Hace años que los tanques de almacenamiento de la planta de Termap, donde miles de metros cúbicos de crudo esperan el momento para abandonar la Patagonia en barcos, enmarcan el ingreso a Caleta Olivia desde Comodoro Rivadavia. Esas moles junto a la estatua del Gorosito, que es símbolo de la ciudad, explicitan relación de la localidad con el petróleo. Tal vez dentro de algunos años a esa iconografía se sume la planta de ósmosis inversa que se construye a la vera de la ruta nacional 3, también en el acceso norte a la ciudad, y que aún es una promesa. Si no es la planta funcionando, tal vez lo sean las ruinas de una obra a medio terminar. En cualquier caso no tendría una connotación productiva o ni condensaría la épica ypefiana, sino que delataría los problemas de acceso al agua que marcan la historia de la segunda ciudad más grande de Santa Cruz.
El acceso al agua y la necesidad de construir alternativas, no sólo para calmar la sed sino también para avanzar hacia otros horizontes más allá del extractivismo, son realidades candentes en el norte santacruceño. De las luchas sostenidas y de lo que podría ser hablamos con Omar Latini, dirigente del Partido Obrero de Santa Cruz.
Por Hernán Scandizzo
“La lucha por el agua, en nuestra ciudad, es desde sus inicios”, puntualiza Omar Latini, dirigente del Partido Obrero; y añade, quizá para no dejar dudas sobre el alcance de su afirmación: “En la plenitud del abastecimiento por el acueducto y los viejos pozos, en Caleta logramos tener agua todos los días, entre cuatro y cinco horas en los domicilios, pero nunca tuvimos un abastecimiento de agua corriente”. La fundación de Caleta Olivia se remonta a noviembre de 1901, pero su despegue llegó con la instalación de los campamentos de YPF en la década de 1940 y el descubrimiento de importantes yacimientos en Cañadón Seco en 1944. Históricamente el acuífero Patagoniano abasteció a la ciudad, a través de perforaciones realizadas en la zona de Cañadón Quinta y Meseta Espinosa, la misma donde se concentró la actividad extractiva; incluso en la actualidad un tercio del agua que se consume en la localidad proviene de esa fuente mientras que el resto llega desde el lago Musters, en el sur de Chubut. Según Latini, “los intentos de solución de parte los gobiernos siempre han sido sumamente precarios y en la última etapa, el crecimiento poblacional fue mucho más exponencial y agravó toda la problemática”.
“En el año ’95 se anuncia la construcción del acueducto Jorge Carstens: lago Musters-Comodoro, Comodoro-Rada Tilly, Rada Tilly-Caleta Olivia, y se inaugura en el ’99 bajo la promesa de 100 años de agua en cantidad suficiente para el desarrollo de la ciudad”, historiza Latini. Sin embargo, un lustro después comenzaron los primeros cortes del suministro debido a roturas. Pocos años fueron suficientes, según el dirigente del trotskista, para poner en superficie falencias en el diseño y la mala calidad de los materiales utilizados en el tendido de la cañería soterrada. Ante los permanentes problemas en el funcionamiento del acueducto y la insuficiencia del agua que llegaba a la ciudad, el gobierno santacruceño planteó en 2005 la posibilidad de construir el dique Los Monos, sobre el río Senguer, y desde allí abastecer al norte de la provincia. Obra que era impulsada, señala el referente del PO, en contraposición al proyecto Multipropósito Valle Deseado, que el entonces senador radical por Santa Cruz, Carlos Prades, promovía desde la Cámara Alta.
El proyecto Multipropósito Valle Deseado, explica Latini, plantea la utilización del agua del lago Buenos Aires para el consumo humano en las ciudades de la franja norte de la provincia y para la irrigación de ocho mil hectáreas. “El gobierno de Néstor Kirchner planteó el dique Los Monos, se hicieron estudios de prefactibilidad, inclusive un anuncio de apertura de licitación y, finalmente, con la crisis con el campo y la toma de posición del gobernador de Chubut, Mario Das Neves, a favor del sector de la Mesa de Enlace, se cayó el proyecto. Y los mismos funcionarios que durante cuatro o cinco años habían denostado la posibilidad de hacer el acueducto del lago Buenos Aires, lo empezaron a reivindicar.”
