Es interesante cómo planetas la necesidad de que estos problemas se integren en la agenda de la izquierda, porque, particularmente al marxismo, el movimiento ecologista le ha imputado la falta de una “conciencia ambiental”, por así llamarla. Esta tesis es discutible en varios aspectos, ya que existen estudios que demuestran que, si bien no hay un pensamiento ecológico sistemático en Marx, sí están presentes en su obra diversas preocupaciones ambientales -que inclusive aparecen en su trabajo más importante, El Capital-, que luego fueron desarrolladas por varios de sus seguidores. Sin embargo, por esa supuesta falta de una conciencia ecológica, se ha tendido a desechar al marxismo, cuando lo que debería hacerse es otro balance crítico de su legado, comprendiendo sus limitaciones y su momento histórico, pero sin dejar de reconocer que hay contradicciones sociales que perduran -como la existente entre capital y trabajo-, y que son ineludibles para el análisis y la comprensión de la crisis ecológica. En este sentido, el pensamiento de izquierda sigue siendo una herramienta fundamental para la emancipación y para la construcción de una sociedad alternativa.
En el diálogo de sordos que ha existido la mayor parte del tiempo entre el marxismo y el movimiento ambientalista ha habido sectarismos de ambas partes. Del ambientalismo, porque se niega a asumir la lucha anticapitalista y ve los problemas ambientales como una cuestión de simple voluntad, que se resuelve en términos puramente técnicos. Eso predomina en gran parte del pensamiento ambientalista, el que además se niega a asumir una acción política, desconociendo que la preservación del medio ambiente es, en primer lugar, una lucha política. Eso sí lo tiene el pensamiento marxista, reivindicar la lucha política y a los seres humanos como sujetos activos de su propia historia. Además, como lo dice usted, habría que diferenciar en el seno del marxismo: hay de todo, pero también ha habido un marxismo muy abierto que ha hecho contribuciones muy importantes al análisis ambiental. En tal sentido, no se puede seguir desconociendo las contribuciones ecológicas que en distintas partes del mundo se han hecho desde una perspectiva marxista. Se trata de integrar las luchas y la agenda fundamental del pensamiento anticapitalista que proporciona tanto el marxismo como otras corrientes políticas, junto con el pensamiento ambiental y el feminismo. Creo que eso es una necesidad histórica urgente, por la diversidad de problemas y por la multiplicidad de factores que están en juego en este momento de crisis civilizatoria.
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