Cristina Fernández: “No es incompatible la eficiencia con la patria”

Ante la algarabía que inundaba la Casa Rosada repleta de gobernadores, legisladores e invitados especiales, Cristina Fernández de Kirchner anunció que el ingeniero Miguel Galluccio será el gerente general de YPF
Por Nicolás Lantos | Página/12
Con un llamado a empresarios y trabajadores para que colaboren con el Estado para sacar adelante a YPF en su nueva etapa, Cristina Fernández de Kirchner promulgó ayer la ley que prevé la expropiación del 51 por ciento de las acciones de la petrolera, además de declarar de interés público la exploración, extracción, industrialización y comercialización de hidrocarburos, menos de 24 horas después de que el Congreso le diera sanción por amplia mayoría. En su salsa, la Presidenta alternó bromas con duras críticas, tanto al capital como a los sindicatos, y anunció que la gerencia general de la empresa quedará en manos de Miguel Galluccio, un ingeniero repatriado que había formado parte de YPF durante la década del ’90. “La idea es esencialmente una YPF absolutamente moderna y competitiva, con gente profesional y con dirección política, con la meta de tener autoabastecimiento y superávit carburífero que sostenga el crecimiento de la actividad y el empleo. No es incompatible la eficiencia con la patria”, marcó la cancha la mandataria ante un Salón de las Mujeres abarrotado de figuras de primera línea del Gobierno y por cadena nacional.
“Yo les dije en este mismo lugar, el 16 de abril, cuando envié el proyecto de ley al Parlamento, que íbamos a tener una YPF con un perfil absolutamente profesionalizado, lo cual no quiere decir que no tenga dirección política. Cuando el mundo andaba bien, las empresas estaban alineadas con los intereses de sus países. Cuando las empresas se desprendieron de los intereses de sus países fue finalmente cuando implosionaron esos países. Por eso yo creo que no hay que confundir política partidaria con política de un país en materia de recursos naturales y estratégicos”, recordó.
A su derecha se encontraban los gobernadores y buena parte de su gabinete; a la izquierda, el vicepresidente, Amado Boudou; el ministro de Planificación, Julio De Vido; la presidenta provisional del Senado, Beatriz Rojkés, y los jefes de bloque del Frente para la Victoria en ambas Cámaras, que recibieron una mención especial por el rol que jugaron en la sanción de esta ley. “Quiero, una vez más, agradecer a los distintos partidos de la oposición que acompañaron este proyecto, más allá de las lógicas diferencias que tiene que plantear un partido político de la oposición. Lo cierto es que por primera vez tenemos una ley votada con una mayoría como no se había obtenido otra desde el año 2003 a la fecha –señaló–. Y también a nuestra propia fuerza política, porque –como decía ayer nuestro presidente de bloque, el diputado Agustín Rossi– ‘somos un movimiento político que sostiene sus convicciones ya sea con aplausos o con huevazos’.”
En el salón no cabía un alfiler: la primera fila la compartían referentes de La Cámpora como Andrés “Cuervo” Larroque, José Ottavis y Wado De Pedro, con algunos aliados del Gobierno, como el diputado Martín Sabbatella. Junto a ellos, algo nervioso, estaba Galluccio, el flamante CEO de YPF. Sorprendió la presencia de Facundo Moyano y del dirigente de taxistas, Omar Viviani, a pocos asientos de distancia del titular de la CTA, Hugo Yasky. Más atrás completaban la platea la concurrencia habitual: dirigentes, referentes de asociaciones de derechos humanos, empresarios y figuras de la cultura afines al Gobierno.
La posta
“No se puede criticar la emoción, si eso es lo que nos convierte en humanos. Dios nos libre de gobernantes que no sean capaces de tener emociones y sentir emociones”, destacó la mandataria, recordando un pasaje de la sesión legislativa del día anterior, en el que la diputada Anabel Fernández Sagasti destacó que “así como los ferrocarriles definieron la vida de tantísimos otros pueblos, YPF moldeó la historia de casi toda la Patagonia: Caleta Olivia, Pico Truncado, Las Heras, Cañadón Seco, que eran campamentos petroleros que terminaron convirtiéndose en ciudades”.
La Presidenta volvió a destacar “la conformación de un equipo de gente joven” y tomó al caso de Galluccio como un doble ejemplo: no sólo como uno de las nuevas generaciones, sino como un técnico que dejó el país a causa de la crisis y ahora es repatriado. “Es la generación que nos sigue a la nuestra y que tiene el desafío histórico de hacerse cargo de la posta y de demostrar que podemos –desde el Estado– ser eficientes, que no puede haber contradicción, como tantas veces se quiso poner en la cabeza de los argentinos, que los intereses de una empresa pueden ser contradictorios con los intereses del país.” Además, destacó, es necesario “decir cuál fue el fracaso y por qué se vio bien que YPF fuera privatizada en algún momento: porque era una empresa petrolera que daba pérdida”, motivo por el cual ahora es necesario ser “muy eficientes en el manejo de la misma, para demostrar que el Estado puede administrar correctamente”.
Lo privado y lo público
Para asegurar la correcta administración de la empresa, CFK apuntó a empresarios y trabajadores y les pidió colaboración para sacar adelante la petrolera. Los hidrocarburos, recordó, no son “un commodity”, sino “un insumo básico que genera competitividad a toda la producción argentina, primaria, de valor agregado, de ciencia y tecnología, hasta el científico que toma su auto o su colectivo para llegar hasta su laboratorio… atraviesa transversalmente a todos los sectores sociales y económicos”, por lo que destacó la necesidad de “articular muy fuertemente lo privado y lo público”. Al respecto, aseguró que YPF servirá para potenciar la industria nacional, dando trabajo a empresas que funcionarán como proveedoras de la petrolera, pero advirtió que los empresarios argentinos “deberán saber que también tendrán que ajustar muy bien sus costos, porque tampoco se van a pagar precios ridículos, que pueden ser mucho más baratos en otra parte, por el solo hecho de que sean industria nacional”, y pidió “eficiencia” y “cálculo de costos”. También resaltó que no la asusta una buena rentabilidad empresaria, con la que colaboran los subsidios oficiales, siempre y cuando esté acompañada con la correspondiente reinversión en el país. Si alguien no había entendido el mensaje, lo dejó aún más claro: “En estos últimos nueve años se la llevaron con pala”.
Por último, se dirigió a los trabajadores, en el tono que mantiene desde la apertura de sesiones del 2011, cuando pidió por primera vez racionalidad en las protestas. “Seguir cubriéndose la cara, prender fuego o hacer incendios es solamente de patrullas perdidas, pero no de argentinos que comprenden que necesitan ponerle el hombro al país y trabajar. Lo que menos necesita el país son patrullas perdidas que solamente son funcionales a los intereses que siempre atentaron desde las sombras contra el conjunto de la sociedad argentina”, señaló, y dirigiéndose puntualmente a “los trabajadores del petróleo” que, advirtió, “son de los mejor remunerados del país” les pidió “que pongan también un gran esfuerzo porque no puede la provincia de Santa Cruz ni la de Chubut ni la de Mendoza ni la de Neuquén ni ninguna provincia perder un solo segundo de extracción del petróleo por conflictos laborales, es absolutamente injusto para el resto de los argentinos y para millones de argentinos que todavía no tienen trabajo”.
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