Argentina, Venezuela y la nueva energía del Mercosur

Negociaciones bilaterales. Con la nacionalización de YPF se abrió la posibilidad de activar los acuerdos firmados en 2006 vinculados con la explotación del yacimiento venezolano de la Faja de Orinoco, uno de los más ricos del mundo.
Por Pablo Galand.- Los encuentros celebrados esta semana en Caracas entre funcionarios argentinos y venezolanos para avanzar hacia una “asociación estratégica” entre las YPF y Pdvsa, representan uno de los efectos de la nacionalización de la petrolera argentina. En las reuniones que mantuvieron el Ministro de Planificación, Julio De Vido, y el CEO de YPF, Miguel Galuccio, con el titular de Pdvsa, Rafael Ramírez Carreño y el presidente venezolano Hugo Chávez se planteó la posibilidad de que la empresa nacional se asocie en la explotación de los yacimientos de la Faja de Orinoco, considerados uno de los que tiene las mayores reservas de petróleo del mundo. A través de Enarsa, desde hace seis años que la Argentina tenía la posibilidad de llevar emprendimientos en aquella región. Pero recién ahora, al contar con el control de YPF, esa instancia se convierte en una posibilidad real. En las negociaciones también se habló de la posibilidad de aumentar la capacidad de refinación de combustible en nuestro país y de la participación de Pdvsa en los yacimientos de Vaca Muerta, en la provincia de Neuquén. Precisamente, el desarrollo de esas reservas de recursos no convencionales es el gran desafío que tiene YPF en lo inmediato para recuperar en el mediano plazo el autoabastecimiento energético. Un objetivo que no parece sencillo pero que a la vez ofrece posibilidades de poder ponerlo en marcha.
Las reservas probadas en el Bloque 6 Ayacucho de la Franja de Orinoco, superan las 450 millones de metros cúbicos, lo que equivale a 1,63 veces las reservas comprobadas que tiene la Argentina. A través del Memorando de Entendimiento que firmaron la Argentina y Venezuela en enero de 2006, la empresa estatal local Enarsa tiene participación en la exploración y explotación en una porción de esos yacimientos. Pero como Enarsa nunca logró despegar como una verdadera empresa petrolera, las verdaderas condiciones para la explotación de esas reservas se dieron con la nacionalización del 51% de YPF. La otra decisión política que facilita esta integración es la inclusión de Venezuela en el Mercosur, que se materializará formalmente el próximo martes en Brasil.
El tipo de petróleo alojado en la faja de Orinoco es más pesado y rico en azufre que el que se encuentra en los yacimientos argentinos. Por lo tanto, será necesaria otro tipo de mecanismos para su refinación. Es por eso que los acuerdos que se están negociando entre los dos países incluye la ampliación de la planta de petroquímica de Bahía Blanca y de refinación de La Plata. Teniendo en cuenta entonces que se trata de un petróleo que hay que transportar desde Venezuela y que luego hay que someterlo a procesos diferentes de refinación, vale preguntarse si sigue siendo rentable para la Argentina participar en la explotación de esos pozos. Los especialistas consultados por Miradas al Sur no tienen dudas al respecto. Para Marcos Rebasa, miembro del Centro de Estudios Energéticos Raúl Scalabrini Ortiz (ver opinión), la posibilidad de explotar en la Faja de Orinoco “es como si hubiéramos descubierto un yacimiento de petróleo acá, con el agregado de que se trata de uno de los más grandes del mundo”. Víctor Bronstein, director del Centro de Estudios de Energía, Política y Sociedad, entiende que al necesitar de refinerías especiales para el crudo venezolano, “se crea acá un vínculo estructural de producción de petróleo y refinación que sería muy importante. La cantidad de petróleo que hay en Orinoco es de 100.000 millones de barriles. La Argentina tiene en este momento una reserva de 2.500 millones de barriles. Hay, por lo tanto, en esta integración un potencial muy grande”, afirma.
Bronstein está convencido que los objetivos de YPF deben estar enfocados hacia los recursos no convencionales. “Por más que se invierta, no hay muchas esperanzas de aumentar la producción de hidrocarburos convencionales porque los yacimientos en la Argentina están muy maduros, con lo cual en este aspecto estamos llegando al límite de la capacidad. Para aumentar la producción de hidrocarburos, por lo tanto, hay que apuntar a los no convencionales como hizo Brasil con el petróleo descubierto debajo de las capas de sal. En ese sentido, lo de la Faja de Orinoco es una posibilidad importante, como también lo es Vaca Muerta”, añade.
