El centenario sueño (o pesadilla) de Neuquén con su petróleo
La historia de Neuquén está marcada por el petróleo. Descubierto en 1918, en cercanías de Plaza Huincul, consolidó su producción en 1940, tras el hallazgo de crudo en Challacó, y se masificó desde los años ‘60. En los ‘80, con las políticas neoliberales imperando en el país, la provincia con petróleo, se transforma en la provincia petrolera y gasífera de la mano los yacimientos Puesto Hernández y Loma La Lata. Hoy un nuevo paradigma se anuncia, el mundo del shale irrumpe con las ventajas de la tradición extractiva que lo legitima y con las incertidumbres de sus consecuencias que lo resisten.
“Neuquén es compromiso
que lo diga la Patria
porque humilde y mestizo
sigue siendo raíz.”
Himno de la Provincia de Neuquén
Por OPSur.- De una u otra manera la Patagonia está atravesada por una suerte de traumatismo de Estado desde sus inicios. El genocidio étnico de la llamada Conquista del Desierto es un relato vivo en los pueblos indígenas que sufrieron las políticas de exterminio y que desde hace unos años emergen con el reclamo y la reconstrucción de una justicia histórica. También son parte del traumático relato quienes descienden de aquellos inmigrantes que llegaron tras la barbarie de la cruz y fusil, instalándose en la zona que antes de ser el gran valle productivo, fue tierra de fortines militares.
La llegada del ferrocarril, la construcción del sistema de riego, la promoción de la fruticultura en el Alto Valle son tan sólo algunas de las intervenciones del Estado, en asociación con el capital británico, que marcan la identidad con la que se construye la zona productora y culturalmente diversa. Cada uno de los eventos desarrollistas constituyó la formación de sectores sociales: así como en un primer momento hubo grandes beneficiarios en la repartija de la tierra, que habían financiado la avanzada militar; con la extensión y consolidación del Estado en los territorios nacionales se desarrolla y cobra protagonismo la burguesía comercial. Tal es el caso de la familia Sapag, que hasta hoy gobierna, la cual se instaló en la región al calor de la construcción del ferrocarril y del regimiento en Zapala.
En 1918, a pocos años de la naciente historia hidrocarburífera nacional, fue descubierto el petróleo en Plaza Huincul, en tierras de Carmen Funes, más conocida por “la Pasto Verde”, que había llegado a la zona siendo parte de la tropa del Ejército Argentino. Ella muchas veces comentaba con enojo a quienes usaban su rancho como posta obligada, el olor a combustible en sus aguadas. Estas quejas llamaron la atención de agentes del Gobierno, que no tardaron en enviar geólogos a evaluar las posibilidades de encontrar hidrocarburos en esas tierras. Tiempo después doña Carmen Funes falleció y no llegó a ver el descubrimiento de petróleo. Parece una ironía de la vida que el equipo que perforó el primer pozo neuquino se haya llamado Patria, y una maldición histórica que haya sido perforado con el trabajo de presos llevados desde la cárcel de Neuquén. Cien años después se sigue presos de la Patria, condenados por los recursos que son explotados por multinacionales y atentando contra las economías productivas locales en nombre del progreso.
La llegada del Estado, con la nacionalización del territorio, marcó a fuego la cultura de su omnipresencia, tanto para quienes lo padecieron, como para quienes fueron sus beneficiarios. Estos últimos, tras la provincialización del territorio, trasladaron a sus praxis políticas esa cultura popularmente conocida como “vivir de la teta del Estado”.
La historiadora Orietta Favaro, docente de la Universidad Nacional del Comahue, analizó en su tesis doctoral el vínculo de la provincia con el petróleo. Allí expuso los orígenes de las familias fundadoras del Movimiento Popular Neuquino, partido que desde hace más de medio siglo está en el poder. Comerciantes, productores ganaderos, empleados públicos y profesionales son parte de los sujetos en los que se sustentó la construcción del partido de gobierno. Y más tarde, con la consolidación de la industria petrolera, hubo una incorporación sindical a la vida política del partido de la mano del representante del Sindicato del Petróleo y Gas Privado, Guillermo Pereyra, que prontamente logró ser parte de las familias patricias empresarias que controlan y gestionan el Estado provincial.
