El costo real de Chevron

Por Antonia Juhasz.- El informe anual Chevron 2008 a sus accionistas es una celebración brillante que anuncia el año más rentable de su historia. Sus 24 mil millones de dólares en beneficios la catapultaron debajo de General Electric para convertirse en la segunda corporación más gananciosa de Estados Unidos. Sus ingresos 2007 fueron mayores que el producto interno bruto (PIB) de 150 naciones.
Lo que el informe anual de Chevron no dice a sus accionistas es el costo real pagado por ese éxito financiero: vidas perdidas, guerras peleadas, comunidades destruidas, ambientes diezmados, sustentos arruinados y voces políticas silenciadas. Tampoco describe el movimiento de resistencia global contra estas operaciones, que gana voz y fuerza.
Por eso existe un informe anual Chevron alternativo, preparado por las comunidades, y sus aliados, que soportan las consecuencias de su explotación del petróleo y gas natural, sus refinerías, depósitos, tuberías, exploración, aparejos de perforación petrolífera en el mar, cuencas carboníferas, fábricas de productos químicos, control político, abusos del consumidor, promesas falsas y mucho más.
Su informe revela el verdadero impacto de apenas un puñado de operaciones de Chevron en Estados Unidos, sobre comunidades de Alaska, California, Colorado, Florida, Costa del Golfo, Mississippi, New Jersey, Nueva York, Utah, Washington DC y Wyoming; e internacionalmente, a través de Angola, Birmania, Canadá, Chad, Camerún, Ecuador, Iraq, Kazajstán, Nigeria y Filipinas. Estas cuentas son demostrativas, no inclusivas. Necesitaríamos 100 informes para difundir todos estos impactos. Estos informes incluyen juicios en desarrollo contra la compañía en Estados Unidos y en todo el mundo, sumando 10.000 mil millones de dólares que amenazan sus arqueados beneficios financieros. Cuando una corporación actúa con evidente indiferencia frente a la salud, sustento, seguridad y el ambiente de las comunidades en que opera, allí puede conseguir repercusiones financieras reales.
Chevron compra influencia política y control en niveles locales y nacionales, en Estados Unidos y en cada una de sus locaciones operativas, para evadir o destruir leyes que protegerían de sus prácticas destructivas a la gente y al ambiente.
En California, Chevron es la corporación más grande de ese estado y la fuerza dominante de la industria petrolera ante la legislatura estadal, conducida por Jack Coffey, el jefe de sus lobbystas, y con la ayuda de la Asociación del Petróleo de los Estados Occidentales. Como explica Coffey, Chevron gasta su dinero “para asegurar que nuestras oportunidades de negocio puedan continuar de la manera que quisiéramos que continuaran”. Como uno de los principales jugadores de lo que cada vez más se reconoce como una industria de granujas, sin ningún control gubernamental, Chevron compra garantías de que los fiscalizadores oficiales mirarán de otra manera cómo destruye la salud y el ambiente de las comunidades alrededor del planeta.
Este informe alternativo muestra el modelo Chevron de empleo de “protección militar dura” contra residentes locales, evidenciado en Iraq, Delta del Níger, Chad, Camerún, Angola y Birmania. Cuando aumenta la presencia militar masiva, comete amplios crímenes contra los derechos humanos, incluyendo trabajo forzado, asesinato, violación, relocalización forzada de pueblos y otros serios abusos hoy en curso contra las comunidades que viven en y alrededor de los proyectos Chevron.