Las idas y vueltas con proyectos y anuncios cruzados, estuvieron lejos de aportar soluciones al problema. En el invierno del 2011 la falta de agua se extendió durante cerca de diez días y transformó la queja en cacerolazos, marchas a la Municipalidad y a la oficina de Servicios Públicos para exigir una solución inmediata. La movilización era por el abastecimiento de agua, “la calidad no era el eje central”, reconoce Latini, aunque señala que siempre un sector de la población denunciaba la dudosa calidad “teniendo en cuenta el índice alarmante de enfermos de cáncer que hay en la ciudad y en la zona”. El antecedente de Koluel Kaike, también estaba presente. Desde fines de la década del ’90 se hablaba, incluso en medios de Buenos Aires, de lo que sucedía en esa pequeña localidad levantada a la vera de la ruta provincial 43, a 77 km de Caleta Olivia. “Allí lograron que Pan American Energy instale una planta de ósmosis, porque se pudo comprobar que el agua estaba contaminada. Los vecinos prácticamente se morían como moscas, fue un incidente que sirvió de alarma para que empecemos a mirar la calidad del agua.”
Días de Sed en la ruta
En julio de 2013 nuevamente Caleta Olivia se quedó sin agua, la situación se prolongó durante alrededor de doce días, la protesta llegó a la ruta nacional 3 y en ese marco la entonces presidenta Cristina Kirchner anunció la extensión de la obra de repotenciación del acueducto del lago Musters-Comodoro hacia Caleta Olivia, que no estaba prevista. En febrero de 2014 la falta de agua nuevamente azotó a la ciudad, fueron más de 20 días, miles de vecinos en asamblea permanente se instalaron en la ruta, al pie del Gorosito. Jornadas que hoy se recuerdan como los Días de Sed. Tras esa movilización se hicieron reparaciones que estabilizaron la provisión de agua, pero, según señala Latini, volvieron a la situación de la década del ’90, es decir, en el mejor de los casos, el suministro llegaba día por medio a los hogares. “Producto del crecimiento poblacional y de la antigüedad que tiene la cañería de distribución, existen dos problemas; en el casco céntrico, la zona más antigua de la ciudad, hay muy baja presión por las pérdidas de la cañería de distribución. Y los barrios más alejados, que están en algunos de los cerros que rodean a la ciudad, tampoco llega cantidad porque no hay presión suficiente para que suba. Entonces, la media de la ciudad, tiene agua día por medio, pero hay sectores importantes, sobre todo los de las afueras, que son los más vulnerables, que tienen muchísimas dificultades para tener, siquiera, agua una vez por semana.”
-¿La planta de ósmosis inversa cuándo aparece?
La planta de ósmosis aparece también después de la pueblada de 2014. Se hace el anuncio de la planta de ósmosis y de la perforación de ocho pozos, por parte de la petrolera china Sinopec, en la zona de Cañadón Seco, Cañadón Quinta, Meseta Espinoza. A nuestro entender, ambas obras, son un parche que no va a traer ninguna solución. El acuífero es uno solo, que viene muy explotado de hace muchísimos años, con poca capacidad de recuperación. Hacer más pozos ahí es meterle más bombillas a un mate. El agua es la misma, lo que van a hacer es chupar más rápido. Además, de los pozos que se hicieron, algunos ni siquiera pudieron ponerse operativos porque en los análisis de las primeras muestras salió que hay contaminación.
La planta de ósmosis está bastante avanzada, pero hay un problema adicional, no hay energía suficiente en la ciudad para alimentarla, porque no se hizo la obra de bajar del Interconectado Nacional de 500 kV una línea de 132 kV a la ciudad. Caleta Olivia tiene una línea de alimentación de 66 kV y un consumo diario de 63 kV, por lo tanto también está al borde en la cuestión energética. Aunque la planta de ósmosis se termine mañana no puede ser puesta en funcionamiento por la falta de energía, y tiene el problema adicional de que es muy costoso su mantenimiento y la producción de agua es muy limitada en relación a las necesidades que tiene la población.
