Fiebre del gas natural: voces de la industria encienden la alarma

Por IAN URBINA | The New York Times | 25/6/2011

Traducción al español: Observatorio Petrolero Sur

shalegas
“Es hora de impulsar al alza al gas natural” dijo Audbrey K. McClendon, izquierda, ejecutivo de Chesapeake Energy. “Esto podría tener profundas consecuencias para nuestra economía local”, dijo Deborah Rogers, miembro del comité asesor del Banco de Dallas de la Reserva Federal. Jennifer Pitts/The Journal Record, via Associated Press, izquierda; Mark Peristein para The New York Times

Las compañías de gas natural han estado apostando fuerte a la perforación de pozos, sosteniendo que los mismos generarán enormes ganancias y proveerán una nueva y abundante fuente de energía a los Estados Unidos.

Pero, de acuerdo a los cientos de correos electrónicos y documentos internos de la industria y el análisis de la información de miles de pozos, puede que el gas no sea tan fácil y barato de extraer desde las profundas formaciones de esquisto como lo anuncian las compañías.

En los correos electrónicos, ejecutivos de [compañías] energéticas, abogados de la industria, geólogos estatales y analistas de mercado, expresan escepticismo acerca de los pronósticos halagüeños, y se cuestionan si las compañías están intencional, e inclusive, ilegalmente, sobrevaluando la productividad de sus pozos y el tamaño de sus reservas. Muchos de esos correos también aportan una perspectiva que está en marcado contraste con el optimismo que la industria expresa en público, y se asemejan a las dudas que generaron burbujas financieras anteriores.

Un analista de PNC Wealth Management, una compañía inversora, escribió a un contratista en un correo electrónico en febrero que desde los inversores “el dinero está ingresando a raudales”, a pesar de que el shale gas es “inherentemente no rentable”. “Te hace acordar a los puntocom”.

“Lo que se comenta en el mundo de los [profesionales] independientes [de la industria hidrocarburífera] es que las exploraciones y explotaciones de shale gas no son más que esquemas Ponzi [1] en gigante, y que, simplemente, no funcionan desde el punto de vista económico”, escribió en un email un analista deI HS Drilling Data, una compañía de investigación de energía, el 28 de agosto de 2009.

Información empresarial de más de 10.000 pozos en las tres formaciones de shale gas más grandes generan mayor incertidumbre acerca de las perspectivas de la industria. Sin lugar a dudas, existen enormes cantidades de gas en esas formaciones. La pregunta sigue siendo qué tan fácilmente puede ser extraído.

La información muestra que mientras existen algunos pozos muy activos, éstos se encuentran rodeados, por lo general, de vastas zonas de pozos menos productivos, cuya perforación y operación es en algunos casos más costosa que el valor del gas que producen. También, la cantidad de gas producida por muchos de los pozos exitosos está cayendo mucho más rápido de lo que predijeron inicialmente las compañías de energía, haciendo aún más dificultoso para ellas obtener ganancias en el largo plazo.

Si la industria no está a la altura de las expectativas, el impacto se sentirá de forma generalizada. Legisladores federales y estatales están considerando incrementar drásticamente los subsidios para las explotaciones de gas natural, con la esperanza de que proveerán energía de bajo costo en las próximas décadas.

Pero si, en definitiva, el gas natural prueba ser más caro de extraer del subsuelo que lo que se ha predicho, los propietarios de la tierra, los inversores y los prestamistas podrían ver sus inversiones flaquear, mientras los consumidores pagarán un mayor precio por la electricidad y las facturasde calefacción.

También existen implicancias para el ambiente. La tecnología utilizada para hacer fluir el gas del subsuelo–llamada fractura hidráulica o hydrofracking– puede requerir más de un millón de galones [3,78 millones de litros] de agua por pozo, y mucha de esa agua debe ser desechada porque es contaminada en el proceso. Si los pozos de shale gas se consumen más rápidamente de lo esperado, las compañías de energía tendrán que perforar más pozos o fracturar hidráulicamente [los existentes] con mayor frecuencia, resultando en una mayor cantidad de desechos tóxicos.

