Por Ana Flores Sorroche / InfoGremiales .- Mara Rivera es Subsecretaria de Género e Igualdad de Oportunidades de la Secretaria de Relaciones Gremiales de la Asociación del Personal Superior de Empresas de Energía (APSEE). Su participación activa fue cooperativa con otras mujeres sindicalistas y protagonizaron gran parte de la resistencia a la gestión macrista y de la articulación entre el movimiento feminista y el movimiento obrero.
Su vida empezó marcada por el día de la mujer y el retorno de la democracia. Le tocó vivir parte de su infancia y adolescencia viendo poco a su papá que resistió todo lo que pudo la privatización de Segba en manos de capitales chilenos hasta que en 1995 se fue con un retiro “voluntario”. Conseguir otro trabajo no fue nada fácil por un par de años por lo que cuando apareció una oportunidad en Río Gallegos, se fue. Mara Rivera, con sus 37 años, recuerda el episodio con mucha bronca: “Yo tenía como una carga muy metida de pensar ‘estos son los que echaron a mí papá’. Así me fui metiendo, me fui metiendo…”
No entró a Edesur gracias a su papá sino a pesar de él, que no quería ver a su hija convertida en “un número más” al que después desecharían. Pero Mara siempre hizo la suya y se anotó junto a otras 20 compañeras para hacer una pasantía, a través del secundario Normal de Avellaneda ENSPA, en el área comercial de la empresa. “Tomaban mujeres porque tenía el plan de dar esa imagen, de que nosotras estemos como niñas de 17 años dándole la bienvenida al cliente cuando entraba, entonces iba a haber una supuesta calidez, una contención y no te iban a insultar, no te iban a pegar. Atrás estaban las empresas que no invertían y el sistema eléctrico estaba a punto de entrar en una debacle entonces ellos guardaban la imagen de la distribuidora poniéndonos a nosotras en la primera línea de batalla.”
Luego de trabajar en la absoluta precarización y de recibir pagos de 200 pesos con cheques, siguió la pasantía a través de la universidad, en una contratista en la que molestó tanto pero tanto al dueño corrigiendo los “errores” en los recibos de sueldo que cuando se abrió una oportunidad para sacársela de encima, la metió sin dudarlo: “Me dijo ‘Decime que estás recibida’, le dije que sí y me dijo ‘Bueno, chau, no te quiero ver más'”. Con 26 años y un título de Martillera Pública entró como supervisora en un área comercial. “Trabajé 8 años, en los que en vez de estar afiliada con todos mis derechos al convenio de Luz y Fuerza, estuve precarizada”. Se perdió la militancia de base, lo que podría haber sido una continuidad familiar no buscada con la militancia de su papá en Luz y Fuerza pero se cortó y nació por otro lado. En APSEE y con más fuerza.
Ví luz y entré
Mara Rivera entra en la ola de efectivizaciones que impulsa el Gobierno de Néstor Kircher para ordenar a las empresas que estaban nadando en precariedad. “Empiezan a efectivizar como una política del gobierno, no del sindicato de Luz y Fuerza. O sea, no fue una lucha.” Se abre un puesto en ventas en la sede central que queda enfrente a la sede del sindicato que le correspondía y un día fue. Pero cuando estuvo adentro entendió que no sabía bien dónde iba a encajar siendo mujer y siendo muy joven para el promedio de edad que solía tener el personal jerárquico. “Y ¿Dónde voy a militar yo?, me pregunté”.
La Internacional
La oportunidad la encontró en el lugar indicado: “Nosotros (Apsee) estábamos afiliados desde el año ’80 en la Internacional de Servicios Públicos y ahí, a nivel mundial se bajó una línea de que si no participaban mujeres no podían ir a las instancias de votación mundial cada cuatro años, que se elige una secretaria o secretario general”. Con Mara mataban dos pájaros de un tiro, empezaban a tener representación en Juventud de Energía y en Mujeres. “Entonces, mi militancia sindical la empecé en la parte internacional y la verdad que conocí mujeres increíbles y me dio mucha fuerza. Me ayudó muchísimo y me dio otra mirada, porque muchas veces cuando trabajás ejes internacionales acompañás políticas de ONU, de la misma internacional tuya, que acá adentro, a nivel país, creo que nos abocamos mucho a la militancia política, territorial pero no teníamos esa mirada.”
Mara está entre quienes activan fuertemente la aprobación del Convenio 190 de la OIT contra la Violencia y el Acoso Laboral “Es una lucha de mil años y se invisibiliza porque acá siempre hay temas más urgentes, aunque hoy se ve que estos temas, como visibilizar la cantidad de femicidios, también es urgente. Como militante sindical, vas entrelazando cuestiones, que hoy las podemos ver en las políticas públicas”. Cuenta que ese día justamente salió en el Boletín Oficial que el Ministerio de las Mujeres de Nación junto a la cartera laboral aprobaron un programa para trabajar la equidad en el trabajo.
