Gustavo Chopitea.- Algunas autoridades departamentales uruguayas están expresando, por el momento a través de iniciativas legislativas, una preocupación por las posibles consecuencias ambientales del uso del “fracking” en la exploración en busca de hidrocarburos. El gobierno nacional las califica, sin embargo, de prematuras y sostiene, en cambio, que es hora de hacer necesarios estudios técnicos.
El departamento de Paysandú, a través de su Junta, que está dominada por la oposición, sancionó recientemente una resolución en virtud de la cual el departamento se declara “libre de fracking”. Por lo menos hasta que se reglamenten los controles necesarios y se tenga certeza de que el medio ambiente “no será perjudicado”. Especialmente, “el acuífero Guaraní, daño que sería irreparable para Uruguay y la humanidad toda”. Hablamos de una enorme reserva de agua que es compartida por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, con una extensión del unos 45.000 kilómetros cuadrados.
El gobierno central de Uruguay ha conformado una comisión técnica que ha sido integrada con representantes de los ministerios de Vivienda; Acondicionamiento Territorial y Medio Ambiente; e Industria, Energía y Minería, que analizará el tema específicamente y definirá un conjunto de “buenas prácticas” para el uso de esa técnica.
No todas las formas de “fracking”, dijo el director nacional de Energía del Uruguay, Ramón Méndez, son iguales. Dependen de los tipos de roca, señalando que hoy no se hace “fracking” en Uruguay, razón por la cual no hay realmente ninguna urgencia en implementar las definiciones, en uno u otro sentido.
Sin embargo, lo cierto es que también el departamento de Tacuarembó se prepara para adoptar una medida similar a la adoptada por Paysandú. Pero apuntando más a determinar el método a utilizarse que a prohibir la técnica.
¿Por qué lo sucedido? Porque la empresa australiana Petrel Energy ha encontrado el tipo de roca generadora probablemente de gas y crudo en la localidad de Piedra Sola, emplazada justamente en el límite de los departamentos de Paysandú y Tacuarembó.
Esa empresa está explorando en el departamento de Salto. Además de ella trabajan en este capítulo particular de la exploración en busca de hidrocarburos, la empresa francesa Total y la argentina YPF. Ambas operan en el departamento de Salto y, además, Total lo hace en Artigas y la propia YPF en Paysandú.
El candidato presidencial colorado, Pedro Bordaberry, presentó el año pasado un proyecto para prohibir el uso del “fracking” en su país por un plazo de cinco años, salvo para los pozos científicos o de estudio e investigación.
Esa iniciativa no ha sido aún considerada por el Parlamento, claramente dominado por el Frente Amplio, esto es por la izquierda uruguaya. En ella el líder opositor propone también la creación de una comisión para evaluar las técnicas y asesorar al gobierno al tiempo de tomar las necesarias definiciones.
Otro punto de vista
Brasil, por su parte, no pierde el tiempo. Acaba de concluir, con relativo buen éxito, una importante licitación para la explotación de algunas áreas convencionales y otras no convencionales de gas natural. En tierra, en este caso.
Se adjudicaron 72 de los 240 diferentes bloques que fueron ofrecidos. Además, 49 de ellos quedaron en manos de Petrobras. Así se recaudaron unos 72 millones de dólares. Concurrieron a la convocatoria 11 empresas extranjeras, que habían sido previamente calificadas. Pero tan sólo cuatro de ellas lograron ser adjudicadas. La francesa GDF Suez, la colombiana Petrominerales, la panameña Trayectoria Oil y Gas y la bermudeña Geopark.
Los pozos que fueron esta vez licitados están cerca -y algunos hasta sobre- el gran acuífero denominado: “Guaraní”.
Brasil, cabe señalar, está trabajando en generar y sancionar una amplia normativa federal de protección ambiental para este tipo tan particular de actividad extractiva. Falta aún construir toda la infraestructura de transporte y distribución del gas natural que eventualmente se extraiga. No es poco.
Esta ha sido la tercera ronda de licitaciones para la explotación de hidrocarburos convocada este año por Brasil, luego de años de paralización en este tipo de llamados a licitación en los que se convoca por igual, tanto al capital doméstico como al externo. Hasta ahora, el interés se había centrado en el trabajo “off-shore”, esto es en los yacimientos costa afuera. En el mar, a grandes profundidades. Pero ahora la mira del gobierno brasileño se ha ampliado claramente.
(*) Artículo publicado el jueves último en la edición de La Nueva, de Bahía Blanca. El autor es analista del grupo Agenda Internacional