Ayer fue un día especial en Shell. En Sierras Blancas, Neuquén, celebró la primera perforación horizontal para encontrar petróleo de manera no convencional. Y hoy estará listo el segundo pozo.
Shell tiene más concesiones en esa provincia y cuenta con US$ 150 millones en 2013 para seguir buscando shale oil . Juan José Aranguren, presidente en la Argentina de la mayor empresa del mundo, según Fortune, dice que hay recursos y está decidido a explotarlos. Aranguren es casi una leyenda por haberse plantado ante el secretario de Comercio, Guillermo Moreno. Pero esta vez se lo ve haciendo equilibrio. Es que después de años de estrépito, fue sobreseído de las 54 causas penales que le entabló Moreno. En el camino, se le rompió el talón de Aquiles.
-Desde su experiencia, ¿qué le diría a los empresarios que temen criticar y hasta han retirado los avisos de los diarios por imposición del Gobierno?
-Cada compañía se maneja de acuerdo a sus reglas. Y nosotros nos manejamos en el marco de la legalidad. No hay que tener miedo, el miedo no es bueno para los que tenemos la convicción de que hay que defender la marcha del negocio. Muchos se llenan la boca con la Responsabilidad Social Empresaria. Para nosotros eso es cumplir con las obligaciones legales, impositivas y ambientales y también exigir que exista un estado de derecho. Nosotros vamos a cumplir 100 años en el país en 2014 y tenemos planes de seguir invirtiendo en exploración y producción.
-Sus pares dicen que para usted es fácil porque tiene el respaldo de un coloso como Shell…
-Esa es una justificación, una salida complaciente. He tenido el respaldo de los directores de la compañía, pero una firma con una base en Amsterdam y otra en Nueva York deja en manos del local algunas decisiones.
-¿Va a seguir subiendo la nafta?
-Nosotros pagamos el barril de crudo de calidad entre US$ 75 y 76. Si el oficial se sigue moviendo se va a notar en el surtidor.
-¿Cuáles son las amenazas para el sector petrolero?
-Se trabaja al límite con las refinerías, que funcionan al máximo de su capacidad. Cualquier inconveniente (climático, una huelga, una falla en un equipo) pone en riesgo el sistema. Y hay problemas logísticos. Hoy la velocidad de la demanda es mayor a la capacidad de reponer stock en las estaciones de servicio.
-¿Por qué no se invierte?
-Son proyectos de gran escala. Una refinería de 300.000 barriles por día requiere una inversión de US$ 8.000 millones. YPF posee la más importante, en La Plata, con una capacidad de 190.000 barriles diarios. Pero hacen falta grandes sumas y hasta que no esté la certeza de una mayor producción de crudo va a ser difícil que se invierta significativamente en refinerías.
-¿Cuánto tiene que ver la expropiación de YPF?
-YPF aún no se pagó, así que para muchos es una confiscación. Cuando se tomó la decisión sobre YPF, el Gobierno emitió un decreto, el 1.277, que regula los precios. Nunca se aplicó, pero el decreto está. Hay, sin embargo, algo que es positivo. Y es que al comandar YPF, ahora el Gobierno conoce la realidad del sector y sabe dónde aprieta el zapato.
Clarin