El corazón del país
En las décadas del ’60 y ’70, con el desarrollo del complejo Chocón-Cerros Colorados, la provincia se perfila como productora de energía a nivel nacional, sumando a la explotación de hidrocarburos, la energía hidráulica. Estas obras dieron lugar a un crecimiento exponencial de población transitoria y también a importantes conflictos sindicales, que repercutieron como registros de organización de suma importancia en la historia del sindicalismo neuquino.
Ya en los años ‘80 Neuquén se convierte en la primera productora de gas a nivel nacional, a partir de la explotación de Loma La Lata, en su momento el mayor yacimiento en producción gasífera de América Latina. Se pone fin al venteo y comienza el abastecimiento a gran parte del mercado nacional a través de los gasoductos troncales y regionales.
Es una época de avances de fronteras de explotación. En el centro de la provincia, Loma La Lata es la principal productora de gas, mientras que en el norte, Puesto Hernández se consolida como el mayor productor de crudo. Con ello a las ciudades petroleras históricas como Cutral Co y Plaza Huincul, se le suma Rincón de los Sauces, mientras Neuquén capital se mantiene como centro administrativo. Además, importantes yacimientos como El Portón, Sierra Chata y El Trapial reafirman la impronta de proveedor energético nacional, dando cuenta del fuerte crecimiento petrolero en distintos puntos de la región.
Con este avance de frontera, la industria hidrocarburífera neuquina se convierte en la principal fuente de ingresos al Estado y le da un carácter hegemónico en producción. Esto afianza aceitadamente un sistema de gobierno clientelar, en donde el peso de los recursos de la renta petrolera son administrados por un Estado dominado por el partido provincial y distribuidos entre empresarios, comerciantes y productores del sector privado a través de sobrefacturaciones, empresas ficticias proveedoras del Estado, y una serie de otras irregularidades. También se afianza un falso Estado de Bienestar repartido territorialmente con un sistema de punteros, en donde el ingreso laboral a la administración pública es una de las formas de perpetuar al partido en el poder y ganar adherencias.
La privatización de YPF durante la primera presidencia de Carlos Menem (1989-1995) vino con el beneplácito para el saqueo de los recursos y, por lo tanto, el aumento sustancial del ingreso por regalías y renegociaciones de contratos por parte del Estado provincial -que de la mano de la Ley de Federalización de los Hidrocarburos y la reforma constitucional de 1994, adquirió el dominio sobre éstos. Esta situación posibilitó a un sector de la elite local -compuesta por comerciantes, profesionales y funcionarios- hacerse de una buena parte de la renta y margen de maniobra, que le permitiría amortiguar la crisis que aparecía en el horizonte. Pese a ello, las puebladas de Cutral Co y Plaza Huincul, en 1996 y 1997, mostraron al país las consecuencias inmediatas de la privatización y generaron, junto a Gral. Mosconi, en Salta, un ejemplo de lucha, tornándose el piquete como expresión popular masificada.
La década de la continuidad
“Cambiar un paradigma,
que el petróleo ya no es commodity
sino consumo básico para el crecimiento del país,
todas las petroleras tendrán que cumplir con ese objetivo”
Agustín Rossi presidente de Diputados (03/05/2012)
El comienzo de siglo estuvo signado por la conflictividad social producto de las décadas de políticas neoliberales extremas. El desarrollo energético del país sufría el saqueo de la extracción, sin inversiones en exploración y con la complicidad tanto del Estado nacional como las provincias quienes no quisieron ver recortados sus ingresos en plena crisis.
Mientras el país sufría una de las mayores crisis económicas de su historia, en Neuquén el impacto estaba amortiguado por el ingreso de regalías de la extracción irresponsable y saqueadora, dando como resultantes de superávit en la balanza comercial energética nunca vistos. Argentina estaba exportando lo que prontamente tendría que importar.
En un análisis en la revista Energía y Equidad, el periodista Fernando Cabrera caracteriza la época como “neoliberalismo energético” y explica sintéticamente cuáles fueron los tres pilares políticos de ese momento histórico: por un lado la desregulación, que permitió que las empresas tuvieran la autoridad sobre el recurso, maximizando la rentabilidad y liberalizando su precio. Por otra parte se extranjerizó al sector en su conjunto, mientras se privatizaba y reducía YPF. Finalmente, se federalizó el dominio de los hidrocarburos. “Mediante estos tres movimientos los hidrocarburos transmutaron de recursos estratégicos a commodities sujetos a una lógica de rápida valorización con el menor costo posible” (Cabrera, 2014).