Si tomamos los censos de 2010 y 2001 y vemos la tasa de crecimiento poblacional de las ciudades en la Patagonia, se hace necesario pensar en una solución de mayor voltaje. Hoy prácticamente nos estamos disputando el lago Musters, el río Senguer, con los vecinos de Chubut. A partir del cambio del régimen de lluvia, de la explotación que hacen las petroleras y de los desvíos que han hecho los estancieros, el lago Colhue Huapi se ha secado y el Musters ha bajado considerablemente su nivel. Si Comodoro, Rada Tilly y Caleta Olivia siguen con esta tasa de crecimiento, en diez o quince años vamos a tener un problema muy grave con el abastecimiento del agua para estas tres ciudades.
-¿Por dónde podría pasar la solución?
Después de muchos debates y discusiones con los vecinos, con las distintas organizaciones y asambleas que operan en la zona, planteamos la necesidad de que se haga un acueducto desde el lago Buenos Aires o, como alternativa, desde el lago Posadas. El lago Buenos Aires tiene una capacidad impresionante para poder abastecer a toda la zona norte de Santa Cruz, lo que aliviaría que el agua que hoy se destina a Caleta Olivia [desde la cuenca del Senguer] se pueda concentrar hacia Comodoro Rivadavia, Sarmiento, Rada Tilly. Es una obra que permitiría abastecer de agua en cantidad y en calidad suficiente a Perito Moreno, Las Heras, Koluel Kaike, Pico Truncado, Cañadón Seco, Caleta Olivia, Fitz Roy, Jaramillo, Puerto Deseado y Tellier, localidades que tienen problemas de abastecimiento. Salvo el caso de Caleta, todas toman agua de la cuenca del río Deseado, que también está muy sospechada de contaminación, antes por la industria petrolera -en el caso de Las Heras, de Kaike y de Truncado-, y hoy por la problemática minera, en el caso de Perito Moreno. Y Puerto Deseado tiene un acuífero de donde toma agua que tiene contenido de arsénico tres veces arriba de la media de lo que establece el Código Alimentario Nacional.
-¿El lago Buenos Aires no presenta el problema de ser una cuenca binacional y además no está sospechado de contaminación?
Tiene esos reparos. El primer tema es de solución relativamente simple, hay que convocar al Comité de Cuenca y ver el impacto ambiental y, sobre todo, social, la incidencia que puede tener la toma de agua para abastecer el consumo domiciliario, comercial e industrial de las ciudades de norte de Santa Cruz. Hay que hacer un estudio serio porque estamos hablando de 240 mil personas que habitan toda la franja norte de la provincia de Santa Cruz y que en quince años serían 350 o 400 mil personas que se quedarían sin agua de continuar esta situación. Más el agravante de que se quedan sin agua Comodoro y Rada Tilly.
Del lado de Chile, a cinco kilómetros de la localidad de Chile Chico, existen dos mineras a unos escasos 1500, 2000 metros del borde del lago, una que está abandonada y otra que está en funcionamiento. Como toda actividad minera, algún tipo de contaminación debe existir. Las opiniones se dividen en dos. Por un lado, que el lago Buenos Aires, en Argentina, Carreras, en Chile, desemboca a través del río Baker al Pacífico, es decir, que toda esa contaminación se iría hacia el Pacífico. Otras opiniones plantean que los vientos predominantes de esa zona traerían hacia la superficie del lago, del lado argentino, los minerales ácidos que libera a partir de la rotura de la roca, entonces plantean que la toma de agua tendría que estar más abajo. Se ha llegado a medir que el lago tiene 1700 metros de profundidad, por lo tanto, se entiende que esa contaminación no llegaría a las aguas más profundas.
