrosión, la utilización del hidrógeno y estudios ambientales.
“Ocurrió y en un tiempo bastante rápido, el famoso triángulo de Sábato. Las relaciones entre Estado, Academia y sector productivo, requieren de políticas deliberadas que es la función del Estado y una acción que ha sido pensada exige una acción directa”, sostuvo Barañao.
En la misma sintonía se encuentra la iniciativa Pampa Azul que promueve las innovaciones tecnológicas aplicables a la explotación sustentable de los recursos naturales y al desarrollo de las industrias vinculadas al mar, fortaleciendo la conciencia marítima de la sociedad argentina y respaldando con información y presencia científica la soberanía de nuestro país en el área del Atlántico Sur.