Uruguay: "ser o no ser”

Gas de esquisto, fractura hidráulica: ‘fracking’.
Por Víctor L. Bacchetta.- La búsqueda de energéticos fósiles en territorio uruguayo ha dado un paso más hacia la exploración y posible explotación de hidrocarburos en un proceso donde las partes, el ente estatal a cargo de la producción nacional de combustibles, ANCAP, y la empresa estadounidense Schuepbach, no parecen cultivar las mismas expectativas y, para mayor complejidad, Estados Unidos está entrando a gravitar con su habitual omnipotencia.
El presidente de ANCAP, Raúl F. Sendic, calificó de “histórico” el contrato firmado el 13 de febrero último entre el ente estatal y la empresa estadounidense Schuepbach Energy para la exploración y explotación de hidrocarburos en tierra firme. Una de las áreas tiene un millón de hectáreas en parte de los departamentos de Tacuarembó, Salto, Paysandú y Durazno, y la otra unas 300 mil hectáreas en el centro-este del departamento de Salto.
Sería un convenio a 30 años, donde los primeros ocho se dedicarían a trabajos de exploración. De hacerse un hallazgo importante, ANCAP definiría la conformación de una empresa mixta con una participación de hasta un 50% del capital accionario, con vistas a la realización de un proyecto de extracción petrolera. Schuepbach se comprometió a realizar un estudio sísmico y la inversión en la etapa de exploración sería de 6 a 8 millones de dólares.
Antecedentes
En el sitio Web de ANCAP, se expone actualmente lo siguiente: “Las lutitas gasíferas son rocas sedimentarias de grano fino, ricas en materia orgánica y capaces de generar y retener gas, el cual puede ser explotado a través de métodos no convencionales. Una lutita con un COT (carbono orgánico total) de 2% o mayor presenta buenas posibilidades para la generación de gas de lutita en tanto alcance las condiciones de maduración apropiadas. Esta roca actúa a la vez como fuente y reservorio del gas, no presentando trampas ni sellos, lo que le confiere generalmente una distribución regional. Presentan muy baja permeabilidad, dificultando la extracción del gas y haciendo necesaria la utilización de métodos no convencionales tales como fracturación (fracking) y perforación horizontal. Un buen ejemplo de este tipo de explotación no convencional lo constituye el yacimiento Marcellus Shale, el más grande de EE.UU., localizado en la región NE.”
“En Uruguay, las secuencias sedimentarias de edad devónica y pérmica de la cuenca Norte ofrecen buenas posibilidades para contener este recurso. Las lutitas marinas de la Formación Cordobés (Devónico Temprano) presentan la mayor potencialidad con espesores mayores a los 100 metros y valores de COT que alcanzan el 3,6%.”
En los sitios Web de ANCAP y de Schuepbach se informó en 2009, en los mismos términos, de la formalización del contrato que precedió al firmado este año: “En octubre de 2009 se firmó un contrato con la empresa estadounidense Schuepbach Energy LLC para la prospección de hidrocarburos en el onshore del Uruguay, específicamente prospección de gas natural en lutitas, sobre un área de 9.890 km2. El mismo constituye el primer contrato de riesgo de prospección de hidrocarburos en onshore de la historia de Uruguay, en el marco de lo dispuesto en el Decreto 454/006.”
“Tal como se puede apreciar en el mapa (ver figura adjunta), el área del contrato está localizada en la región centro – Norte del país y comprende parte de los departamentos de: Durazno, Tacuarembó, Paysandú y Salto.”
“El programa de prospección mínimo acordado entre ANCAP y Schuepbach Energy LLC incluye: análisis de muestras no alteradas de afloramientos (COT, tipo de materia orgánica, mediciones geoquímicas varias, contenido silicoclástico, porosidad, presencia de intercapas limolitas/areniscas); modelos de maduración de lutitas, modelo gravimétrico y estudio de factibilidad.”
El primer gobierno del Frente Amplio inició la elaboración y aprobó en agosto de 2008, con una revisión en 2009, la Política Energética 2005-2030, hasta ese momento inexistente. En febrero de 2010, a partir de la iniciativa del gobierno recién electo, que propuso la creación de una Comisión Multipartidaria de Energía, los aspectos medulares de esta política fueron avalados por los tres partidos que conforman la oposición parlamentaria.
Dentro del objetivo general de diversificación de la matriz energética, esta política nacional dispuso: “7) Explorar el territorio nacional en búsqueda de energéticos no renovables: esquistos, carbón, gas de lutitas, uranio, etc. Impulsar emprendimientos piloto de utilización de dichos energéticos”. Aunque interesa aquí el gas de lutitas, digamos que la Ley 16.832 de 1997 prohíbe el uso de la energía nuclear en todo el territorio nacional.
El plazo del contrato de prospección firmado entre ANCAP y Schuepbach era de dos años y otorgaba a la empresa estadounidense prioridad para obtener un contrato de exploración y explotación dentro de esa área durante la vigencia del mismo.
