Bogotá 07-09-2016 (REDIM).- La mega minería no resuelve los problemas económicos de nuestros países, al contrario tiene efectos nocivos para las personas, las comunidades y la naturaleza. Esta es una de las conclusiones a las que llegaron los participantes en el III Encuentro de la Red Iglesias y Minería, realizado del 2 al 4 de setiembre en la capital colombiana y que reunió a 50 líderes religiosos de diversos países del mundo.
“Nos preocupa la creciente criminalización y los asesinatos de quienes ejercen la defensa de los territorios, como es el caso de nuestra hermana Berta Cáceres, por quien exigimos Justicia y a través de ella pedimos por un mundo más justo para las mujeres, actores protagónicos en defensa de la vida y primeras víctimas del extractivismo”, afirma la Red en su pronunciamiento hecho público al finalizar el evento.
Por otro lado, afirman “Somos conscientes que defender la Creación, en un sistema depredador cuyo fin máximo es el lucro y el dinero, es una acción que implica riesgo y peligro de muerte, pero nos anima el evangelio de Jesús, la encíclica “Laudato Si” y el espíritu de lucha de muchas comunidades afectadas por la minería y otras actividades extractivas”.
En su comunicado, exhortan a las autoridades elegidas por la voluntad popular a apoyar las iniciativas en defensa de la vida”. Y hacen un llamado a las Iglesias “a asumir un compromiso activo en defensa dela Casa Común por ser este un elemento constitutivo del ser cristiano. Alertamos a las organizaciones de la sociedad civil y a nuestra jerarquía eclesial sobre los mecanismos de cooptación que llevan a cabo las empresas y algunos gobiernos. Nos esperanzamos en la actitud de muchos Obispos, sacerdotes, pastores y laicos que escuchan los clamores de las víctimas en sus territorios y celebramos su compromiso con la vida”.
Frente al proceso de Paz que vive Colombia, los miembros de la Red Iglesias y Minería saludan los esfuerzos por alcanzar la paz y poner fin definitivamente al largo período de guerra interna que sufrieron. “La paz es el camino para seguir construyendo una Colombia más justa, equitativa y en armonía con la madre naturaleza”.
Finalizan su comunicación indicando que desde su espíritu ecuménico reafirman su compromiso de “seguir apoyando a las pequeñas comunidades que son desplazadas y atropelladas en sus derechos más elementales. La experiencia –afirman-, nos demuestra que en ninguna parte del mundo la minería es una alternativa de desarrollo ni integral ni sostenible para nuestros pueblos”.