Por Juan José González.- El presidente electo de la República Oriental del Uruguay, José Múgica, expresó públicamente, el 12 de febrero último, ante 1.200 empresarios, entre ellos 400 argentinos, que “Uruguay necesita de la inversión extranjera, e invito a los empresarios a invertir, y vivir en Uruguay, pues allí sus capitales estarán protegidos”.
“Jugatela que aquí nadie te va a expropiar, ni te va a doblar el lomo con impuestos”. Sin ánimo de polemizar con Pepe Múgica, militante que merece el mayor respeto por su consecuente lucha popular, si es necesario precisar que ha significado históricamente la inversión extranjera en América Latina, y cuál es la Seguridad Jurídica que los capitales extranjeros exigen para invertir en América Latina.
James Petras, sociólogo estadounidense especialista en América Latina, elaboró un detalle de seis razones que se aducen para la Inversión Extranjera en América Latina, y la falsedad de esas razones. De ellas hablaremos más adelante, primero es necesario aclarar cuáles son las condiciones que el capital extranjero exige para invertir en América Latina, a lo que ellos llaman Seguridad Jurídica.
1. Ningún tipo de restricción para el ingreso y egreso de capitales en moneda extranjera, dólares, en el momento y por el monto que consideren necesario.
2. Libre disponibilidad y conversión a moneda extranjera, de las ganancias obtenidas en el país, y libre giro por el ciento por ciento a los países de origen de la inversión o a dónde las empresas decidan.
3. Flexibilidad laboral total, mediante contratos a término, sin ningún tipo de consecuencia para la empresa en caso de necesidad de despedir personal. Limitaciones a las organizaciones sindicales en el ámbito de las empresas extranjeras.
4. Absoluta libertad de precios en el mercado interno, y libre disponibilidad de exportación sin impuestos “distorsivos” (retenciones). Beneficios especiales en el pago de la seguridad social. Como en el caso argentino baja de los aportes patronales.
5. Convenios laborales específicos de cada empresa inversora. No adecuación a los convenios laborales por rama de actividad.
6. Promoción impositiva preferencial para las inversiones extranjeras.
7. Régimen jurídico extraterritorial, esto es que en caso de controversia judicial, resuelven los Tribunales de New York o de Miami (Caso privatizaciones en la Argentina).
Todos estos condicionantes que implican la “seguridad jurídica “para el capital extranjero, aparecen en la Ley de Inversiones Extranjeras del ministro Cavallo, durante el gobierno de Menen. Todos sabemos cómo termino ese modelo basado en esas condiciones de inversiones extranjeras.
¿Concederá el presidente Múgica estas condiciones, que de seguro, pedirán “los inversores extranjeros”? ¿Cuál será en ese caso la reacción del pueblo uruguayo, de sus organizaciones sindicales, y del Frente Amplio?
Los que compartimos proyectos de emancipación nacional, y de gobiernos democráticos y populares en América Latina, debemos tener en cuenta la experiencia histórica sobre la inversión extranjera (IE) en esta región, y aclarar junto a James Petras las siguientes experiencias sobre el tema:
1. En el actual estadio de desarrollo capitalista, la IE no crea nuevas empresas, ni desarrolla nueva tecnología. Más bien, va dirigida a la compra de empresas ya existentes, en particular empresas públicas privatizadas, por parte del capital financiero internacional, con ventajas en el valor de compra (caso YPF, ENTEL, AA, Etc.), con ventajas impositivas, y utilizando tecnología desarrollada en casa, por los propios científicos de los países inversores, o con tecnología obsoleta en sus países de origen, con lo que no promueven el desarrollo tecnológico de los países que reciben la inversión.
La expansión de los mercados en casos muy puntuales, por ejemplo las telecomunicaciones en Argentina, pero con tecnología y aparatos importados. En el resto el mercado no se expandió pues los “inversores extranjeros” no invirtieron lo que había que invertir incumpliendo los contratos originales, como es el caso de Edesur, Edenor, Camuzzi Gas, YPF, Aguas Argentinas y AA, estas dos últimas reestatizadas.
