El economista Julio Gambina, autor de “Crisis del capital”, dijo a Cruz del Sur que el gobierno nacional pretende incrementar la producción hidrocarburífera para sostener el crecimiento de sectores como la megaminería y la industria automotriz.
Por Leandro Magnabosco | Cruz del Sur
Julio Gambina presentó en Rosario su libro “Crisis del capital (2007-2013). La crisis capitalista contemporánea y el debate sobre las alternativas”, en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario. Gambina es doctor en Ciencias Sociales de la UBA e integrante del Comité Directivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, CLACSO.
Cruz del Sur dialogó con Gambina sobre la coyuntura política y económica de la Argentina, y la problemática medioambiental inherente a un tipo de desarrollo productivo, como es el caso de la megamineria a cielo abierto, y los acuerdos energéticos de la petrolera nacional Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) con la multinacional estadounidense Chevron para la explotación no convencional en el área Loma Campana de la formación Vaca Muerta.
—¿Cómo observa la inserción actual de la Argentina a nivel mundial?
—La pregunta es la siguiente: ¿Argentina no está ya facilitando la recepción de inversiones extranjeras, en el sector de la biotecnología, en la alimentación, en el sojero, en el sector de la megaminería a cielo abierto? O más recientemente el de las energéticas, que es el caso de Chevron como punta de lanza para el desembarque de varias empresas extranjeras que están interesadas en explotar Vaca Muerta, en particular los no convencionales, pero también los hidrocarburos convencionales. Es decir, más allá del discurso crítico que algunos sectores del poder económico puedan tener contra el gobierno, no parece que hay sintonía entre el sector externo, las inversiones y el desarrollo nacional. Se acaban de conocer declaraciones de la presidenta Cristina Fernández a favor del capital extranjero, incluso diciendo que haría falta clonar a los empresarios nacionales.
—¿Se puede ver el acuerdo con Chevron como un proyecto de una política que busca la autonomía energética?
—Creo que hay un error de base y que es que no se responde la pregunta porqué los hidrocarburos. Por ejemplo, la presidenta criticó que en la década de los noventa el gas producido en la Argentina fue principalmente para la exportación, puntualmente a Chile. Pero ahora la pregunta es, en qué hubiésemos utilizado el gas exportado, o en qué utilizaríamos los hidrocarburos en la actualidad. ¿Para qué modelo productivo?. Esto no está en discusión. Lo que se plantea es una producción hidrocarburífera para atender la autosustentabilidad del modelo productivo que privilegia la sojizacion, la megaminería, la industria automotriz de exportación e inserción subordinada de las empresas trasnacionales, principalmente las terminales automotrices. Los fundamentos del acuerdo YPF-Chevron son para la autosustentabilidad hidrocarburífera de un modelo productivo que es extranjerizante, transnacionalizador, y que supone la permanente fuga de capitales, vía remesas de utilidades al exterior, pago de intereses y capital de la deuda. De esta manera se está generando riqueza para acumularla en el exterior.
—¿La inflación es el un flagelo para los sectores mas carenciados y que afecta a la soberanía?
—No hay duda, siempre lo es el aumento de precios. Hoy cualquiera puede subir los precios. El Estado con su ejercicio monopólico sobre las tarifas en las que interviene puede hacerlo, es un fijador de precios; pero después en el mercado capitalista todos se disputan la formación de precios. Los trabajadores quieren mejores salarios, es una forma de aumentar el precio de fuerza de trabajo, pero ahora en esta disputa que hay en el conjunto de la sociedad muy pocos sectores están en condición de establecer precios. Por lo cual, lo que quiero señalar es que quienes incrementan los precios son aquellos que pueden, es decir los que tienen el poder para hacerlo, y que aumentando los precios tienen compradores en el mercado para esos precios. Hay productos de primerísima necesidad como es el caso del pan donde la población no los puede resignar. Entonces, está claro que algo ocurre en la economía Argentina nacional distinto de otros países, ya que en nuestro caso los sectores hegemónicos se disputan la apropiación de la renta vía aumento de precios. La aceleración de los precios en la Argentina está asociada a la disputa que hay de los sectores más concentrados del aparato productivo para apropiarse de la renta generada socialmente.
—¿La media sanción del presupuesto para el 2014 estuvo condicionada por el escenario electoral?
–Creo que el gobierno sabe que después de las elecciones puede tener menos legitimidad social para aprobar un instrumento clave para el último tramo del turno presidencial de Cristina Fernández, que es el presupuesto. No te olvides que ahí se prorroga la emergencia económica que es lo que le permite al Poder Ejecutivo reasignar partidas en los próximos años 2014 y 2015. Van a ser dos años complicados en cuanto no se resuelva la sucesión de Cristina Fernández por imposibilidad constitucional, y por no tener el gobierno un sucesor claro y explícito que pueda disputar en el 2015 la presidencia de la Nación, dándole continuidad a la hegemonía política que ha representado el kirchnerismo en estos 10 años o 12 años en la perspectiva del 2015. Entonces, necesitan este instrumento con la premura de la legitimidad institucional que tienen hoy, y que seguramente va a ser distinta a partir del resultado electoral y mucho más cuando asuma el nuevo parlamento pero insisto las nuevas autoridades parlamentarias que surgen difícilmente modifiquen el escenario institucional de política económica.
