PC Bahía Blanca: YPF-Chevron, soberanía y modelo

Los medios masivos del emporio periodístico privado y los escribas oficiales plantean discusiones falsas y confusas respecto de los nuevos acuerdos con Chevron en Argentina. Queremos acercar a la discusión política algunos elementos que están al alcance de la mano de cualquiera pero que unos y otros tergiversan.

                ¿Es la Alianza con Chevron una medida aislada de las anteriores en materia energética o es continuidad de una política? ¿Cuál es la política energética? Ésta última es la pregunta que determina el carácter soberano o cipayo de cualquier medida particular.

                El actual acuerdo YPF Chevron se inscribe en la dirección que el gobierno nacional da a su política energética y económica en general: profundizar el modelo de nuestra economía en el encuadre de las necesidades de consumo que este capitalismo y sus principales grupos empresarios necesitan para seguir generando ganancia.Los recursos energéticos convencionales se agotan -y se disputan con guerra y creación de industria bélica- y le es necesario al capitalismo avanzar hacia la explotación contaminante de hidrocarburos no convencionales.

                Fidel Castro denunció el año pasado en el marco de un encuentro de intelectuales “Por la paz y la preservación del medio ambiente” la “Iniciativa Global de Gas de Esquisto” impulsada por el Departamento de Estado yanqui, al tiempo que advirtió que Argentina es el tercer país con mayores reservas de Shale Gas.

                Por otra parte, el proyecto está explícito en el decreto 929/13. El gobierno nacional fija como principio de la política hidrocarburífera nacional, entre otros, “la integración del capital público y privado, nacional e internacional, en alianzas estratégicas dirigidas a la exploración y explotación de hidrocarburos convencionales y no convencionales; y la maximización de las inversiones y delos recursos empleados para el logro del autoabastecimiento de hidrocarburos en el corto, mediano y largo plazo”.

                Hay quienes prefieren derivar la discusión de la soberanía hacia asuntos administrativos como por ejemplo cuánto de este proyecto energético dirige el gobierno nacional en el marco de la alianza entre las empresas, cuánto se llevan en divisas,cuánta tecnología dejarían a largo plazo. Y muchos repiten la bajada de línea nacional ocultando el debate central: cualquier mirada seria sobre el tema no puede soslayar que la soberanía de un país no se basa en cuál es la carga tributaria que impone a las empresas transnacionales que explotan sus recursos,sino en quién define la política energética y con quién la construye. En este sentido pretender buscar en “la letra chica” del documento que ratifica el convenio un elemento de defensa del acuerdo con la multinacional es oponer una mirada superficial frente a la posibilidad de establecer un análisis político. No cabe duda que en una acuerdo entre una multinacional y el gobierno de un país periférico la balanza en términos de beneficios se inclina siempre y muy asimétricamente hacia el platillo que contenga el elemento con más peso.

                Existe un claro antecedente que abala nuestra línea de pensamiento. La Corte Suprema de Justicia argentina, mediante un acto de sumisión, levanta el pedido de embargo con que fue sancionada por el Ecuador la empresa Chevron Texaco, al que había accedido un juez de primera instancia de nuestro país. El pedido de embargo fue por el pago de 19.000 millones de dólares debido a  los daños ocasionados por el derrame de “millones de litros de petróleo y la contaminación de ríos y cerca de 500 mil hectáreas en territorio de comunidades indígenas” según señaló la CONAIE, después de 20 años de juicio.

Claramente la venida de Chevron se inscribe en las necesidades del capitalismo expansionista y no en una mirada de soberanía nacional ni inspirada en la búsqueda de independencia económica. Los argumentos del gobierno argentino se construyen con el mismo arte del equilibrista que estudia el gobierno polaco(con conflictos territoriales contra sus habitantes por sostener a Chevron en su país contaminando el agua y destruyendo comunidades) o cualquier otro territorio donde la iniciativa del Departamento de Estado y de la burguesía transnacional se desarrollen.

                ¿Acaso la Unidad Latinoamericana que remarcan los diferentes gobiernos de la UNASUR no debe indagar en salidas y respuestas alternativas, serias y viables respecto delas políticas energéticas regionales para enfrentar la espiral destructiva que Fidel, Chávez y otros denuncian en sus discursos hace años? ¿Es que la hipocresía de la discusión política actual llegará hasta el punto de sostener que hay contaminación de derecha y contaminación progresista?

                 A todo esto hay que sumar el impacto directo yen la actualidad y el corto plazo que la implementación de estas alianzas empresarias “nacionales y populares” tiene sobre comunidades y prácticas culturales existentes. Como se sabe (aunque se niegue con esfuerzo militante)la explotación de gas no convencional produce un impacto ambiental gravísimo ya que su ejecución requiere de gran consumo de agua y uso de químicos que dejan como saldo para el territorio afectado metales pesados y sustancias radiactivas como radón, radio o uranio que retornan a la superficie, contaminación de tierras y aguas superficiales, terremotos (hasta el momento de pequeña dimensión) y contaminación del aire entre otros daños.

                Por su parte, es preciso destacar lo expresado por el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel quien destaca que el decreto Chevron “viola la normativa internacional y nacional de los derechos de los pueblos indígenas debido a que no fueron consultados previamente a la firma del contrato como establece la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas en su artículo 19, el artículo 6 del Convenio de la OIT Nº 169 sobre pueblos indígenas y tribales en países independientes, y el inciso 17 del artículo 75 de la constitución nacional argentina. ¿Y nuestra soberanía plurinacional? ¿El antiimperialismo es sólo de estatuas(Cristóbal Colón por Juana Azurduy)?”

                Nuevamente llamamos a las fuerzas políticas anticapitalistas, a los hombres y mujeres que aspiran una vida digna para los nietos de sus nietos, a que aunemos esfuerzos en las iniciativas que confronten con este modelo rapaz y aunemos capacidad de organización para dar una respuesta política, una alternativa y programa que de salidas concretas a la crisis energética y ambiental a la que nos arrastran los políticos del poder.

                En este sentido apoyamos la iniciativa de la CTA que se expresa en el lanzamiento de la “Campaña para la consulta sobre los bienes comunes”, en iniciativas de discusión donde se encuentran expresiones sociales y políticas como los“Encuentros de asambleas ciudadanas”.

                No nos engañemos: esto es capitalismo serio, y es, ni más ni menos, que“profundizar el modelo”. Cuando la presidenta Cristina Fernández dice que quiere que Argentina esté a la cabeza de la explotación de gas no convencional está exponiendo su programa económico –que impuesto más, impuesto menos– no esotra cosa que un Estado ajustado a los requerimientos del imperialismo.

                En este contexto, por este y otros temas, seguiremos señalando que ratificamos la vigencia y urgencia de nuestra posición de contribuir con nuestra pasión y esfuerzo militante a la construcción de una fuerza política alternativa que contenga los reclamos y necesidades populares en el marco de un programa de salida anticapitalista.

Partido Comunista de Bahía Blanca 7/08/2013