En Cabinda, el corazón de la producción petrolífera de Angola, las operaciones de petróleo de 24 horas, como escribe el abogado y periodista Daphne Eviatar, “financiaron al ejército del gobierno durante una guerra civil… y ésa es la muestra más obvia de los tentáculos implacables de Occidente que hoy alcanzan a Angola”. Como en otras “ciudades de la compañía” (Chevron) en todo el mundo, las prácticas de la industria de extracción en Cabinda subrayan y profundizan los niveles de pobreza, mientras la corporación contamina y destruye el ambiente, acentúa la injusticia social, detiene el desarrollo y solamente siembra frustración. El informe cita al residente de Angola, Agostinho Chicaza: “¿La solución? Descontinúen la exploración petrolífera de Chevron en Cabinda, pues es la madre de nuestra deshonra, trayéndonos pobreza, problemas ambientales y conflicto armado”.
El proyecto Chevron en Chad-Camerún promueve la violencia, empobrece a la gente en los campos petroleros y a lo largo de la ruta de las tuberías, exacerba las presiones sobre los pueblos indígenas y crea enormes problemas ambientales. El dinero del petróleo paga las armas que impulsan la guerra civil del Chad y el vecino conflicto asociado en Darfur.
Es probable que en la región petrolera más dañada de la tierra, el Delta del Níger, Chevron continúe empleando y pagando a los notoriamente brutales militares nigerianos para proveerse de servicios de seguridad. Los aldeanos de las comunidades del Delta conocen a los militares porque reprimen violentamente su protesta pacífica.
En Ecuador, la producción petrolífera de Texaco (ahora Chevron) alteró y degradó irreversiblemente un ambiente que los pueblos indígenas tuvieron por hogar durante milenios. La gente indígena, que conoció íntimamente la selva y ha vivido sustentablemente de sus recursos por incontables generaciones, se ha visto forzada a la pobreza calamitosa, incapaz de hacer una vida según sus maneras tradicionales, cuando ahora los ríos y los bosques intoxicados están vacíos de peces y animales de cacería. Las dolencias físicas que sufren por la contaminación por petróleo son acentuadas por el empobrecimiento cultural que ha traído la industria petrolera a la región, en muchos casos al precio de la pérdida casi total de sus antiguas tradiciones y sabiduría.
Los residentes afectados de la Amazonía batallan para que Chevron asuma su responsabilidad. La corporación pagó repetidas tentativas de derribar el proceso judicial, imponiendo el uso de técnicas de muestreo engañosas en los estudios científicos de contaminación, más esfuerzos de lobby en Washington para amarrar la renovación de los privilegios comerciales del Ecuador a su renuncia al caso judicial.
En Iraq, con una invasión y más adelante siete años de ocupación, Chevron negoció para obtener dos campos petrolíferos. Cinco federaciones de sindicatos de Iraq lanzaron una declaración que rechazaba “otorgar el control sobre el petróleo a las empresas extranjeras, que minarían la soberanía del Estado y la dignidad del pueblo iraquí”. Un informe confidencial de inteligencia sobre la Ley Petrolera de Iraq, preparado para funcionarios de Estados Unidos y escapado hacia ABC News, concluyó: “Si las mayores compañías petroleras extranjeras fueran a trabajar a Iraq, necesitarían estar firmemente avaladas por el gobierno de Estados Unidos”. Más aún, el informe sentenció que cuando las compañías petroleras de Estados Unidos consigan trabajar en Iraq muy probablemente requerirían la protección militar de Estados Unidos.
El mundo está sentado en un precipicio, mientras el petróleo sigue fluyendo y logra que se caliente más la disputa ambiental, social y política en áreas sensibles. En su informe anual 2008 la corporación afirma que “la demanda futura será un gran desafío del mundo, pero Chevron está convencida que se puede resolver de una manera ambientalmente responsable”. Nada en ese informe apoya tal argumento, ni indica que Chevron esté intentando operar de una forma que proteja los derechos sociales, políticos o humanos.
Mientras en 2008 gastó, en el mejor de los casos, menos del 3% de su capital en un presupuesto exploratorio de energía verde, Chevron parece desear venderse como “energía alternativa”, para que la compañía sea “parte de la solución”, pero pocos creen verdadera su alharaca publicitaria. En rigor, su movida para aparecer abrazando una real alternativa de energía llevarían a Chevron a explicar de lleno sus acciones desastrosas, pero lejos está ganando mucho más monedas que los miles de millones que en última instancia podría gastar en “energía verde”.
