El matutino estadounidense publicó un duro artículo sobre la reacción del gobierno frente a la intromisión británica. Lo atribuyó a motivaciones políticas. La Presidenta Cristina Fernández está “luchando” para invertir su popularidad “en declive”.
El New York Times reflejó hoy la disputa entre la Argentina y Gran Bretaña por la plataforma petrolera británica que explorará el mar alrededor de las islas Malvinas en busca de petróleo y dijo que “mientras el gobierno argentino se indigna” por la intromisión del Reino Unido sobre su soberanía, no tiene plataformas “propias operando en la región”, porque “muchas compañías petroleras se resisten a trabajar en la Argentina en estos días”.
El matutino explicó que la Argentina “cuenta con un sistema de impuestos a la exportación que ha mantenido los precios bajos del petróleo nacional y que ha disuadido a algunas de las grandes empresas petroleras a invertir en exploración en alta mar”.
Además, la nota atribuyó la reacción argentina frente a la intromisión británica a “motivaciones políticas”, debido a que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner está “luchando” para invertir su popularidad, que está “en declive” desde el conflicto con el campo por las retenciones. También recordó las elecciones legislativas de junio, en las que “su marido, Néstor Kirchner, quien fue presidente antes que ella y dirige el Partido Justicialista, sufrió resultados decepcionantes”. En relación a la necesidad de reconstruir la baja imagen que tendría el Gobierno, el diario señaló que “la junta militar de la Argentina tenía el mismo objetivo en 1982, cuando el teniente general Leopoldo Galtieri provocó un sangriento enfrentamiento con Gran Bretaña”.
En materia de seguridad jurídica y de los problemas que tiene la Argentina para conseguir inversiones, el New York Times hizo un listado de hechos que propició el Gobierno que se suman al valor prefijado del barril de petróleo: “nacionalizó Aerolíneas Argentinas, se apoderó de miles de millones de dólares en fondos privados de pensiones y, ahora, está tratando de aprovechar más de 6.500 millones de dólares en reservas para pagar la deuda”.
La nota rescató el apoyo de los países de América latina a la Argentina y la crítica que le hizo a las Naciones Unidas el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, “por no forzar a los británicos a negociar”. El artículo reconoció que “los expertos del petróleo son escépticos” sobre que haya petróleo en el mar frente a Malvinas, aunque concluyó que si eso sucede “sería difícil tragar para los argentinos”. Al respecto, el diario señaló que “ver como las empresas británicas descubren yacimientos de petróleo considerable tan cerca de sus costas sería un golpe demoledor para un país que ya envidia por el gran descubrimiento de petróleo realizado en los últimos tres años en el vecino Brasil”. (DyN)
Río Negro
—
Las consecuencias de décadas de una política errática de la Argentina
Los habitantes de las islas Malvinas se ilusionan con tener una Arabia Saudita bajo el mar, mientras que en el país no hay certezas sobre yacimientos; la falta de planificación del Estado y el desinterés privado
Por Emilia Subiza y Diego Cabot.- La política energética que siguió la Argentina en las últimas dos décadas, más específicamente la vinculada con el petróleo, vuelve a ser cuestionada en un escenario donde subyace la posibilidad de que los británicos encuentren petróleo en las aguas cercanas a las islas Malvinas. La actividad exploratoria en la Argentina, sobre todo la offshore, que requiere aún más inversión, quedó relegada mientras que otros países de la región, con Brasil como caso paradigmático, no dejan de anunciar nuevos descubrimientos mar adentro.
¿Qué pasó? ¿Hay petróleo cerca de las costas de la Argentina o es una utopía pensar en yacimientos considerables mar adentro? Esas son algunas de las preguntas que se hacen a diario los petroleros. Y las respuestas aún no son unánimes. Primero, las causas. En voz baja los ejecutivos de las petroleras y a viva voz los consultores, todos coinciden en que la Argentina perdió mucho tiempo cuando el crudo no dejaba de batir récords en su cotización a mediados de la década pasada. Después el precio bajó y la rentabilidad de esos proyectos ya no fue la misma. La otra razón, coinciden, es una falta de política de Estado capaz de mantener los programas que, se sabe, llevan años de maduración.
Eso no es todo. Precios de referencia en el mercado interno que están lejos de los valores internacionales, falta de seguridad jurídica -un bien insustituible en proyectos largos- y también una posición cómoda de las petroleras que miraron para otro lado a la hora de atender la exploración en el mar. La consecuencia fue previsible. Hay pocos relevamientos y datos (exploración sísmica) elaborados con la última tecnología. Un ejecutivo de una petrolera lo ejemplificó de la siguiente manera: “Los grandes proyectos de exploración offshore los hizo la YPF estatal. Entonces se hacía sísmica 2D [bidimensional]. Ahora todo lo nuevo es 3D [tridimensional]. Pero estas exploraciones recién comenzaron. Y la diferencia entre uno y otro es como la que hay entre una radiografía y una tomografía computada”.
Así las cosas, el país no ha desarrollado su cuenca marítima. ¿Hay petróleo? Nadie lo sabe a ciencia cierta. Por ahora, hay alguna inquietud, casi un acto reflejo por lo que está sucediendo en el vecindario. Pero certezas, pocas. Habrá que invertir para sacarse las dudas.
“La Argentina tiene muy pocos y muy malos contratos para exploración offshore de petróleo. Se usa la figura del concesionario que en el resto del mundo no se aplica desde los 80 y Enarsa es apenas un socio minoritario”, dijo un ex secretario de Energía durante el gobierno de Ricardo Alfonsín, Gustavo Calleja. El especialista señaló que por falta de inversión no se ha descubierto ningún nuevo yacimiento de importancia ni siquiera en tierra, y el último importante fue a manos de la antigua petrolera estatal YPF.
