La industria energética de Estados Unidos de pronto está hablando de algo que era impensable hace unos años: exportar petróleo.
Por Alison Sider y Ben Lefebvre
El Congreso prácticamente prohibió estas exportaciones después del embargo petrolero árabe de los años 70, para proteger los recursos de crudo de EE.UU. Pero con el apogeo de la producción nacional, los ejecutivos de empresas energéticas se preguntan si el país necesita cada gota de petróleo que extrae.
“Vivimos en un mundo interconectado y mutuamente dependiente que necesita libre comercio”, apuntó el presidente ejecutivo de ConocoPhillips, Ryan Lance. Esto debería incluir, “en algún momento, incluso las exportaciones de petróleo”, añadió.
Los detractores de la idea argumentan que permitir las exportaciones podría elevar los precios de la gasolina para consumidores y empresas, y hacer que EE.UU. dependa más del crudo extranjero.
Algunos ejecutivos dicen que exportar petróleo solucionaría un problema que enfrentan las refinerías de EE.UU. El país está produciendo una mayor cantidad de su crudo ligero y dulce, pero la mayoría de las refinerías estadounidenses están equipadas para procesar el petróleo pesado de América Latina y otras regiones, que contiene más azufre y es más difícil de procesar.
Marvin Odum, que dirige la división de EE.UU. de Royal Dutch Shell PLC, dijo el mes pasado que parte del crudo generado en el país debería ser exportado a lugares donde podría ser refinado más fácilmente, como México o Europa Occidental. Shell y otros productores se beneficiarían de vender petróleo a un grupo más amplio de postores, incluyendo compradores fuera de EE.UU.
No hay indicios de que las petroleras hayan formado un bloque formal para promover las exportaciones, aunque el principal gremio del sector, el Instituto Estadounidense del Petróleo, dice que podría respaldar estos esfuerzos en el futuro.
Pero cualquier plan a favor de las exportaciones probablemente enfrentará resistencia: por parte de aquellos que quieren seguir reduciendo la dependencia de EE.UU. del petróleo extranjero y por refinerías que pueden procesar y beneficiarse del crudo estadounidense relativamente barato. Bill Day, vocero de Valero Energy Corp., refinadora independiente y principal compradora de petróleo del país, dijo que la empresa sigue el tema de cerca.
El apoyo público también es poco probable, sugieren algunos analistas. El crudo representa 72% del precio de la gasolina, y las petroleras tendrán que explicar por qué EE.UU. está enviando su creciente riqueza petrolera al exterior en lugar de reducir sus precios de la gasolina, aseveró Mike Kelly, analista de Global Hunter Securities.
El Comité de Energía y Comercio de la cámara baja del Congreso prevé llevar a cabo audiencias este trimestre sobre la viabilidad de exportar petróleo y gas. Pero algunos congresistas demócratas están exigiendo mayores restricciones sobre posibles exportaciones de crudo. Los representantes demócratas Ed Markey, de Massachusetts, y Rush Holt, de Nueva Jersey, presentaron un proyecto de ley el mes pasado que permitiría al gobierno federal aceptar ofertas para extraer petróleo en tierra federal sólo de empresas que prometen venderlo dentro de EE.UU.
“El petróleo estadounidense debería mantenerse aquí para beneficiar a nuestros consumidores, y no ser enviado a Europa o Asia para elevar las ganancias de las petroleras”, afirmó Markey.
Se prevé que EE.UU. produzca 9 millones de barriles diarios de crudo ligero y dulce en 2020, casi el doble de los 4,6 millones de barriles diarios en 2011, según la consultora Turner, Mason & Co. Mientras tanto, se anticipa que la capacidad del país de refinar este tipo de crudo aumente ligeramente a 8 millones de barriles diarios desde el nivel actual de 7,7 millo-nes, apuntó la firma.
La inhabilidad de la capacidad de refinería de mantenerse al ritmo de la producción en algunas áreas es más acentuada “de lo que Washington está preparado a aceptar”, dijo Ed Morse, jefe global de investigación de commodities en Citi Research.
EE.UU. regularmente otorga permisos para enviar crudo a refinerías de Canadá. Los volúmenes, 22 millones de barriles en 2012, 27% más que en 2011, son pequeños pero van creciendo.
El debate de las exportaciones petroleras podría parecerse al que la industria ha tenido sobre el gas natural licuado. Los productores han estado clamando para que el gobierno les permita vender ese gas en el exterior, donde los precios son más altos que en EE.UU.
Pero Dow Chemical Co. y otras empresas han dicho que las exportaciones aumentarían los precios de gas natural en el país y afectarían la manufactura estadounidense. Se prevé que el Departamento de Energía se pronuncie sobre el gas natural este año.
La Nacion