Los desafíos de Vaca Muerta. Este yacimiento de petróleo y gas no convencionales es la gran esperanza argentina para recuperar su soberanía energética. De acuerdo a los cálculos que hizo Repsol cuando anunció su descubrimiento, hay allí más de 700 millones de barriles equivalentes de petróleo y otros 200 millones de gas. En estos dos meses de gestión, Galuccio mantuvo encuentros con petroleras de origen estadounidense y chinas, interesadas en participar con YPF en la explotación de este yacimiento. El problema es estas compañías exigen condiciones muy similares a las que empujaron al Estado argentino a quitarle a Repsol el control de la empresa. Por eso, es que en el reciente viaje a Venezuela se abrió la posibilidad de que sea Pdvsa la que se asocie con YPF para la explotación de Vaca Muerta. Bronstein ve poco factible una alianza entre las dos compañías en este yacimiento, ya que duda que Pdvsa tenga experiencia suficiente en la explotación de este tipo de hidrocarburos y que además cuente con la capacidad de inversión necesaria. “Hay que tener en cuenta que parte del presupuesto de Venezuela se financia con la rentabilidad que obtiene el petróleo. Por lo tanto, hay que ver qué margen le queda para emprender una inversión de este tipo”, sostiene.
Un aspecto relevante en la explotación en Vaca Muerta tiene que ver con los costos de producción que son mucho más altos en comparación, por ejemplo, con los que se requieren en Estados Unidos para este tipo de hidrocarburos. Mientras que allí se calcula que cada pozo tiene un costo de dos millones de dólares, en nuestro país las estimaciones son de ocho millones. “La diferencia tiene que ver con una cuestión de logística e infraestructura”, afirma Bronstein. “Allá han diseñado prácticamente una producción en serie de pozos, todo el tiempo están perforando. Cuentan por lo tanto con una producción a escala que les permite bajar mucho los costos”, agrega.
De acuerdo al plan trazado por Galuccio, la intención para el próximo año es perforar 132 pozos nuevos en Vaca Muerta, lo que equivale a un inversión aproximada de 1.000 millones de dólares. Por lo tanto, Rebasa cree que “se lo podría financiar con las utilidades que da YPF y una ayuda del Tesoro nacional. Además, a las otras empresas que están en el país se las podría obligar a ser parte de esa inversión”, asegura. Desde su óptica, cuando se habla de inversiones necesarias en los 10.000 o 20.000 millones de dólares anuales, “son delirios que están atados a las condiciones que nos quieren imponer las multinacionales”.
Incluso, para abaratar los costos, Rebasa cree que desde el Estado nacional se debería fomentar la creación de una industria nacional de servicios, ya que la explotación de Vaca Muerta garantiza un horizonte de largo plazo para este tipo de actividades. “De esa manera nos liberaríamos de empresas como Halliburton o Schlumberger que tienen el monopolio internacional en la utilización de equipos para este tipo de servicios”.
Decreto
Un paso más hacia la soberanía hidrocarburífera
Tal como lo establece la ley de Soberanía Hidrocarburífera que fue sancionada este año, el Gobierno creó una comisión de Planificación y Coordinación Estratégica del Plan Nacional de Inversiones de Hidrocarburos, cuya función será la de fijar los precios de los combustibles y tendrá la facultad de sancionar a las petroleras que no cumplan con la norma. Dicha comisión es presidida por el viceministro de Economía, Axel Kicillof, y también la integran el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno y el secretario de Energía, Daniel Cameron.
De acuerdo a lo que establece el Decreto 1.277 la Comisión tendrá como objetivo “asegurar y promover las inversiones necesarias para el mantenimiento, el aumento y la recuperación de reservas que garanticen la sustentabilidad de la actividad hidrocarburíferas” y las “necesarias para expandir la capacidad de refinación local, la calidad y la seguridad de los procesos, de acuerdo a los requerimientos de la economía local”. Otra de las facultades que tendrá la comisión es elaborar anualmente un Plan Nacional de Inversiones Hidrocarburíferas, que “establecerá los criterios y las metas deseables en materia de inversiones en exploración, explotación, refinación, transporte y comercialización de hidrocarburos, a los fines de garantizar la maximización de las inversiones y de los recursos empleados para el logro del autoabastecimiento”.
Miradas al Sur