Las dificultades que presenta la obra del lago Buenos Aires, desde el punto de vista ambiental y social son estas dos. Después hay un obstáculo técnico, que es levantar unos 200 metros de la cota del lago hasta la meseta, y a partir de ahí viene por declive natural. Cuál es el problema a salvar, de nuevo, la energía. La línea de 500 kV Puerto Madryn-Pico Truncado del Interconectado Nacional, inaugurada con todas las pompas por Cristina Kirchner en 2008, de Truncado sale hacia Las Heras, pasa por el yacimiento petrolero, y en vez de llegar a los pueblos de Perito Moreno y Los Antiguos, se mete a los yacimientos mineros. Perito Moreno y Los Antiguos siguen generando su electricidad a partir de las viejas usinas a combustible, con todas las consecuencias de contaminación ambiental y sonora, y tienen muchas dificultades para garantizar electricidad a los domicilios. Ese es un problema técnico y económico, no es un problema que no pueda ser salvado.
Si la obra del lago Buenos Aires no fuera viable, planteamos en el proyecto de ley de Emergencia Hídrica presentado en 2014 en el Congreso Nacional, que se estudie la prefactibilidad sobre lago Posadas. Porque tiene la misma dificultad de ser una cuenca de aguas compartidas con Chile, pero tiene la ventaja de que en esa zona, hasta ahora, no hay ningún indicio de actividad minera y de que la pendiente a subir son 80 metros, y después, por pendiente natural, podría venir. ¿Cuál es la diferencia entre este proyecto que levantamos con el del ex senador Prades?. Que no hablamos de construir un acueducto a cielo abierto y de la irrigación de ocho mil hectáreas, no porque no nos interese el desarrollo agropecuario como alternativa a la industria del petróleo y la minería, sino que después de 50, 60 años de actividad petrolera, no ha quedado una sola oveja. La actividad petrolera ha devastado, desde el punto de vista agropecuario, toda la zona norte de Santa Cruz. Hoy se torna inviable con el avance de la frontera petrolera, que llega casi a la entrada de Perito Moreno, hacia el oeste, y hacia el sur el límite es el río Deseado.
Hay que mantener similares características del acueducto Jorge Carstens, un caño de 80, 90 centímetros, un metro de diámetro, alcanzaría para dotar de agua potable en calidad y cantidad suficiente a la zona norte de Santa Cruz. Y que esté prevista la posibilidad del desarrollo comercial e industrial a partir de tener agua, que pueda alimentar la planta procesadora de pescado de Caleta y en Puerto Deseado algún otro emprendimiento. Y con la taxativa prohibición de que ese agua, que es potable y de primera calidad, pueda ser utilizada tanto por la minería como por el petróleo.
Del golfo San Jorge se van todos los años un promedio de USD 900 millones, el equivalente a la cuota Hilton, en productos del mar, básicamente langostinos, centollas y calamar. El 90% de esa producción no pisa tierra, solamente pasa por la plazoleta fiscal para el sellado, mientras tanto se han cerrado plantas [de procesamiento de pescado] en Caleta y en Puerto Deseado, y hay problemas de desocupación. Ahí está el recurso, está la infraestructura necesaria y hay mano de obra capacitada, falta la decisión de una fuerte política de terminar con los privilegios que tienen empresas pesqueras y recalcar la necesidad de que ese producto sea procesado en tierra. El norte de Santa Cruz privilegió tanto el petróleo como la minería, la actividad agropecuaria está prácticamente liquidada, tenemos que mirar al mar como una de las alternativas reales para poder generar puestos de trabajo y riqueza genuina para nuestra zona.
El última respuesta queda picando, la única alternativa para generar puestos de trabajo y riqueza genuina en la zona es el mar, porque la tierra fue arrasada por la explotación de hidrocarburos, y la falta de acceso al agua profundiza el problema, ya que no sólo degrada la calidad de vida de la población sino que también limita las posibilidades de proyectar otras actividades económicas. Desde el bar de la estación de servicio vemos al Gorosito, que se yergue ante el viento helado. La tarde se hizo noche rápidamente, corren los últimos días del mes de julio. La lucha por el agua y el futuro en Caleta Olivia se sigue escribiendo, al testimonio de Latini habrá que agregarle las páginas que este verano vecinos y vecinas escribieron al salir nuevamente a las calles a pedir, a exigir, eso tan básico, tan elemental para la vida.