Con una inversión de 50 millones de dólares, Andes Energía proyecta pasar de 220 barriles diarios a 2500, en tres años. Su presencia alcanza a tres provincias argentinas: Mendoza, Neuquén y Chubut.
Por Rodolfo Montes – Lo mejor está por venir. Así lo aseguran los directivos de Andes Energía, una compañía petrolera argentina con 6 años de antigüedad, 7 millones de dólares de facturación anual, 14 millones de inversión ( anual), y unos 30 empleados entre directos e indirectos. La empresa que cuenta entre sus accionistas fundadores a José Luis Manzano – miembro del directorio de Uno Medios-, presentó en Buenos Aires un plan de expansión en exploración y producción de petróleo en distintas zonas de la Argentina y también de Paraguay.
Andes Energía, una compañía que cotiza en la Bolsa de Buenos Aires, ya cuenta con áreas adjudicadas para la explotación de unos 13 mil kilómetros cuadrados -el activo de la compañía-, donde existen reservas acreditadas por unos 12 millones de barrilles de petróleo. Las reservas fueron acreditadas, a la vez, por compañías multinacionales con larga tradición en la búsqueda de petróleo. Por lo demás, los recursos proyectivos totales de Andes Energía se calculan en unos 390 millones de barriles. Una perspectiva de 170 años de negocios.
La joven compañía produce actualmente unos 220 barriles por día en la cuenca neuquina, que incluye esa provincia y también su vecina Mendoza.
Las nuevas tecnologías extractivas y el descubrimiento de una gran cantidad de yacimientos denominados “no convencionales” (el más renombrado en la Argentina es “Vaca muerta”) han cambiado radicalmente el panorama de la producción petrolera y el horizonte empresario en el rubro. Una tesis muy extendida durante el final del siglo XX decía “el petróleo se acabará pronto”. Pero la tesis resultó falsa.
La novedad es que la Argentina se posicionó como el tercer país del mundo en reservas de hidrocarburos “no convencionales”. Detrás de Estados Unidos y China.
“El negocio del petróleo va rumbo a constituir sus propios mecanismos de financiación, hay un futuro enorme. El agro ya lo hizo, ahora será el turno de los hidrocarburos”, vaticinó Manzano en una charla con un puñado de periodistas en el Hotel Alvear de Buenos Aires, en la Recoleta porteña.
“Si la economía mundial mantiene su expansión y se asegura el consumo, el barril seguirá en el orden de los 100 dólares”, explicó el empresario y antes político que llegó a la Cámara de Diputados con el regreso de la Democracia, en 1983.
Con una inversión de 50 millones de dólares, Andes Energía proyecta pasar de 220 barriles diarios a 2500, en tres años.
El boom de la explotación de hidrocarburos “no convencionales” llevará a Estados Unidos a convertirse en un país exportador de petróleo. Algo impensado apenas hace una década. De todos modos, los costos extractivos del llamado “oro negro” no convencional son entre 4 y 5 veces – en promedio- superiores a la clásica actividad extractiva que se desenvolvió durante todo un siglo, y continúa en la actualidad.
Un Manzano distendido, didáctico, y con gran oficio para comunicarse con la prensa, explicó con detalles las nuevas tecnologías extractivas no convencionales y valoró los pasos dados por el Estado nacional en la decisión de reestatizar YPF. La primera compañía nacional, asociada a su vez con Andes Energía en casi todos sus emprendimientos.
“Estamos ante un cambio de modelo, y la ‘plata de los jubilados’ – en referencia a la participación de una parte de los fondos del Anses en YPF- está muy bien invertida en producir petróleo” explicó el accionista fundador de la nueva petrolera, que es escisión de una compañía de energía del mismo grupo empresario que ahora se concentra sólo en el negocio petrolero. Y que, a su vez, constituyó una nueva empresa específica para el negocio de la distribución eléctrica.
En la presentación participaron, además, Nicolás Mallo Huergo, presidente de la compañía, Leandro Carbone, Director Ejecutivo y, entre otros, Germán Fanftl, Director Financiero.
La presencia de Andes Energía alcanza a tres provincias argentinas: Mendoza, Neuquén y Chubut. Allí se destacan los denominados “bloques” como Vega Grande, La Paloma, Cerro Alquitrán y Corralera, entre otros. En Paraguay, son cinco las nuevas áreas adquiridas; Los Buitres y Repatriación, entre ellas.
Diario Uno