Los e-mails fueron obtenidos a través de solicitudes libres de registro, o entregados al New York Times por consultores de la industria y analistas que sostienen que la percepción pública del shale gas no se ajusta a la realidad; los nombres y la información que los identifica fueron modificados para protegerlos, ya que no estaban autorizados a comunicarse públicamente. En los correos electrónicos, algunos de ellos expresan graves preocupaciones.

“Y ahora estas corporaciones gigantes están atravesando su momento Enron”, escribió en un correo electrónico en febrero, un geólogo retirado de una importante compañía de petróleo y gas, acerca de otras compañías que invirtieron en shale gas. “Quieren desviar la luz para ocultar la verdad”.

Otros, al interior de la industria, se mantienen optimistas. Sostienen que los beneficios económicos del shale gas mejorarán al crecer el precio del gas, al evolucionar la tecnología, y al aumentar la demanda con ayuda de los subsidios federales que está considerando el Congreso. “La oferta de shale gas únicamente puede incrementase”, sostuvo Steven C. Dixon, vicepresidente ejecutivo de Chesapeake Energy, en una conferencia de la industria de la energía en abril, en respuesta al escepticismo sobre la performance de los pozos.

Estudiando la información

“Creo que tenemos un gran problema”.

Deborah Rogers, miembro del comité asesor del Banco de Dallas de la Reserva Federal, recuerda haber dicho eso en mayo de 2010 en una conversación con un importante economista de la Reserva, Mine K. Yucel. “Necesitamos inspeccionar esto inmediatamente”, agregó.

Ex corredora de bolsa de Merrill Lynch, la Sra. Rogers sostuvo que comenzó a estudiar la información de los pozos operados por compañías de shale gas en octubre de 2009, luego de asistir a una conferencia del ejecutivo en jefe de Chesapeake, Aubrey K. McClendon. “Los números no daban”, sostuvo la Sra. Rogers. Su investigación mostró que los pozos estaban decayendo más rápido de lo esperado.

“Estos pozos se están agotando tan rápidamente que los operadores están en un costoso juego de ‘ponerse al día’”, escribió Rogers, en un correo electrónico el 17 de noviembre de 2009, a un geólogo de petróleo en Houston, quien respondió que estaba de acuerdo.

“Esto podría tener profundas consecuencias para nuestra economía local”, explicaba en el e-mail.

Los residentes de Fort Worth ya estaban tambaleándose por el repentino cambio en la fortuna de la industria del gas natural.

A principios de 2008, las compañías de energía estaban luchando para que los residentes de Fort Worth arrendaran sus tierras para perforar, ya que se encontraban en la búsqueda de los llamados pozos monstruo. Carteles a lo largo de las autopistas avivaban la excitación del boom: “¡Si no tiene un arrendamiento de gas, consígase uno!”. Las compañías de petróleo y gas estaban en una una feroz guerra de ofertas por los derechos de perforación, ofreciendo a los pobladores bonos de hasta US$ 27.500 por acre [0,4 hectáreas] para que firmaran los arrendamientos.

El actor Tommy Lee Jones fue contratado como promotor por Chesapeake, una de las compañías de shale gas más grandes. “Los enormes beneficios a largo plazo incluyen nuevos trabajos e inversión de capital y regalías y renta que se destinan a caminos públicos, escuelas y parques”, sostuvo en un aviso televisivo acerca de la perforación en el yacimiento de Barnett, en y alrededor de Fort Worth.

Para los inversores, las compañías de shale tenían un discurso más sofisticado. Con mejor tecnología, ellas habían refinado un “modelo manufacturero”, decían, que virtualmente les permitiría realizar un pozo en cualquier lugar de ciertas formaciones de shale y esperar ingresos por largo plazo.