2. La IE no aumenta las exportaciones ni estimula la economía local. Tiende a la explotación directa de recursos minerales (minería, petróleo, gas etc.), los que en general son exportados en bruto y procesados industrialmente en los países industriales, como China, dónde se benefician por los bajos salarios, y ese país es el que exporta los productos terminados. Podemos ver el caso de la Barrick Gold, minera canadiense en Argentina, en la explotación en Catamarca. Se lleva oro, plata y más de 62 minerales estratégicos, que procesa en China, y nos deja la contaminación del suelo y el agua.
3. El origen de los fondos de la inversión extranjera es bastante sospechoso en la mayoría de los casos. Según el presidente de la Barrick Gold, Peter Munk, que recientemente se entrevistó con la presidenta Cristina Kirchner, manifestó que el origen de sus capitales fueron provistos por Adam Kassoghi, conocido traficante de armas quien estuvo varios años preso en Estados Unidos por esa actividad, y por Gaith Pharaon, conocido estafador internacional que también incursionó en Argentina con varios proyectos hoteleros, entre ellos el Hotel Hyatt y el banco BCCI.
4. Hay que pagar la deuda de inversiones extranjeras para consolidar la buena reputación de pagadores. El origen de la deuda en la mayoría de los países latinoamericanos es espuria e ilegal, y fue contraída por dictaduras militares, antidemocráticas, asesinas y al margen de la volitad de sus pueblos (ver artículo de mi autoría publicado por 8300 e Info Sur Neuquén).
5. La inversión extranjera es producto del trabajo y el ahorro nacional que las empresas “nacionales” y las extranjeras fugaron al exterior, por la permisividad de reglas de los gobiernos nacionales, que en general tienen sus intereses ligados a los de estas últimas, y que mediante los bancos asociados o los organismos internacionales re prestan a los gobiernos latinoamericanos o a empresas privadas con garantía del Estado Nacional. Es el caso de la estatización de la deuda durante la dictadura militar y con Cavallo cono presidente del Banco Central (ver artículo antes citado).
6. No es cierto que la IE atrae nueva inversión. Lo que atrae son las condiciones leoninas expuestas al inicio de la nota, y los capitales fluyen de uno a otro país. Como dijo el empresario Franco Macri en el año 2001: “El Capital no tiene patria va donde puede maximizar su ganancia, y esto es lo que le interesa”. Felicitaciones Don Franco tiene razón, al capital, en particular el gran capital internacional, no le interesa ni el país, ni el pueblo, ni crear trabajo, ni mejorar las condiciones laborales, ni nada de todas esas cuestiones socializantes, SOLO LE INTERESA MAXIMIZAR SU GANANCIA Y HACIA ESOS PAISES VA. El resto son falacias para justificar la expoliación de los países en desarrollo.
Por lo expuesto, confiar en la IE como modelo de desarrollo lleva a desastres económicos de magnitud. Hay que desarrollar el ahorro nacional, sancionar leyes que impidan la fuga de capitales, impedir y poner topes al giro de ganancias al exterior. Para ello se deben nacionalizar los depósitos bancarios de todos los bancos, los que serán auditados por el Banco Central. Esto quiere decir que los bancos aceptan depósitos por cuenta y orden del Banco Central, respetando los depósitos de los ahorristas y depositantes en moneda nacional.
Control de cambios y de la compra-venta de divisas en forma incontrolada, y del giro de moneda extranjera al exterior. Poner condiciones de respeto a las leyes nacionales, tanto financieras, impositivas y laborales, y no dar a la posible inversión extranjera ningún tipo de ventajas con respecto a las empresas medianas y pequeñas de nuestros países. Su tasa de ganancia debe ser equiparada con la de sus países de origen. Si invierten con esas condiciones, serán bienvenidos, sino que se queden con sus inversiones donde están. Sería interesante que el Mercosur y UNASUR, discutieran una ley de IE para toda el área, y allí veremos las caras de quiénes verdaderamente defienden los intereses regionales, y a los que sólo les interesa las ganancias de las empresas privadas internacionales y de los grandes bancos.
Diario 8300