La inversión que demanda un proyecto de exploración de petróleo offshore es mucha y varía de acuerdo con variables como la profundidad del agua y la magnitud del proyecto. Calleja cree que con los valores actuales del crudo (más de US$ 80) pueden ser rentables estos proyectos. Dice, además, que países como Gran Bretaña, Brasil o Chile no tienen en mente la rentabilidad sino que buscan el autoabastecimiento.
El consultor Gerardo Rabinovich contó que para Brasil el piso de precio a partir del cual conviene extraer del mar es de US$ 40 por barril: “Actualmente el margen de rentabilidad es más que interesante”. Hay quienes dicen que con un precio menor que los US$ 100 por barril, Petrobras no extraerá crudo.
El ex secretario de Energía Daniel Montamat explicó que el negocio exploratorio se basa en la apropiación de la renta y que en la década del 80 había mejores condiciones de largo plazo, a pesar de que el precio internacional del petróleo era inferior. “Ahora hay un gran precio de referencia internacional, pero acá está acotado por las retenciones. En Brasil, en cambio, las empresas pueden tomar la referencia internacional y hacer proyectos de largo plazo”, sostuvo.
La ley 25.943 de creación de Energía Argentina Sociedad Anónima (Enarsa), en noviembre de 2004, otorgó a la empresa estatal la titularidad de los permisos de exploración y concesiones de explotación de todos los bloques ubicados en la plataforma continental argentina que no estuvieran adjudicados a la fecha de su creación. Estos bloques se distribuyen en las cuencas sedimentarias del Salado, del Colorado, de Rawson, península Valdés, San Jorge, San Julián, Malvinas, Austral, Argentina y costa afuera.
Los proyectos exploratorios, si bien se cuentan con los dedos de una mano, se han vuelto a poner en marcha. Enarsa trabaja junto con YPF y ENAP Sipetrol (filial de la estatal chilena ENAP) en la cuenca Austral. Según datos proporcionados por YPF en ese proyecto se habrían perforado tres pozos exploratorios, a una distancia de 35 kilómetros de Santa Cruz, con una inversión de alrededor de US$ 71,5 millones.
Enarsa también está asociada a Repsol YPF, Petrobras y PetroUruguay para explorar frente a las costas de Mar del Plata, pero aún no se perforó el fondo marítimo allí.
Según un informe del Instituto Argentino del Petróleo y del Gas (IAPG), en la década del 80 se hicieron 84 pozos de exploración en la Argentina, mientras que en los años 90 este número cayó a 46. Y, entre 2002 y 2009 sólo se hicieron apenas nueve, todos ellos en los últimos años, después de una prolongada sequía en materia exploratoria offshore.
“Se hace muy poca exploración en el mar porque la responsabilidad de convocar a licitaciones y llegar a acuerdos es de Enarsa, que hace una intermediación parasitaria, no pone nada y no cuenta con el know how. Además los precios están topeados”, dijo Montamat en relación con las retenciones a la exportación que le ponen un máximo al valor del barril. Para el especialista, los pocos proyectos en aguas nacionales de exploración offshore fueron hechos por Repsol YPF porque está obligada a hacer algo de exploración por imagen y por el programa que se comprometió con el Gobierno.
La ley de Enarsa
Según la ley, las compañías asociadas a Enarsa son responsables de aportar los fondos necesarios para financiar las inversiones correspondientes a Enarsa durante la etapa de exploración. Este financiamiento será a fondo perdido si las partes decidieran no solicitar la comercialidad del área, mientras que, de producirse un descubrimiento comercial, la empresa estatal se compromete a reintegrar a los socios del consorcio, durante la etapa de explotación y en función de su porcentaje de participación, los fondos aportados por éstos en la etapa de exploración correspondientes al porcentaje de Enarsa.
El proceso hasta que se obtiene petróleo de una cuenca offshore lleva entre 10 y 12 años entre las etapas de sísmica y de perforación, que es la que ahora iniciarán los británicos. Y opinó que en no más de ocho meses la empresa Desire Petroleum sabrá si hay petróleo y en qué magnitud. Montamat contó que Repsol YPF tenía un presupuesto de US$ 100 millones para un pozo en la cuenca Austral y que éste dio resultados negativos. Sólo como muestra, el mayor descubrimiento de Brasil offshore, en Tupí, costó unos US$ 250 millones.
El académico del Instituto Tecnológico Buenos Aires (ITBA) Juan Rosbaco opinó que la estatal Enarsa no hace demasiado para atraer los capitales privados y además hay otros lugares más convenientes por razones geológicas y también por las regulaciones en el precio que la Argentina. “Algunas pocas compañías actúan, pero pondrían ser más fichas si las condiciones fueran mejores”, comentó.
“La Argentina no tiene un programa sistemático de presencia en el mar continental, al contrario de lo que hizo Brasil en el mar y Uruguay en su costa. Todos están ávidos, menos la Argentina”, dijo el ex secretario de Energía Alieto Guadagni. Esto se explica, de acuerdo con su visión, por la falta de seguridad jurídica y estabilidad tributaria para la actividad en el país. Guadagni señaló que el Gobierno no tiene para invertir y tampoco da reglas de juego claras para que lo hagan los privados. “Enarsa no tiene una política clara de atracción de capitales de riesgo que se necesitan para estas exploraciones”, agregó.
Enarsa se defiende. “Desde su creación Enarsa ha desarrollado una intensa actividad de exploración en la plataforma continental argentina”, dijo a La Nacion mediante un comunicado. Sólo el tiempo dirá si es verdad.
La Nación