Cruz del Sur
Julio Gambina presentó en Rosario su libro “Crisis del capital (2007-2013). La crisis capitalista contemporánea y el debate sobre las alternativas”, en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario. Gambina es doctor en Ciencias Sociales de la UBA e integrante del Comité Directivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, CLACSO.
Cruz del Sur dialogó con Gambina sobre la coyuntura política y económica de la Argentina, y la problemática medioambiental inherente a un tipo de desarrollo productivo, como es el caso de la megamineria a cielo abierto, y los acuerdos energéticos de la petrolera nacional Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) con la multinacional estadounidense Chevron para la explotación no convencional en el área Loma Campana de la formación Vaca Muerta.
—¿Cómo observa la inserción actual de la Argentina a nivel mundial?
—La pregunta es la siguiente: ¿Argentina no está ya facilitando la recepción de inversiones extranjeras, en el sector de la biotecnología, en la alimentación, en el sojero, en el sector de la megaminería a cielo abierto? O más recientemente el de las energéticas, que es el caso de Chevron como punta de lanza para el desembarque de varias empresas extranjeras que están interesadas en explotar Vaca Muerta, en particular los no convencionales, pero también los hidrocarburos convencionales. Es decir, más allá del discurso crítico que algunos sectores del poder económico puedan tener contra el gobierno, no parece que hay sintonía entre el sector externo, las inversiones y el desarrollo nacional. Se acaban de conocer declaraciones de la presidenta Cristina Fernández a favor del capital extranjero, incluso diciendo que haría falta clonar a los empresarios nacionales.
—¿Se puede ver el acuerdo con Chevron como un proyecto de una política que busca la autonomía energética?
—Creo que hay un error de base y que es que no se responde la pregunta porqué los hidrocarburos. Por ejemplo, la presidenta criticó que en la década de los noventa el gas producido en la Argentina fue principalmente para la exportación, puntualmente a Chile. Pero ahora la pregunta es, en qué hubiésemos utilizado el gas exportado, o en qué utilizaríamos los hidrocarburos en la actualidad. ¿Para qué modelo productivo?. Esto no está en discusión. Lo que se plantea es una producción hidrocarburífera para atender la autosustentabilidad del modelo productivo que privilegia la sojizacion, la megaminería, la industria automotriz de exportación e inserción subordinada de las empresas trasnacionales, principalmente las terminales automotrices. Los fundamentos del acuerdo YPF-Chevron son para la autosustentabilidad hidrocarburífera de un modelo productivo que es extranjerizante, transnacionalizador, y que supone la permanente fuga de capitales, vía remesas de utilidades al exterior, pago de intereses y capital de la deuda. De esta manera se está generando riqueza para acumularla en el exterior.
—¿La inflación es el un flagelo para los sectores mas carenciados y que afecta a la soberanía?
—No hay duda, siempre lo es el aumento de precios. Hoy cualquiera puede subir los precios. El Estado con su ejercicio monopólico sobre las tarifas en las que interviene puede hacerlo, es un fijador de precios; pero después en el mercado capitalista todos se disputan la formación de precios. Los trabajadores quieren mejores salarios, es una forma de aumentar el precio de fuerza de trabajo, pero ahora en esta disputa que hay en el conjunto de la sociedad muy pocos sectores están en condición de establecer precios. Por lo cual, lo que quiero señalar es que quienes incrementan los precios son aquellos que pueden, es decir los que tienen el poder para hacerlo, y que aumentando los precios tienen compradores en el mercado para esos precios. Hay productos de primerísima necesidad como es el caso del pan donde la población no los puede resignar. Entonces, está claro que algo ocurre en la economía Argentina nacional distinto de otros países, ya que en nuestro caso los sectores hegemónicos se disputan la apropiación de la renta vía aumento de precios. La aceleración de los precios en la Argentina está asociada a la disputa que hay de los sectores más concentrados del aparato productivo para apropiarse de la renta generada socialmente.
—¿La media sanción del presupuesto para el 2014 estuvo condicionada por el escenario electoral?
–Creo que el gobierno sabe que después de las elecciones puede tener menos legitimidad social para aprobar un instrumento clave para el último tramo del turno presidencial de Cristina Fernández, que es el presupuesto. No te olvides que ahí se prorroga la emergencia económica que es lo que le permite al Poder Ejecutivo reasignar partidas en los próximos años 2014 y 2015. Van a ser dos años complicados en cuanto no se resuelva la sucesión de Cristina Fernández por imposibilidad constitucional, y por no tener el gobierno un sucesor claro y explícito que pueda disputar en el 2015 la presidencia de la Nación, dándole continuidad a la hegemonía política que ha representado el kirchnerismo en estos 10 años o 12 años en la perspectiva del 2015. Entonces, necesitan este instrumento con la premura de la legitimidad institucional que tienen hoy, y que seguramente va a ser distinta a partir del resultado electoral y mucho más cuando asuma el nuevo parlamento pero insisto las nuevas autoridades parlamentarias que surgen difícilmente modifiquen el escenario institucional de política económica.
Cruz del Sur