MADRID.- El ministro Axel Kicillof dio ayer una lección de lógica económica cuando justificó el compromiso de deuda que asumió para indemnizar a Repsol por las acciones expropiadas de YPF: “Sería una estafa para el otro si se pagara lo mismo en efectivo que en cuotas”.
En lo que no abundó es en el tamaño que tendrá esa factura de intereses que el Gobierno asumirá junto con los entre US$ 5000 y 6000 millones de bonos garantizados que aceptó entregar a la petrolera española: en 20 años el servicio de esa deuda le costará al Estado un mínimo de US$ 4970 millones, que podría crecer otros 350 millones según cuál sea el monto definitivo del pacto.
La mayor parte del pago -entre US$ 3250 y 3550 millones- se hará con un bono nuevo a 10 años con un interés de 8,75%, que empezaría a abonarse este año; otros US$ 1250 millones se pagarán con la ampliación de un bono a 20 años que devenga 8,28% y que incluye intereses capitalizados por US$ 500 millones que también rinden a la misma tasa. El resto se saldará con títulos al 7 por ciento.
Son tasas tentadoras. Las “cuotas” que otros países abonan para financiarse resultan bastante más baratas: España, aun en medio de su peor crisis económica, colocó este mes deuda a 10 años con una tasa del 3,8%. Francia lo hizo al 3,13%. Brasil batió récords el año pasado con una colocación al 2,9%. Uruguay ofreció 5,3%.
El atractivo de los bonos, sumado a las garantías antidefault que protegen el pago, aplacó la prisa de Repsol por hacer caja y huir del “riesgo Argentina”. Se tomará unos dos años, dijo su presidente, Antonio Brufau. Mientras espera el impacto que tendrá el acuerdo en el mercado internacional y en el valor de YPF (de la que todavía tiene el 12%), la petrolera española ingresará cifras nada despreciables por la renta de sus nuevos títulos.
Según las precisiones del contrato difundidas por Repsol el martes, a fines de este mismo año ya podría embolsar entre 250 y 285 millones de dólares. En 2015 esa cifra seguiría en aumento y en octubre -al filo de las elecciones presidenciales- podría ingresar el capital del Bonar 2015 que cubrirá los primeros 500 millones de dólares previstos como adicional para compensar la depreciación de mercado de la deuda comprometida.
La cuenta de intereses tendrá especial impacto en los primeros dos años del próximo gobierno. En 2016 se acumularían entre US$ 465 y 510 millones; al año siguiente se mantendrá esa cifra y, además, llegará el vencimiento del Bonar X con el que se cubren entre 500 y 800 millones de dólares de la indemnización.
Los intereses empezarán a bajar en 2019, cuando se empiecen a pagar las amortizaciones parciales del bono a 10 años. En 2024 debería quedar saldada esa parte de la deuda y empezaría a pagarse en cuotas semestrales el capital del Discount 33 (US$ 1250 millones, más 500 millones de intereses capitalizados).
El contrato de paz definitivo se rubricará en mayo, según se prevé en el gobierno argentino y en Repsol, una vez que pase por el Congreso y por la junta de accionistas de la empresa. Entonces se sabrá cuánto es el valor nominal de la deuda que emitirá el país. Para determinarlo, entidades financieras reconocidas por las partes calcularán un valor promedio del descuento que sufrieron los bonos argentinos en los mercados en los tres meses previos a la firma.
El texto garantiza a Repsol el ingreso a caja de 5000 millones de dólares netos; sólo entonces se da por cumplida la deuda por el 51% de sus acciones de YPF que el gobierno kirchnerista expropió en abril de 2012.
El precio de la estatización
En estos días, a los países de la región les está costando bastante menos que 8% endeudarse en los mercados internacionales.
España colocó este mes deuda a 10 años con una tasa de 3,8%, mientras que Francia pagó 3,13%, y Brasil batió récord el año pasado con una colocación al 2,9 por ciento.
Estas tasas harán que la Argentina termine pagándole a Repsol, sólo de intereses, al menos unos US$ 4970 millones.
8,75% tasa de interés
Es la tasa que pagará el bono a 10 años de plazo que emitirá la Argentina como parte del acuerdo con Repsol.
La Nación