Ante la caída de la actividad petrolera en el sector privado y la situación de escasez energética que atravesaba la argentina, a pesar de que YPF había aumentado su producción a partir del `45, el Presidente Juan Domingo Perón – el 6 de Mayo de 1955 – firmó el decreto 6.688 con la subsidiaria de la Standard Oil de California para la explotación de hidrocarburos para una importante extensión de nuestro territorio nacional. No obstante, el proyecto debía salir aprobado por el Congreso de la Nación.
John William Cooke, diputado nacional (1946-1952) por el peronismo, venia pronunciándose y atacando los contratos petroleros que llevaba adelante su gobierno.
Posterior al bombardeo oligárquico imperialista – del 16 de junio de 1955 – el Gral. Perón, llamó a J.W. Cooke para ofrecerle un ministerio o el cargo de interventor del Partido Justicialista en la Capital Federal. Resolviéndose esto último, Cooke le aclaró de antemano que no pensaba cambiar su política con respecto a los contratos petroleros con el capital extranjero.
El Gral. Perón lo convocó al Consejo Superior Peronista, planteándole que había una discusión amplia, donde había posiciones a favor y en contra. Por ejemplo el sector de los diputados obreros peronistas, representados en Amado Olmos, decidió no apoyar el convenio.
Fruto del debate el proyecto fue rebalsado de modificaciones, lo cual lo hacía imposible de tratar. Para Perón el proyecto enviado al Congreso debía provocar un gran debate público y aprovecharlo para negociar en otras condiciones.
Todo esto fue interrumpido por el golpe gorila de 1955.
En la argentina de hoy no se vislumbra posibilidad alguna de un 16 de setiembre más allá – del nada novedoso – discurso golpista del presidente de la Sociedad Rural Argentina Luis Miguel Etchevehere.
Debatir ampliamente y de cara al pueblo, los lineamientos de la política energética que debe tomar el Estado Nacional, es propósito de toda aquella militancia que esté a favor de los intereses de la nación y del pueblo.
Macelo Yaquet