“Obviamente se harán mesas interministeriales porque desde Trabajo como que lo va chupando el mismo día a día”. Mara va a formar parte de esas mesas.
Se rompe el techo de cristal… pero se regenera unas categorías más arriba
En las distribuidoras de energía hay un 20% de mujeres jerárquicas en todas las empresas, generadoras y distribuidoras, de las cuales el 17% están en la parte comercial y administrativa. “Tenemos mujeres en la parte técnica pero hacen tarea administrativa, de supervisión, pero tarea administrativa. Entonces no tenemos mujeres en terreno que salgan a supervisar. Por eso me da mucha bronca cuando las empresas adhieren a programas de ONU pero después sale una salida laboral, una búsqueda interna y si sos mujer, no te toman”, asegura.
El convenio del personal de conducción tiene categorías de la C a la H pero las mujeres sólo llegan hasta la F. Las categorías más altas, por ende mejor pagas son en centros de control, lugares donde requieren de un entrenamiento técnico. “Si me decís que son todos ingenieros lo entiendo pero es un trabajo que se puede hacer sin serlo”.
Una palabra que Mara repite es “revancha”. Ella no se inmola a todo o nada, espera a que la oportunidad llegue. Si no sale la primera vez, ya saldrá. “Yo soy de la idea de que no soy eterna y puedo mañana volver a la empresa. Si perdemos una elección, yo quiero volver a un sector técnico para dar revancha”.
Las excusas para que no haya mujeres en las categorías más altas (que tienen turnos rotativos, trabajo nocturno, viajes) están relacionadas con cierta raigambre machista, pero también con cuestiones reales. Mientras no haya una política pública de sociabilización de las tareas de cuidados, las mujeres, en las que siempre recaen estas tareas, no van a poder llegar a los puestos mejor posicionados, por más que tengan sobradas capacidades. “Si hay un acompañamiento de una política pública de cuidados se puede llegar a eso. Entonces me parece super importante que el Ministerio de Mujeres lo trabaje desde ahí este punto. Si va a ser una política de cuidado tiene que acompañar la actividad laboral.”
La Asociación del Personal Superior de Empresas de Energía (APSEE) tiene esta dificultad para sumar mujeres a la militancia sindical. A las mujeres el ascenso les cuesta más y nunca sueltan esa doble jornada laboral entre el trabajo dentro y fuera de la casa. “Las mujeres llegamos del sindicato y empieza la tercera jornada con la casa y los hijos y agregale una cuarta jornada que es el cuidado de una. Ir al médico, por ejemplo. La militancia de las mujeres en APSEE es de las que no tenemos hijos o las que ya tienen hijos grandes. Hay que ir de a poco y escuchar esa demanda y acompañarlas en su camino. A los varones no les pasa eso, ellos tienen mil cosas y van para adelante. Tienen tiempo para ir a jugar al tenis, a la pelota y en la mayoría de los casos llegan a la casa y la comida está lista.”
De Sandro a Virginia Bolten
En 2015 APSEE cambió el estatuto de Género e Igualdad de Oportunidades. “Hay muchos sindicatos en la CGT que tienen mujeres eternas y no hay un cambio en el sindicato. Yo creo que la voluntad política de nuestro secretario general (Carlos Minucci), es un compañero, dio lugar, él abrió ese camino y me dejó trabajar mucho”.
Mara entró como subsecretaria de Género a la Comisión Directiva “Él (Minucci) sabía cómo era yo, sabía a dónde apuntaba, pero no se espero que fuera tan chocante, porque imaginate que estás levantando la mano ante hombres que están sentados acá hace 20 años pero esa frescura de la juventud y de ser mujer creo que me lo dejaba hacer. Un par igual te hacen igual la cruz, pero bueno, si yo voy a firmar un balance, lo voy a firmar con responsabilidad.”
Cuando ella era militante, para el Día de la Mujer la propuesta del sindicato era armar un evento en un teatro con un imitador de Sandro que hacía trencito en el escenario con las militantes y siempre de regalo la flor al final del evento. Esa era la jornada de lucha. “Y todo bien pero tenemos que reflejarlo de esa manera” Ahí nomás habló con Minucci que entonces era el adjunto y le dijo “Mirá, hay que cambiar esto” y le dijo “Bueno, el año que viene organizalo vos.”
