Unas 2.000 personas salen a la calle en Bucarest para apoyar la lucha de los habitantes de un pequeño pueblo contra el Gobierno y el gigante energético Chevron.
Los manifestantes recorrieron el centro de la capital rumana para solidarizarse con los vecinos de Pungesti, en el noreste del país. Estos llevan desde el lunes resistiendo a un proyecto de fracturación hidráulica de la multinacional estadounidense para explotar el llamado gas de esquisto.
Los ecologistas dicen que no abandonarán las manifestaciones hasta que el Gobierno de Víctor Ponta dé marcha atrás y paralice la explotación.
Una lucha que empezaron 400 habitantes de esta modesta localidad rumana que, contrarios al llamado “fracking”, consiguieron impedir que las máquinas de Chevron accedieran a la zona donde está prevista la fracturación hidráulica.
“Para extraer el gas de esquisto tienen que utilizar una gran cantidad de agua y eso afecta al agua subterránea, provocando que nuestros pozos se sequen. Si los productos tóxicos y cancerígenos se infiltran en el agua que bebemos, enfermaremos y moriremos”, decía uno de los habitantes del pueblo.
Los vecinos de Pungesti llevan bloqueando la carretera desde el lunes para impedir el “fracking”. Una técnica que el Gobierno de Victor Ponta criticó cuando estaba en la oposición y que ahora parece apoyar.
Ver video de las manifestaciones
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Rumanía, centro de las protestas contra la extracción de gas mediante ‘fracking’
Miles de personas participaron este sábado en una acción global para rechazar el ‘fracking’. Desde el epicentro de las protestas en Rumanía, un equipo de RT pudo hablar con activistas sobre la polémica técnica de extracción de gas.
“¿Por qué no nos han preguntado si queríamos que extrajeran gas aquí? No les importamos y eso es muy frustrante para la gente. Somos invisibles para ellos”, denuncia el ecologista.
Las autoridades rumanas decidieron dar luz verde a Chevron para explorar gas hace varios meses y lo hizo el mismo Gobierno que hace tan solo un año y medio criticaba esta postura.
Pero la concesión sólo es la punta del iceberg del problema. El método que usa Chevron también está en el punto mira. Para extraer gas no convencional se necesita la ayuda de 700 productos químicos. Las perforaciones que serán necesarias pasan por las aguas subterráneas que utiliza la comunidad. Precisamente allí es donde muchos ambientalistas consideran que radica el mayor peligro.
“Si otros países más desarrollados como Francia e incluso Bulgaria han prohibido estos métodos de extracción de gas, ¿por qué lo tenemos que aceptar nosotros?”, dice el ecologista Constantin Pislaru a RT.
Chevron, que ha decidido frenar sus exploraciones de forma voluntaria, insiste en que sus labores no suponen un riesgo para el medioambiente. Sin embargo, los activistas no están de acuerdo.
Del día a la noche esta pequeña localidad rumana comenzó a sonar en los medios de comunicación nacionales. Su tierra, buena para el cultivo de vegetales y frutas, también parece ser rica en gas.
Sin embargo, algunos ciudadanos consideran esta opción como una amenaza y no como una bendición. Georgeta explicó a RT que en las zonas rurales nadie compra comida en las tiendas porque se alimentan de lo que se cultiva y por tanto la cosecha es su bien más preciado.
“Tengo tanto miedo de estas exploraciones de gas porque tengo a mi marido enfermo. Hay mucha gente que dice que se contaminarán los animales, su comida y finalmente nuestros propios alimentos. Y si es así, ¿qué haremos?”, se pregunta Georgeta.
Eso mismo es lo que se preguntaron hace décadas algunos pueblos indígenas en Ecuador. En el país latinoamericano hay quienes maldicen el día en el que la multinacional Chevron comenzó a explorar en busca, en esa ocasión, del ‘oro negro’.
Este es sólo el inicio de un pulso que ha comenzado en Rumanía. El desequilibrio de fuerzas es notable, de ahí que algunos lugareños pidan la solidaridad de todos los rumanos, ya que aseguran que no involucrarse en esta lucha es sinónimo de derrota.