Para Wall Street, este era el santo grial: una propuesta de bajo riesgo y altas ganancias. Pero, hacia finales de 2008, las recesión se apoderó y el preció del gas natural descendió abruptamente en alrededor de dos tercios, arrojando el modelo de negocios de las operadoras en picada.

En Texas, el aviso protagonizado por el Sr. Jones desapareció. Las compañías de energía rescindieron los arriendos de alto precio a miles de residentes, lo que llevó a demandas legales colectivas de clase [class action lawsuits] [2]. Los cheques por regalías disminuyeron. Los ingresos por impuestos cayeron.

El impacto de la recesión fue inmediato para muchos.

“Ruinoso, así es como lo describiría”, sostuvo el reverendo Kyev Tatum, presidente de la sección de la Conferencia de Líderes Cristianos del Sur en Fort Worth.

El Sr. Tatum explicó que docenas de iglesias negras en Fort Worth firmaron arrendamientos con la promesa de mucho dinero. Sostuvo que, en cambio, algunas fueron informadas que sus tierras ya no estarían exentas de impuestos, a pesar de que todavía no habían recibido regalías por los pozos.

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Ministros, pastores y diaconos de iglesias de Fort Worth. Docenas de iglesias negras en Fort Worth firmaron arrendamientos. Brandon Thibodeaux para The New York Times.

La volatilidad del auge y caída había despertado sospechas entre personas como la Sra. Rogers, al mismo tiempo que analistas de energía y geólogos comenzaron a mirar de cerca la información referida a la performance de los pozos.

En mayo de 2010, el Banco de Dallas de la Reserva Federal convocó a una reunión para discutir la cuestión después de la insistencia de la Sra. Rogers. Uno de los participantes fue Kenneth B. Medlock III, un experto en energía de la Universidad de Rice, quien describió un promisorio futuro para la industria del shale gas en los Estados Unidos. Al finalizar, la Sra. Rogers lo acribilló con preguntas.

¿Las crecientes preocupaciones ambientales aumentarán el costo del negocio? ¿Si los pozos están agotándose antes de lo predicho, cuántos pozos nuevos deberían perforarse para coincidir con las proyecciones?

El Sr. Medlock concedió que la producción en la formación de Barnett –o play en la jerga de la industria- estaba de hecho alicaída y que probablemente declinaría pronto.

“La actividad se dirigirá hacia otras plays debido a que los beneficios allí son mayores”, predijo. La Sra. Rogers se volvió hacia los otros miembros de la comisión para ver si compartían su escepticismo, pero sólo vio miradas perdidas.

Dudas burbujeantes

Personas que trabajan dentro de la industria también están expresando sus dudas.

“Aquí, nuestros ingenieros proyectan estos pozos para 20-30 años de producción y, desde mi perspectiva, eso todavía debe probarse como viable”, escribió un geólogo de Chesapeake en un email del 17 de marzo a un analista federal de energía. “De hecho, hasta yo soy un poco escéptico cuando se observa el % de descenso en el primer año de producción”.

“En la actualidad, en estas producciones de shale gas ningún pozo es rentable económicamente”, sostuvo el geólogo en un email previo al mismo funcionario el 16 de marzo. “Todos están perdiendo un poco de dinero o únicamente ganando un poco”.

Cerca de la misma fecha en la que el geólogo envió el correo electrónico, el Sr. McClendon, jefe ejecutivo de Chesapeake, le dijo a los inversores, “es hora de impulsar al alza al gas natural”.

En septiembre de 2009, un geólogo de ConocoPhillips, uno de los mayores productores de gas natural en la formación de Barnett, advirtió en un email a un colega que el shale gas podría acabar como “el sector menos rentable a nivel mundial”. Cerca de seis meses después, el ejecutivo en jefe de la compañía, James J. Mulva, describió al gas natural como “un regalo de la naturaleza”, agregando que “más que ser caro, el shale gas es frecuentemente un recurso de bajo costo”. Cuando se le preguntó por el correo electrónico, John C. Roper, vocero de ConocoPhillips, sostuvo que estaba absolutamente convencido de que el shale gas era económicamente viable.