Con las empresas como “actor definitorio” de la política hidrocarburífera, se redujeron las inversiones tanto en exploración como en controles ambientales y en personal, dedicándose estas a “exprimir lo invertido durante la etapa estatal de YPF”, señala Cabrera. Esto condujo a un abrupto crecimiento de la producción durante toda la década, llegando en 1998 al techo de producción de crudo y en 2004 a un amesetamiento de la producción de gas, mientras el horizonte de reservas caía sostenidamente.
Ya con la llegada del gobierno de Néstor Kirchner, el Estado comenzó a tener políticas de mayor regulación del Estado en el sector, las que lejos de generar un corte, dieron una continuidad al neoliberalismo energético con ciertas apuestas de cambios. Dentro de estas tímidas variaciones, que tuvieron más de discursivo que de modificaciones de fondo, se cuentan las retenciones a la exportación, los incentivos a las operadoras con planes como Gas Plus y un intento por traspasar los activos de YPF a capitales privados argentinos, como fue el caso del grupo Petersen, que sin desembolsar ni un peso y con compromisos de pago a futuro se hizo del 25.4 % de las acciones de la empresa.
Otro hecho a destacar es la conclusión del proceso de federalización de los recursos hidrocarburíferos con la ley 26.197 también llamada “Ley Corta”, que transfiere a las provincias las potestades de los recursos, continuando lo que había comenzado en 1992 con la ley 24.145 de “Federalización de Hidrocarburos”.
En diciembre del 2010 YPF-Repsol informó el descubrimiento de gas de esquisto (shale gas) en la formación Vaca Muerta, en la Cuenca Neuquina; en abril del 2011, la Agencia de Información de Energía de Estados Unidos (EIA en ingles) anunció que Argentina tenía importantes recursos probados de shale gas, que la ubicaba inmediatamente detrás de EE.UU. y China. Mientras tanto el kirchnerismo sorteaba tranquilamente un proceso electoral más, que los llevaría a su tercer mandato consecutivo. Los no convencionales aparecen como “la oportunidad” con la que se apuntaría a revertir los grandes problemas energéticos deficitarios, que se llevan cada vez mayores cantidades de dólares en importación. En Neuquén, el gobernador Jorge Sapag se entusiasmaba con las informaciones sobre Vaca Muerta: la crisis petrolera de 2009, producto de la desinversión de las operadoras, había golpeado el mundo de los hidrocarburos y no se veían buenos horizontes más allá de los primeros pasos de intervención de la empresa estatal Gas y Petróleo creada en el 2008.
Desde allí todo cambió: el Estado desarrolló un proyecto energético hasta el momento inexistente durante décadas, sancionó la Ley de Soberanía Energética y se hizo del 51 % de los activos de YPF. Legisló en función de los nuevos desafíos, buscando atraer inversiones a través de beneficios directos para la industria. La urgencia por evitar el desangramiento de dólares producto de la importación de gas y apuntalar la incierta inversión en Vaca Muerta era tal, que también se pagó con favores políticos, como el desembargo realizado por la Corte Suprema de Justicia a la empresa Chevron por los activos retenidos debido a su millonaria condena ambiental en Ecuador. Esta jugada permitió la llegada del gigante norteamericano a Vaca Muerta.
Los cambios del país y la región producto del boom del mundo shale ya comenzaron a verse, muchos impactan ante los expectantes ojos del progreso. Lo que no ha cambiado y no se ven perspectivas de ocurra, es que los hidrocarburos sean un recurso estratégico; los sucesivos gobiernos han continuado su rol de commodity, acatando la posición extractivista en la que nos ha situado el desarrollo mundial, por más que pintados de celeste y blanco se diga lo contrario.
Fuentes consultadas
Favaro, O. (2001); Estado, política y petróleo. La historia política neuquina y el rol del petróleo en el modelo de provincia, 1958-1990. Tesis doctoral. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Favaro, O. (sin fecha); El ‘modelo productivo’ de provincia y la política neuquina.
Cabrera, Fernando (2014); Revista Energía y Equidad “Tras la expropiación de YPF: El Estado empresario avanza sobre los yacimientos no convencionales”
8300web (Fabián Bergero y Laura Loncopan), 25/06/2009; Festival de Créditos del Iadep: 400 millones para 16 amigos.
8300web (Jorge Alberto Sabatini), 22/02/2013; Renesa dejó de existir
Esta nota forma parte de la cobertura Añelo corazón de Vaca Muerta, que tuvo financiamiento de FRL con fondos del BMZ.