Juan José Aranguren es el empresario que más se enfrentó con el Gobierno desde 2003. El presidente de la petrolera holandesa Shell, que tiene 638 estaciones de servicio en el país, recibió más de ochenta multas de parte del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. Recurrió todas en la Justicia, que en la mayoría de los casos ya le dio la razón. Pero esos diez años de litigio con el Estado no le impiden apreciar el potencial energético del yacimiento de Vaca Muerta en Neuquén, la joya de gas y petróleo no convencionales que atrajo a la estadounidense Chevron a aliarse con YPF. Así se lo dijo a PERFIL en una entrevista tras disertar en un ciclo de la escuela de negocios IAE, de la Universidad Austral, donde fue presentado como un héroe frente a un auditorio al que le soltó: “Los intereses económicos que se vinculan con la política no son duraderos”.
—¿Qué opina del acuerdo de YPF con Chevron?
—El hecho de que una compañía tome la decisión de invertir en el país es alentador. Somos varias las empresas que hoy estamos en Vaca Muerta en busca de recursos no convencionales, para ver si esos recursos se pueden transformar en reservas y es bueno que lo haga. Las condiciones en las que se asoció YPF con Chevron son particulares. Toda inversión en el país es bienvenida.
—¿Le interesaría un acuerdo con YPF?
—Una empresa de por sí analiza cualquier tipo de negocio, sobre las bases convenientes para las dos partes. La respuesta es positiva. Si tuve negociaciones las voy a tener en confidencialidad, porque estamos hablando de temas comerciales que se dan a conocer cuando se concretan. Pero Shell no se cierra a ningún tipo de discusión que le permita invertir los recursos que pueda tener disponibles en pos de generar riqueza.
—¿Piensan acogerse al nuevo régimen de incentivos a la inversión petrolera?
—Es un régimen de promoción de inversiones hidrocarburíferas aprobado por el Ejecutivo que no tiene la jerarquía de ley. Analizaremos la conveniencia de acogernos a ese régimen, sabiendo el tipo de norma jurídica que esto representa. Hace falta, también, discutir una nueva ley de hidrocarburos en el Congreso.
—¿Cómo ve el impacto de las elecciones?
—Yo fui señalado por un funcionario hasta como “jefe de la oposición”. Así que soy optimista. Por eso estamos invirtiendo en Vaca Muerta. Hay que cambiar en forma sustancial la política energética, porque nos vamos a quedar sin energía. Siempre voy a ser optimista con las elecciones.
—¿Considera que la gestión de Galuccio cambió la mirada energética del Gobierno?
—No corresponde que hable de un competidor. Respeto al ingeniero Galuccio como profesional. Es bueno que esté al frente de la compañía un hombre del sector petrolero y no del bancario.
—En el régimen de precios máximos que fijó Moreno en abril, ¿cuánto margen de suba de naftas queda?
—En función de lo que ya ha avanzado, en algunos lugares del país, muy poco. Queda margen sólo en la provincia de Buenos Aires. Pero es una norma que ha sido difícil de interpretar y difícil de aplicar. Y además, no ha habido ninguna inspección. Si voy a poner precios máximos, pongo una lista y hago inspecciones.