La fracturación hidráulica o fracking está cada vez extendida y en algunos ámbitos se especula con que la proliferación de esta práctica podría abaratar de forma drástica el precio del petróleo. Sin embargo, y a pesar de que el sistema permite extraer crudo de lugares donde de otro modo sería imposible, los expertos creen que el impacto será limitado y el ‘oro negro’ seguirá cotizando al alza.
A pesar de la creciente popularidad del fracking en muchos países desarrollados, el aumento de la oferta de petróleo no es tan abultado como para desequilibrar el actual balance de un mercado que siguen controlando los países productores tradicionales agrupados en la OPEP. Por si fuera poco, analistas del mercado de materias primas de energía apuntan a que las crecientes tensiones políticas y económicas en Egipto y otros países árabes facilitan que el precio del petróleo no se enfríe en los mercados internacionales.
Para terminar de contrarrestar cualquier efecto abaratador de este nuevo sistema extractivo, las previsiones de los principales observadores del mercado del crudo no hacen más que apuntar hacia un sostenido repunte de la demanda internacional al calor de la tantas veces vaticinada recuperación económica. En este sentido, la Agencia Internacional de la Energía ha elevado recientemente sus proyecciones anuales hasta los 1,2 millones de barriles de crudo al día para el próximo año 2014.
Un incremento que podría digerir fácilmente circunstancias como que los EEUU adelante a cinco años vista a países como Arabia Saudita y Rusia en el escalafón internacional de producción de petróleo, como anuncia la Agencia de Información de Energía estadounidense. Una idea que cada vez gana más adeptos y que explica que, en un contexto en que las voces que alertan de los efectos más dañinos de la fracturación hidráulica, el barril de crudo haya pasado de los 90 dólares unitarios hace menos de tres meses a superar la barrera de los 100 dólares.
Hoy por hoy, cada barril de ‘oro negro’ del tipo Texas se negocia en Wall Street por encima de los 105 dólares. De hecho, a principios de este mes de julio, con la marca de los 106,17 dólares, el petróleo reeditó cotas no vistas en su gráfica desde marzo del pasado año 2012. Los problemas de Oriente Medio, más que el ritmo al que se revienten rocas en el subsuelo de EEUU, parecen tener la última palabra sobre el precio de una materia prima que mira también muy de cerca la evolución de unos indicadores macro en China que no dejan de mostrar el todavía débil ritmo de recuperación económica global y, por tanto, una necesidad de combustibles fósiles inferior a la de hace unos años