Schuepbach
Con sede en Dallas, Texas, Estados Unidos, Schuepbach Energy LLC es una empresa joven (“junior”) de exploración de energéticos fundada en 2007, en sociedad con una firma de inversiones denominada CIC Partners. La empresa define su Misión como “encontrar, capturar y explotar recursos energéticos de gran potencial, tanto nacional como internacionalmente, con un enfoque principal en las formaciones de esquisto”.
El presidente y director, Martín Schuepbach, es presentado como un ejecutivo probado en el sector energético en empresas tales como Exxon y Maxus Energy. Se señala asimismo que, a partir de su experiencia como geólogo y sus relaciones internacionales, Schuepbach fundó y vendió exitosamente en los últimos 15 años dos negocios de exploración. Es decir que no se ocupó de la explotación, sino que traspasó esas licencias a otras empresas.
En 2011, Schuepbach se preciaba de haber obtenido en tres años, junto con sus subsidiarias, concesiones internacionales sobre más de 1,6 millones de hectáreas. Según la empresa, estas licencias abarcaban varios de los más promisorios recursos de gas de esquisto de Europa. Si ese era el total, se deduce que la mayor parte de la superficie abarcada por sus licencias se encontraba en Uruguay, donde el contrato era por un millón de hectáreas.
La especialización de Schuepbach son los esquistos o lutitas gasíferas y para una eventual explotación opera con la tecnología estadounidense de fractura hidráulica (‘fracking’). En octubre de 2011, luego de aprobada la ley que prohibió el ‘fracking’, el gobierno francés le retiró a Schuepbach dos licencias de exploración de gas de esquisto porque la empresa no ofreció, en los dos meses de plazo que le dieron, una tecnología alternativa.
Dentro de las tareas de prospección en Uruguay, Schuepbach hizo un pozo en Cuchilla Santo Domingo, paraje cercano al poblado de Achar y al arroyo Carpintería, en el departamento de Tacuarembó. De acuerdo con la comunicación hecha a la Dinama por el técnico responsable, el geólogo Gerardo Veroslavsky, la perforación se desarrolló del 9 de mayo al 8 de junio de 2011, con una profundidad de 435,9 metros hasta el basamento cristalino.
Pocos días después, Schuepbach y ANCAP dieron a conocer que en esa perforación se había encontrado roca generadora de petróleo a 400 metros de profundidad. Martín Schuepbach comentó que el hallazgo tenía un alto potencial. “Básicamente, lo que tenemos aquí es roca generadora de categoría mundial y petróleo libre en un pozo de agua. Estas dos cosas son muy, muy alentadoras. Podrían ser potencialmente muy importantes”, dijo.
En los meses siguientes las dos empresas negociaron el contrato de exploración y explotación. En la ceremonia de firma del 13 de febrero pasado, Schuepbach dijo que las pruebas sísmicas posteriores al descubrimiento de depósitos de esquisto justifican su inversión de 8 millones de dólares en nuevas perforaciones. Había trascendido que la firma exploradora pretendía operar en unas 500.000 hectáreas pero se le concedieron 1,3 millones de hectáreas.
ANCAP
Al firmarse el primer contrato con Schuepbach, el entonces presidente de ANCAP, Germán Riet, hizo declaraciones, recogidas en la Web de la Presidencia de la República, donde se le atribuyeron expectativas de encontrar y poder extraer gas de esquisto para la generación de energía eléctrica y haber resaltado la importancia de este hecho al permitir “diversificar la matriz energética” y disminuir la importación de hidrocarburos del país.
Consultado hoy Riet por esas declaraciones, el actual vicepresidente afirma: “me equivoqué yo o el periodista”, porque si habló de generación eléctrica debía estar pensando en esquistos bituminosos y no en gas de esquisto. “La prioridad absoluta es conocer y evaluar qué tipo de reservas existen en el Uruguay”, agregó Riet y aseguró que “hasta ahora, se ha pensado en ANCAP y Gobierno, hasta donde yo sé, en petróleo o gas convencional”.
El ingeniero Héctor de Santa Ana, gerente de Explotación y Producción de ANCAP, el cargo técnico de mayor jerarquía en esta área dentro del ente estatal, coincide con las apreciaciones de Riet y las apoya en sus evaluaciones de los estudios realizados hasta ahora en el subsuelo uruguayo. Sin embargo, en este aspecto no existe una única opinión, porque desde Estados Unidos se están divulgando otras estimaciones sobre las reservas del país.
Por una parte, De Santa Ana afirma que el interés que ha despertado Uruguay en los últimos años para la investigación de hidrocarburos es el resultado de “una revolución conceptual” sobre la geología y el modelo de la Cuenca Norte, impulsada por él y otros técnicos locales, que hizo que en las perforaciones en lugares donde hasta entonces no había informaciones de ninguna clase, como en La Paloma y Achar, se encontrara roca generadora.
Desde la gerencia de ANCAP, De Santa Ana y su equipo, conformado en los últimos cinco años, salieron a explicar el nuevo enfoque geológico a los especialistas de los países vecinos que comparten la cuenca y de los países más avanzados en la investigación de hidrocarburos. Esta fue la base para el lanzamiento de las Rondas Uruguay que lograron interesar en asumir contratos de riesgo a varias empresas extranjeras y aquí entró Estados Unidos.
