A pesar de todos los esfuerzos por combatir el cambio climático, las emisiones mundiales de dióxido de carbono por combustibles como el petróleo, el carbón y otros de origen fósil aumentaron en esta década alrededor de un 29 por ciento, informó un equipo internacional de investigadores.
Incluso en el año crítico 2008 las emisiones aumentaron un dos por ciento, según indicaron los científicos en la revista especializada “Nature Geoscience” (adelanto online). Al mismo tiempo, la capacidad de asimilación de la naturaleza de los gases de efecto invernadero parece estar bajando.
De 2000 a 2007, las emisiones globales de CO2 por combustibles fósiles crecieron en promedio un 3,6 por ciento al año, y con ello son tres veces más fuertes que en los años 90 (1 por ciento al año). Con un total de 8.700 millones de toneladas de dióxido de carbono al año, son hoy en día un 41 por ciento más altas que en 1990, año de referencia del Protocolo de Kyoto, según escribieron los investigadores liderados por Corinne Le Quéré del centro de investigación British Antarctic Survey.
Las emisiones por cabeza aumentaron a nivel mundial de 1,1 toneladas de dióxido de carbono en 2000 a 1,3 toneladas en 2008. Países emergentes como India y China más que duplicaron sus emisiones desde 1990. Todos los países en desarrollo juntos emitieron más gases de efecto invernadero que los países industriales.
Las emisiones por cabeza en los países industriales se encuentran al igual que antes drásticamente por sobre los de los países en desarrollo. Así, por ejemplo, en 2007, cada ciudadano estadounidense generó seis toneladas de emisiones de dióxido de carbono, mientras que los de Congo emitieron sólo 13 kilos (0,013 toneladas) por cabeza.
Hasta ahora, la naturaleza absorbe la mayoría de las emisiones humanas de CO2. Las plantas y los mares almacenan estos “asesinos del clima” y son considerados reductores naturales de dióxido de carbono. Sin embargo, según la nueva investigación, la capacidad de absorción de la naturaleza se redujo en las últimas décadas. Si hace 50 años quedaban sólo el 40 por ciento de las emisiones anuales de CO2 en la atmósfera, ahora ya son el 45 por ciento.
Se trata de las pruebas más fuertes, hasta ahora, para la capacidad cada vez menor de los reductores naturales de dióxido de carbono, según los investigadores. “La única forma de combatir el cambio climático es una reducción drástica de las emisiones globales de CO2”, subrayó Le Quéré.
“Las reducciones de dióxido de carbono en la Tierra son complejas y existen algunos agujeros en nuestro saber acerca de ellas (…) pero si logramos reducir las inseguridades sobre la reducción de dióxido de carbono nuestros datos pueden servir para evaluar la efectividad de las políticas climáticas”.
Fuente: Diario Nuestro País