“El primer año que yo asumí pasé ‘Ni Dios ni patrón ni marido’ que no llegó a salir en ningún lado. Es una película argentina, la historia de Virginia Bolten. Fue un estreno porque la película no se vio en ningún lado, la productora española estafó a todo el mundo y no estrenó. Estuvo bueno el evento pero fue un choque cultural acá adentro”. Al año siguiente le cancelaron el evento.
Mujeres Sindicalistas
En 2016 se juntó con Vanesa Siley que estaba buscando armar algo de mujeres dentro de la Corriente Federal. Mara, además, entró en la secretaría de Finanzas de la Corriente: “fue estratégico que esté yo en Finanzas”, hizo las cosas más sencillas.
Con esta organización pudieron contener a la marea de mujeres que se sumó a militarlo todo luego del estallido de las marchas de Ni Una Menos y la lucha por la legalización del Aborto y que se juntaron a las que, como ella, ya tenían años de experiencia sindical. Podría haber salido muy mal, pero salió bien: “Tenés dos escenarios: las mujeres que ya están militando en el sindicato, que no les puede faltar esa formación, esa discusión, y el otro universo de las mujeres que recién se inician. Nosotras tratamos de cubrir esos dos escenarios, entonces no dejás afuera a nadie.”
“De las peleas que hay en el movimiento obrero, las mujeres salimos por arriba, en unidad”. Acaso la lucha que comparten por el acceso a los espacios de toma de decisión les haga ver con más claridad dónde está la verdadera lucha, acaso el proceso de socialización de los cuerpos feminizados favorezca el trabajo de cooperación.
Sin embargo Mara no ve que sea posible la unidad del movimiento obrero en el corto o mediano plazo: “Creo que no es posible y en este contexto menos, porque estamos muchos sindicatos en muchos frente de batalla a la vez por la pandemia. UPCN cerró ayer por el 7% y ATE no, entonces cómo vas a crear una unidad si no hay consenso ni en los reclamos gremiales. Es muy difícil. Pero las mujeres, así y todo seguimos apostando a esa unidad.”
Mujeres dirigentes, legisladoras y funcionarias
Las elecciones de 2019 le abrieron paso a varias dirigentes de Mujeres Sindicalistas en cargos legislativos o en los nuevos Ministerios de la Mujer de Nación y Provincia, pero Mara asegura que esto, lejos de sacarles fuerza, las fortaleció: “Hay un tema de la información. Vos al estar metida en Ministerios, en el Congreso manejás otro tipo de información y esa articulación te permite moverte más rápido.”
Pasa en el Congreso: “La polémica ley de Teletrabajo capaz que no convenció a todos pero marcó una base y, a su vez, potenció al sindicalismo porque estos temas se debaten en cada convenio colectivo. Esas peleas con la perspectiva de género la podemos dar porque tenemos compañeras en el Congreso, si no, es tocar la puerta, convencer al diputado o diputada que no es del espectro sindical, al que tenés que darle una perspectiva de género, es una pérdida de tiempo.”
Pasa en los Ministerios: “Cuestiones que nos hacen falta en el sindicalismo, que vemos que no salen desde el sindicalismo, poderlas apuntar desde una política pública para dar esa fuerza para adentro. Muchas veces dicen ‘Se tienen que mover las bases’ y otras tiene que venir una política como herramienta, porque no te asegura nada, pero después está el trabajo nuestro de militancia, de empujar para que se mueva.” Puso como ejemplo la Ley de Cupo Trans que fue activada por los sindicatos que están en el Estado.
Mara, por su parte, desde noviembre de 2019, salió de esa especie de jaula rosa en la que muchas veces quedan encasilladas las sindicalistas, y la subsecretaría de Género que antes estaba en la Secretaría de Organización pasó a depender de la Secretaria de Relaciones Gremiales. Ella sigue formando parte de la Comisión Directiva de APSEE pero ahora junto a otras once mujeres que se sumaron.
Reestatización o desprivatización
Hace un tiempo circuló la idea en algunos dirigentes políticos y sindicales de reestatizar Edesur por los frecuentes cortes de luz. “Yo antes de hablar de reestatizar, empezaría por desprivatizar, pensar esquemas. Pero también estoy recontra convencida, estoy trabajando mucho con el ENRE, estoy como asesora desde APSEE, creo que es muy importante el organismo de control que es el ente regulador. Yo creo que lo que le falta a esas empresas es más control, hacerles poner la plata porque son empresas privadas, exigirles que hagan las inversiones. Si les sacás la concesión, te comprás un problema más grande.”, afirmó.
Acaso Mara logre una revancha nacional con las ex Segba y se hagan las inversiones que nos deben a todos los argentinos porque se viene diciembre, no va a haber éxodo vacacional y el consumo va a ser mayor. “Hay que ir con pasos cortos pero firmes pero el camino es la regulación”, cerró.