En abril de 2011, en una estimación preliminar de 14 regiones fuera de los Estados Unidos, la Administración de Información de Energía de ese país (USEIA) adjudicó a Uruguay reservas técnicamente recuperables de gas de esquisto de 21 TCF (millón de millones de pies cúbicos). En agosto de ese mismo año, el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), en una evaluación de la Cuenca Norte del Uruguay, estimó las reservas en 13,4 TCF.
De Santa Ana confirma que los cálculos de las agencias estadounidenses están basados en el nuevo modelo geológico elaborado por ANCAP y que sus técnicos les aportaron información, pero se desvincula por completo de sus conclusiones. “Eso es absolutamente especulativo, no hay ninguna prueba, no hay ninguna evidencia. Normalmente, cuando uno está en ese punto no se habla de reservas, se habla de recursos potenciales”, dice De Santa Ana.
El contrato
De la comparación de las declaraciones oficiales y versiones de la prensa especializada surge que las partes en juego se manejan con informaciones, expectativas e intereses que son como mínimo diferentes cuando no contrapuestos. Por ejemplo, mientras ANCAP sostiene que está procurando solo hidrocarburos convencionales, el American Petroleum Institute (API, 15/2) informa que ANCAP y Schuepbach avanzan en el desarrollo de los esquistos.
“La prospección se orientó a los hidrocarburos convencionales, porque no convencionales, no hay economicidad en ningún lugar del Uruguay, y esto se refleja en el contrato”, dice De Santa Ana. Según el técnico uruguayo, por el momento, las perforaciones permiten ver la posibilidad de llegar a hidrocarburos convencionales, pero las evidencias encontradas de esquisto bituminoso y de gas de esquisto no son económicamente viables.
Para el gerente de ANCAP, la investigación es básica, el país debe saber lo que tiene, para estar en línea con la ciencia y por una cuestión estratégica. Y agrega: “Dos o tres barriles de esquisto bituminoso por día a un costo operativo de 80 dólares estadounidenses, no hay forma de hacerlo viable. Y el gas de esquisto no tendrá economicidad nunca, tendría que estar a 400 o 500 dólares el barril para que resulte viable extraerlo”.
Por último, De Santa Ana comenta que conoce directamente la extracción de gas de esquisto en Estados Unidos y que esto supone un esquema de fracturación y de producción que no se encuentra integrado ni autorizado en los contratos firmados por ANCAP. Mientras tanto, no hemos podido verificar los acuerdos, incluso apelando a la Ley de Acceso a la Información Pública, porque están cubiertos por una “cláusula de confidencialidad”.
La iniciativa global de EE.UU.
“Con una creciente población mundial y un suministro finito de combustibles fósiles, urge la necesidad de diversificar nuestro suministro de energía. Necesitamos comprometer a los exportadores tradicionales y las economías emergentes por igual, para impulsar la seguridad energética internacional y asegurar que la riqueza natural de los países resulte en un crecimiento inclusivo.” (16 de noviembre de 2011)
Con esta frase de Hillary Rodham Clinton, Estados Unidos ha lanzado una iniciativa de gran envergadura dirigida a reafirmar su liderazgo internacional con base ahora en el potencial asignado a los hidrocarburos no convencionales y a su dominio de las tecnologías de la fractura hidráulica para la explotación del gas de esquisto.
La Secretaria de Estado anunció en octubre último la creación de la Oficina de Recursos Energéticos con la misión de “conformar la política energética internacional de Estados Unidos, influir en la manera cómo las naciones se mueven hacia un futuro de energía más limpia, y proteger nuestra infraestructura y nuestras rutas de tránsito energéticas”.
En abril de 2010, el Departamento lanzó la Iniciativa Global del Gas de Esquisto (GSGI, en inglés) con el fin de “ayudar a los países que buscan utilizar sus recursos no convencionales de gas natural para identificarlos y desarrollarlos de forma segura y económica”. Los países de la región invitados a participar son Argentina, Chile, Colombia, Perú y Uruguay.
Y en agosto, la GSGI realizó en Washington una conferencia internacional, con la asistencia de 17 países, entre ellos Uruguay, para discutir “la importancia del gas de esquisto como una opción de combustible más bajo en carbono”, según declaraciones de David Goldwyn, el Coordinador del Departamento de Estado para Asuntos de Energía Internacional.
“La lección que queremos que todos estos países entiendan es que (para realizar con éxito las perforaciones requeridas para la extracción del gas de esquisto) hay que tener personas técnicamente competentes para operar y que son necesarias primero leyes y normas”, dijo Goldwin en una conferencia de prensa que se hizo paralela a la reunión.
Un comentarista de EnergyInDepth, una publicación especializada, se planteó hasta qué punto se aplicarán esas mismas lecciones dentro de Estados Unidos, conociendo los graves problemas ambientales generados por la práctica del ‘fracking’ en este país. Pero la función del Departamento de Estado es la política exterior, no la doméstica.

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