El clima no es una mercancía

La crisis climática es hoy una realidad innegable. Según el Panel Internacional Sobre Cambio Climático (IPCC), la temperatura global ha aumentado, entre 1906 y 2005, un 0,74ºC de media y en los últimos cincuenta años esta subida ha doblado prácticamente la de los cien anteriores.

por Esther Vivas
La lógica del sistema capitalista, que antepone los intereses privados a los bienes públicos y comunitarios, es el máximo responsable de esta situación límite. Un modelo productivista, basado en el uso intensivo de recursos fósiles altamente contaminantes, explotación sistemática de la tierra… Un modelo que nos ha conducido a una crisis financiera, energética, social, alimentaria y climática sin precedentes.
Las “soluciones” que se están aplicando para salir de la actual crisis van en una dirección pro-capitalista. Frente a la quiebra de la economía: más ayudas a la empresa privada y a los bancos, mientras el número de parados no para de aumentar. Frente al hambre en el mundo: se apuesta por una nueva revolución verde, más transgénicos y agricultura intensiva, mientras la dificultad para acceder a los alimentos continúa y el número de personas que pasan hambre no para de crecer. Frente al cambio climático: se promueve un “capitalismo verde”, los agrocombustibles, la comercialización con los derechos de emisiones…, mientras el planeta continúa calentándose. En definitiva, nos quieren hacer creer que las soluciones a la “gran crisis” pasan por intensificar, precisamente, aquellas políticas que nos han conducido a la misma.
Estos días, Barcelona acoge la reunión de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático previa a la cumbre de Copenhague (COP 15) donde se quiere revisar el actual protocolo de Kyoto y todo apunta a un previsible fracaso de las negociaciones. Los intereses empresariales, en connivencia con los gubernamentales, priman por sobre la voluntad de reducir los gases de efecto invernadero y acabar con el cambio climático.
Frente esta situación, hay que exigir reducciones drásticas, obligatorias y proporcionales. Los países del Norte son los que más tienen que reducir las emisiones en su territorio y sin recurrir a la compensación por inversiones en países terceros. También hay que impulsar un nuevo modelo energético basado en las renovables y un sistema de movilidad sostenible partiendo del transporte terrestre y de carácter público, a la vez que hace falta una reforma radical de los Mecanismos de Desarrollo Limpio.
Todo esto y más es lo que reivindica la campaña El clima no está en venta, integrada por un amplio abanico de asociaciones ecologistas, en defensa del territorio, cooperativas y grupos de consumo, sindicatos, ONGs… en motivo de la reunión de las Naciones Unidas en Barcelona.
Porque no se puede seguir comercializando con el planeta. La vida, los alimentos, la salud, la tierra, la educación y el clima no son una mercancía.
– Esther Vivas es miembro de la campaña El clima no está en venta. Artículo publicado en La Directa, nº 159.

ALAI