Una gran atracción para los inversores son los crecientes tamaños de las reservas que algunas compañías están reportando. Las reservas –en efecto, la cantidad de gas de sus pozos a la que una operadora sostiene que puede factiblemente acceder- son importantes porque son la medida central del valor de una compañía de petróleo y gas.

Prever estas reservas es una ciencia difícil. Las predicciones más tempranas son, por lo general, reducidas debido a caídas en los precios del gas, como ocurrió en 2008. Sobreestimar las reservas intencionalmente es, no obstante, ilegal, ya que engaña a los inversores. Correos electrónicos de la industria, la mayoría de 2009 en adelante, incluyen cuestionamientos de ejecutivos de petróleo y gas respecto de si otras compañías de energía están haciendo eso precisamente.

Los emails no acusan explícitamente a ninguna compañía de quebrantar la ley. Pero su número, la jerarquía de quienes los escriben, la variedad de posiciones que ocupan y el lenguaje que utilizan –incluyendo comparaciones con esquemas Ponzi e intentos para “estafar” a Wall Street- sugieren que las dudas acerca de la industria de shale gas existen en muchos rincones.

“¿Crees que puede estar ocurriendo algo sospechoso con las empresas que cotizan en bolsa respecto a las acreditaciones de reservas de shale gas?”, escribió en un email en 2009 un funcionario de alto nivel de Ivy Energy, una compañía de inversión especializada en el sector energético.

Un ex ejecutivo de Enron escribió en 2009, mientras trabajaba en una compañía de energía: “Me pregunto cuándo comenzarán a decirle a la gente que estos pozos no son lo que pensaban que iban a ser”. Agregó que el comportamiento de las compañías de shale gas le recordaba lo que observó cuando trabajaba en Enron.

La información sobre producción, provista por las compañías a reguladores estatales y revisada por el Times, muestra que muchos pozos no están teniendo la performance que la industria esperaba. En las tres mayores formaciones de shale –Barnett en Texas, Haynesville en el este de Texas y Louisiana y Fayetteville, que atraviesa Arkansas- menos del 20% del área anunciada por las compañías como productiva parece ser rentable bajo las condiciones de mercado vigentes, de acuerdo a la información y analistas de la industria.

Richard K. Stoneburner, presidente y director de operaciones de Petrohawk Energy, sostuvo que observar formaciones de shale enteras era engañoso, porque algunas compañías únicamente perforaban en las mejores áreas o con menores costos. “Fuera de esas áreas, puedes perforar un montón de pozos que nunca cumplirán con las expectativas”, agregó.

A pesar de que las compañías de energía rutinariamente proyectan que los pozos de shale gas producirán gas a una tasa razonable durante 20-65 años, estas compañías han estado haciendo estas predicciones basándose en información limitada, y una cierta cantidad de conjeturas, ya que la perforación por shale es una práctica relativamente nueva.

La mayoría de las compañías de gas sostienen que la producción caerá severamente luego de los primeros años, pero luego se estabilizará, permitiendo a la mayoría de los pozos producir gas por décadas.

La información acerca de la producción de gas analizada por el Times sugiere que muchos pozos en campos de shale gas no se estabilizan de la forma en que muchas compañías predicen, sino que disminuyen sostenidamente.

“Este tipo de información está haciendo cada vez más difícil negar que la revolución del shale gas está siendo sobrevendida”, sostuvo Art Berman, un geólogo de Houston que trabajó durante dos décadas en Amoco, y ha sido uno de los más escépticos acerca de la rentabilidad del shale gas.

