Estudio empresarial asegura que el fracking podría generar 10 mil empleos en España

España puede albergar reservas suficientes de gas no convencional como para abastecer el consumo durante 40 años, y la explotación de este recurso, mediante la técnica de la fractura hidráulica, podría generar unos 10.000 empleos directos en el país.

Estas son, al menos, las previsiones que se recogen en el estudio “Gas no convencional en España, una oportunidad de futuro”, un informe promovido por el Consejo Superior de Colegios de Ingenieros de Minas, publicado en marzo pasado y que mañana se presenta, en versión papel, en el marco del XIII Congreso Internacional de Energía y Recursos Minerales, en Santander.

El catedrático de Ingeniería Química y Combustibles de la Universidad Politécnica de Madrid Ángel Cámara, uno de los coordinadores del informe, ha explicado a Efe que los estudios previos realizados indican que España alberga en su suelo reservas de gas no convencional que permitirían satisfacer durante 40 años el volumen medio de gas que se consume anualmente en el país.

Aunque las cifras están lejos de las de Polonia o Francia, los dos países europeos en los que se calcula mayor potencial, el estudio no las considera desdeñables en un país como España que, según señala Cámara, tiene una dependencia energética prácticamente del 90 %.

España sería, en opinión de este catedrático, el cuarto o quinto país europeo en reservas de gas no convencional. Y dentro del país, el estudio señala la cuenca Vascocantábrica, los Pirineos y el sistema Bético como las zonas con mayor potencial.

Cantabria es, por eso, una de las comunidades que, a su juicio, podría tener un “protagonismo muy importante” en la explotación de este recurso.

Sin embargo, las empresas del sector, algunas de ellas con permisos de investigación ya concedidos en la región, han encontrado contestación ciudadana y, lo que es más, una ley del Gobierno cántabro que prohíbe utilizar la fractura hidráulica en el territorio de la comunidad autónoma mientras no se garantice la inocuidad de la técnica.

El codirector del estudio ha defendido la fracturación hidráulica y ha opinado que Cantabria debería permitir al menos las investigaciones para conocer cuáles son los recursos existentes y, ya entonces, valorar si puede ser “recomendable” o no su aprovechamiento.

El catedrático ha señalado que la fractura hidráulica es una tecnología “muy conocida y perfectamente madura”.

Ha diferenciado entre lo que es la tecnología y la práctica, y ha matizado que en cualquier industria una mala práctica puede conllevar riesgos ambientales de los que “nadie está libre”.

De todas maneras, el estudio compara los riesgos de extraer gases no convencionales con los de otras actividades cotidianas. “No se trata de una actividad más peligrosa que otras que lleva a cabo el ser humano como, por ejemplo, conducir, vivir en una zona sísmicamente activa o realizar una radiografía”, se argumenta en el informe.

Cámara ha explicado que la mezcla que se utiliza para fracturar la roca y extraer el gas está compuesta en un 99,5 % por agua y arena.

El resto de reactivos químicos ha señalado que “no suele pasar” de diez o doce componentes. Y además, ha destacado que son sustancias “perfectamente conocidas” y utilizadas en otras industrias, incluidas la alimentaria o la de cosméticos.

En cuanto a los riesgos sísmicos, ha indicado que se pueden registrar “pequeños terremotos”, de 1,5 o 2 grados en la escala Richter, que los ciudadanos no llegan a notar.

Pero ha diferenciado esta técnica del proyecto Castor. “Son dos procesos totalmente distintos, el comportamiento geológico es distinto y las consecuencias sísmicas son también totalmente distintas”, ha subrayado

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