Contraste. Un soldado custodia en Barra de Tijuca, Río de Janeiro. donde se hará la apertura de sobres, al lado de dos cariocas que van a la playa. /AFP
El gobierno brasileño debe privatizar hoy el mayor yacimiento petrolero del país, Campo de Libra, con reservas de crudo por 12.000 millones de barriles y una capacidad futura de extracción diaria de 1,4 millones.
Por sí sola, esta región debe llevar a Brasil al séptimo puesto del ranking de los mayores productores mundiales, desplazando a México de ese lugar. Pero esta fabulosa licitación, que debe asegurar a la estatal Petrobras una participación mínima de 30% en la explotación, es criticada tanto por la derecha como por la izquierda brasileña.
Precisamente, estos últimos sectores planean movilizarse hoy por los alrededores del hotel de Barra da Tijuca, Río de Janeiro, donde se realizará la apertura de sobres para conocer al ganador.
Para evitar el desgaste de imagen frente a inversores privados, y ante el mundo, el gobierno brasileño tomó medidas drásticas. Desde ayer, tropas del Ejército armadas hasta los dientes ocupan los lugares clave en los alrededores del complejo hotelero.
Según indicaron dirigentes del personal de Petrobras, en huelga desde la semana pasada por oponerse al proyecto privatizador, el Ejército “montó un operativo de guerra y eso vuelve prácticamente imposible manifestar en las cercanías del lugar”.
Ayer se veían filas de camiones del Ejército a la par de autos estacionados en la playa próxima al hotel. La Federación Única de Petroleros (FUP) optó por correr la protesta a Brasilia, donde ya desde ayer, y frente al Congreso, podían verse los primeros contingentes de huelguistas.
La licitación de esta cuenca, localizada frente a Santos, el puerto del estado de San Pablo, es de hecho la primera de importancia internacional que pertenece a la llamada capa pre-sal.
Se trata de una franja que corre a lo largo del litoral marítimo del sudeste brasileño y que podría extenderse hasta la costa de Uruguay. A una profundidad estimada en 5.000 metros, el total de esta sección de la capa pre-sal contendría reservas por 60.000 millones de barriles.
La licitación, que otorga al consorcio de empresas internacionales y multinacionales –todas ellas extranjeras—entre 60 y 70 por ciento de la producción obtenida, exige que el consorcio explotador de ese yacimiento pague al Estado federal una bonificación de 7.500 millones de dólares.
Petrobras, pese a ser estatal, deberá poner la parte correspondiente a su participación que podría ascender a 40%. Este es uno de los puntos de controversia, ya que según algunos expertos brasileños el dinero a aportar por la compañía, calculado en unos 3.000 millones de dólares vendría del Tesoro de Brasil.
El ministro de Hacienda Guido Mántega negó que el gobierno vaya a poner plata en la aventura. “Petrobras tiene todas las condiciones para pagar su parte y no contará con ninguna ayuda del Estado nacional” le aseguró al diario O Estado de São Paulo.
Reveló también que las inversiones previstas en ese yacimiento en los próximos 20 años son de 180 mil millones de dólares, de los cuáles80.000 millones serán requeridos en los primeros 10 años.
Ese nivel de capitales exigidos es lo que justifica, a los ojos de los especialistas, la entrada de inversores extranjeros. De otro modo, sostienen, no habría cómo viabilizar la producción, ya que Petrobras no dispondría de medios para explorar esas riquezas por su propia cuenta.
Para los dirigentes de la Asociación de Profesionales de Petrobras, la privatización del yacimiento le dará al Estado “apenas una limosna”, si se compara con los réditos que serán obtenidos a largo plazo por los vencedores de la licitación que se conocerá hoy.
Es casi seguro que el consorcio de extranjeras que gane esta licitación esté integrado por las empresas chinas estatales CNPC, la Sinopec y la CNOOC. Pero en el ámbito petrolero se especulaba, ayer, que Petrobras podrá asociarse con la francesa Total y con la angloholandesa Shell. Uno de los sectores disconformes con la perspectiva de esta licitación es la industria proveedora del sector de extracción.
La ley exige que el contenido local mínimo de los insumos utilizados en la explotación de yacimientos del pre-sal sea de 30 por ciento.
Sin embargo, los empresarios calculan que podrá ser menor. Aun así hay un dato interesante. De las 18 plataformas de producción que deben ser instaladas en el campo, solo una será construida fuera de Brasil y eso generará más puestos de trabajo en el país.