Sobreestimando la producción de gas natural. Los productores de gas son más optimistas en sus proyecciones que los analistas como Art Berman, geólogo petrolero de Houston, que estudió las reservas promedio por pozo en seis productores en la formación tejana Barnett. Aquí una comparación entre sus proyecciones [número de la izquierda, barra oscura] y las estimadas por las compañías [número de la derecha, barra clara], en pies cúbicos. [La columna que se encuentra más a la derecha es la diferencia entre los dos cálculos]

La shale de Barnett, que tiene el mayor historial de producción, provee el estudio de caso más confiable para predecir el potencial futuro del shale gas. La información sugiere que si la producción de los pozos continúa decayendo de la misma forma, muchos se volverán inviables financieramente dentro de 10 o 15 años.

Un análisis de más de 9.000 pozos, utilizando información de 2003 a 2009, muestra que –partiendo de presunciones ampliamente utilizadas en la industria acerca del precio de mercado de gas y el costo de perforar y operar un pozo- menos del 10% de los pozos habían recuperado sus costos estimados cuando ya tenían siete años de antigüedad.

Terry Engelder, un profesor de geociencia en la Universidad del Estado de Pennsylvania, sostuvo que el debate acerca de la performance de largo plazo se encontraba lejos de estar resuelto. La shale de Haynesville no ha estado a la altura de las primeras previsiones, sostuvo, pero las proyecciones de la industria se han vuelto más precisas y algunos pozos en la shale de Marcellus, que se extiende desde Virginia a Nueva York, están sobrepasando las expectativas.

Un sentimiento de confianza

Mucha gente al interior de la industria se mantiene confiada.

“No me preocuparía por estas compañías de shale”, sostuvo T. Boone Pickens, ejecutivo de la industria de petróleo y gas, agregando que cree que, si los precios aumentan, las compañías de shale gas ganarán buenas sumas de dinero.

El Sr. Pickens sostuvo que las mejoras tecnológicas –incluyendo fracturar hidráulicamente los pozos más de una vez- están haciendo que la producción sea más eficiente, y es el motivo por el cual algunas grandes compañías como ExxonMobil han adquirido participación en el shale gas.

Las compañías de shale también están ajustando sus estrategias para hacer dinero enfocándose en los pozos que producen líquidos lucrativos, como el propano y el butano, además de gas natural.

Al preguntársele por los correos electrónicos del geólogo de Chesapeake que ponían en duda las proyecciones de la compañía, un vocero de la empresa, Jim Gipson, sostuvo que la misma estaba plenamente confiada en que la mayoría de los pozos serían productivos por 30 años o más.

David Pendery, un vocero de IHS, agregó que aunque las perspectivas del shale gas ya habían sido debatidas por muchos analistas, en los años recientes los costos habían caído y la tecnología había mejorado.

A pesar de todo, en intercambios privados, muchos informantes son escépticos, inclusive cínicos, acerca de los pronunciamientos de la industria. “Todo se trata de hacer dinero”, escribió un funcionario de Schlumberger, una compañía de servicios de petróleo y gas, en un email de julio de 2010, dirigido a un regulador federal, acerca de la perforación de un pozo en Europa, donde algunas compañías estadounidenses están buscando mejores oportunidades de mercado.

“Parece basura”, escribió el funcionario de Schlumberger acerca de la performance del pozo, de acuerdo al regulador, “pero el operador lo dará vuelta basándose en el ‘potencial’ y hará algo de dinero en él”.

“Siempre hay uno más tonto”, concluía el correo electrónico.

 New York Times

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[1] Operación de inversión fraudulenta, en la que se prometen beneficios exagerados. Las ganancias de los primeros inversionistas son generadas por el ingreso de nuevos inversores, siendo esta última una condición necesaria para el funcionamiento del engaño.
[2] Acción legal en la cual un grupo de personas lleva adelante una demanda colectiva y/o un tipo particular de acusados es llevado a la corte.