Colombia: Petróleo vs. Agua

El mapa petrolero del país está a punto de transformarse debido a una nueva técnica para extraer crudo. El mayor problema es la necesidad de utilizar grandes volúmenes de agua. El debate está abierto.
Una gran formación rocosa que se extiende por el subsuelo del Valle del Magdalena podría ser la nueva despensa de hidrocarburos en el país.
Los geólogos la bautizaron hace años ‘La Luna’ y tiene tanto o más potencial en reservas de hidrocarburos que el propio piedemonte llanero de donde se han sacado miles de millones de barriles en las últimas décadas.
La mala noticia, o al menos la que más preocupa a las autoridades ambientales, es que para sacar ese petróleo es necesario utilizar otra técnica de explotación que implica el uso grandes cantidades de agua.
Empresas como Ecopetrol ya perforaron tres pozos exploratorios en el Magdalena Medio y a finales de este año habrá noticias del potencial en esta nueva ‘onda’ que los expertos denominan: no convencionales. Es la nueva esperanza para las grandes y pequeñas compañías petroleras de Colombia y el mundo.
“Creemos que el primer barril de petróleo de yacimiento no convencional se podría extraer a finales de 2015”, anticipó a Dinero el vicepresidente de Exploración de Ecopetrol, Enrique Velásquez Convers.
Este tipo de petróleo ‘secuestrado’ por las rocas en el subsuelo colombiano será determinante para que la estatal colombiana cumpla la meta de 1,3 millones de barriles diarios en el año 2020.
¿Cómo funciona? Se realiza una perforación vertical en el terreno tal y como se ha hecho en los últimos dos siglos en el sector petrolero; después, en el pozo ya revestido, se lleva a cabo una excavación horizontal, formando una ‘L’ en el subsuelo. En ese túnel un robot realiza pequeñas explosiones para romper la roca y permitir que el crudo almacenado fluya a través de las fisuras. Una vez rota la roca se inyecta a gran presión un gel especial combinado con grandes volúmenes de agua. Este coctel acuoso empuja el petróleo a la superficie.
Poco ambiente
La protección de los recursos hídricos es el gran desafío. En Canadá este tipo de petróleo se explota en zonas alejadas de los centros urbanos, una situación que facilita la producción pues no se afecta directamente a la población. En Texas, Estados Unidos, la extracción de este tipo de crudo ya hace parte del ADN de los ciudadanos. Un ejemplo claro es que muchos hogares tienen en sus jardines pozos petroleros.
En Colombia la situación es a otro precio. Aunque ya se están perforando algunos pozos en el Magdalena Medio para toma de muestras y evaluar el potencial, es necesario preparar el campo para la explotación y producción masiva. Por esto, especialistas y directivos del Ministerio de Minas y de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla) llevan varios meses estructurando las condiciones ambientales y económicas de este ‘nuevo negocio’. Para cumplir con este propósito, un equipo de alto nivel viajó hace en el primer trimestre de este año a Canadá y Estados Unidos para conocer el modus operandi de las petroleras con enorme y valiosa experiencia en no convencionales.
“Hace unos años, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, tenía serias dudas sobre esta técnica de explotación, por ello contrató a un grupo de expertos, liderado por John Deutch, para evaluar el potencial e impacto ambiental en ese país. Teniendo en cuenta ese bagaje, el gobierno colombiano lo contrató también junto con un equipo de las universidades de Stanford, Calgary y el Instituto Tecnológico de Massachusetts”, explica el viceministro de energía, Orlando Cabrales.
Estos catedráticos y expertos de alto nivel serán los encargados de entregar un documento al gobierno colombiano que servirá de base para estructurar los términos de referencia. En otras palabras, de equilibrar en la legislación el interés ambiental con el negocio.
Esta estrategia estará lista en el último trimestre del año, según información suministrada por la Anla.
Es muy posible que dentro de esos términos de referencia o condiciones del negocio, se incluya la obligación, por parte de la petrolera, de reutilizar el agua contaminada en la fase de explotación. Este será uno de los temas más sensibles, teniendo en cuenta que para operar 100 pozos de petróleo no convencional durante dos meses, se utilizará el equivalente al agua que consume Bogotá en un día.
Es mucho recurso hídrico en momentos en que se pierden miles de hectáreas de bosques al año y miles de colombianos sufren de sequías y falta de agua potable. La clave del éxito estará en la forma como se estructuren las condiciones y la voluntad para reutilizar y descontaminar el agua.

(recuadro)

Ventajas

Será posible sacar miles de millones de barriles de petróleo atrapados en el subsuelo generando billones de pesos en regalías.
Al estar ubicado en el Valle del Magdalena, empresas como Ecopetrol podrán aprovechar la infraestructura disponible. En la zona está la Refinería de Barrancabermeja y una red de oleoductos.
Departamentos con poca o mediana producción petrolera podrían convertirse en los nuevos ‘jeques regionales’. Cundinamarca, Boyacá, Huila y los Santanderes, en la lista.
Ya hay interés de Conoco Phillips, Shell, Nexen, Drummond y ExxonMobil. Su tecnología en esta nueva frontera es fundamental.


Desventajas
Se requieren grandes cantidades de agua para sacar ese petróleo del fondo de la tierra.
No hay capital humano capacitado en el país y la tecnología apenas está llegando de la mano con las grandes multinacionales.
Alcaldes, gobernadores y población asentada en las nuevas áreas de influencia petrolera no se han enterado del tema. La socialización a la fecha es nula.
Si la cotización internacional del petróleo cae por debajo de los US$70 no será muy atractivo sacar petróleo de esas formaciones rocosas.
El número de perforaciones o pozos que se requieren aumenta diez veces frente a la técnica convencional. Esto incrementa los costos de producción.

La regulación ambiental 
avanza lentamente.
Dinero