Actualización de los autores del costo real de Chevron:
En abril de 2010 Chevron lanzó su informe anual 2009. No perduraría el diseño de portada -un buque Chevron para perforaciones ultra profundas en el Golfo de México, el Discoverer Clear Leader (Líder Claro del Descubridor)-, que pareció una opción terriblemente pobre. Apenas días antes de su publicación, se desbordaron 68 mil litros de petróleo crudo desde una tubería operada por Chevron en la Reserva Nacional del Delta, en el sureste de Luisiana.
Un desastre lejos peor golpeó menos de dos semanas después. El escape más grande de petróleo y gas en el Golfo de México en 30 años mató a once personas y saturó los alrededores con una manta aceitosa de destrucción. La plataforma perforadora accidentada pertenecía y era trabajada por Transocean, la misma compañía que tiene un contrato de cinco años con Chevron para operar el Líder Claro del Descubridor, entre otros aparejos costeros de Chevron.
Mientras la imagen de tapa del informe anual Chevron muestra un artilugio prístino, quizás la foto más apropiada para mostrar la imagen de Chevron está en la página siguiente: la puesta de sol a la manera Chevron.
El informe Chevron 2009 celebra 130 años de operaciones de la corporación. Allí, la compañía declara que los “valores del estilo Chevron” incluyen operar “con los mayores niveles de integridad y respeto a los derechos humanos”, un compromiso profundo “con las operaciones seguras y eficientes y con liderar nuestro negocio de una manera ambientalmente sana” y la edificación de “sociedades fuertes para producir energía y apoyar a las comunidades”.
Nosotros tenemos un informe muy distingo que ofrecer: somos las comunidades, y nuestros aliados, que padecen las consecuencias de los aparejos Chevron de perforación petrolífera en el mar, de la producción de petróleo y gas natural, las cuencas carboníferas, refinerías, depósitos, tuberías, exploración, fábricas de productos químicos, control político, abuso del consumidor, promesas falsas y mucho más. Así, hemos preparado de nuevo otro informe anual Chevron alternativo.
Escrito por docenas de dirigentes de comunidades de 16 países y 10 estados norteamericanos en que opera Chevron, el informe de 60 páginas abarca la gama completa de actividades de la corporación, desde el carbón a las sustancias químicas, producción en el mar y en tierra firme, de las tuberías a las refinerías, del gas natural a la basura tóxica, el cabildeo, las contribuciones a campañas políticas y el lavado “verde”.
El 25 de mayo de 2010, 40 autores alternativos del informe aparecían en una rueda de prensa en Houston para dar a conocer el costo real de las operaciones de Chevron en sus comunidades. El 26 de mayo entregaron el informe directamente a Chevron, en la Reunión General Anual de la compañía, mientras los partidarios se reunían afuera. Chevron mantuvo a cinco manifestantes arrestados en el sitio, incluyendo a Antonia Juhasz, la principal autora y redactora del informe. Chevron también rechazó la entrada a otras dos docenas de personas de países afectados por Chevron en todo el mundo, como Nigeria, Ecuador y Birmania. Negaron el ingreso a quienes portaban legítimos poderes legales de accionistas. (Veáse The True Cost of Chevron 2010 Alternative Report: http://truecostofchevron.com).
Traducción: Ernesto Carmona (especial para ARGENPRESS.info)
Fuente:
Antonia Juhasz, “The True Cost of Chevron: An Alternative Annual Report,” True Cost of Chevron, May 27,2009, http://truecostofchevron.com/report.html
Estudiante investigador:
Kelley Zaino, Sonoma State University
Evaluadores académicos:
Stephanie Dyer and Sascha von Meier, Sonoma State University
Argenpress