SERMA, del grupo Indalo, se especializa en el tratamiento de suelos y agua tanto para yacimientos convencionales como no convencionales
La empresa de servicios ambientales SERMA trabaja desde 2009 con tecnologías de última generación para recomponer los pasivos ambientales de la industria petrolera en la provincia de Neuquén. La empresa, que suma en su historia el tratamiento de 620.000 metros cúbicos de suelo contaminado por hidrocarburos, adoptó nuevas técnicas para proveer servicios de recuperación de agua y suelos en yacimientos no convencionales.
El crecimiento de la conciencia respecto de las consecuencias ambientales de las diferentes actividades económicas y el importante riesgo regulatorio resultante de las normas sancionadas en consecuencia han tornado los servicios de soluciones ambientales en una actividad más dentro de los distintos procesos que componen el upstream. La importancia de los hidrocarburos no convencionales para los próximos años del negocio hace aún más relevante la temática ambiental, ya que con la mirada de la sociedad puesta en la actividad de extracción de shale oil y shale gas se hace necesario ganar la “licencia social”, la aprobación de los ciudadanos, que, en algunas provincias, industrias como la minería no han logrado conseguir. En ese contexto, desde 2007 la firma SERMA –del grupo Indalo– se ha especializado en el servicio de remediación de suelos para la industria petrolera, con la permanente actualización tecnológica, la atención para captar las necesidades de la industria y cubrir las demandas de sus clientes y el entorno socioambiental como principales herramientas.
La empresa implementa técnicas para la remediación de suelos, aplicadas y lideradas por personal altamente calificado, dotado de materiales y herramientas de trabajo de última generación. En la actualidad, el desafío y las inversiones de SERMA están orientados al desarrollo tecnológico de nuevas alternativas para el tratamiento de residuos generados en yacimientos no convencionales.
Los procesos utilizados por la empresa fueron avalados por la obtención de la certificación de Sistemas de Gestión de la Calidad (ISO 9001:2008), Gestión del Medio Ambiente (ISO 14001:2004) y Gestión de Seguridad y Salud Ocupacional (OHSAS 18001:2007), otorgada por el Instituto Argentino de Normalización y Certificación.
Servicio integral
Dentro de las empresas del grupo Indalo, SERMA nace a fines de 2009, dedicada a prestar servicios medioambientales. “Nos ocupamos de todo lo que genera un yacimiento petrolero o minero dentro del campo en torno a gestión de disposición final y tratamiento de residuos sólidos que se generan, hasta residuos especiales, como pueden ser suelos empetrolados, u otros residuos, como recortes de perforación sobre la base de agua o aceite”, explica Pablo Manuel Barnez, representante técnico de SERMA, una empresa del grupo Indalo. Estos últimos, si bien son fluidos que se utilizan en la perforación, son materiales que están contaminados por hidrocarburos y hay que darles otra gestión por los residuos que contienen.
A lo largo de su breve historia, la firma prestó diversos servicios usando diferentes metodologías de tratamiento. Una que constituye un hito para Neuquén, porque marca la eliminación de un pasivo ambiental con el que cargaba la provincia desde hacía 30 ó 40 años, es el tratamiento biológico. “Desde hace 5 años trabajamos en tratamiento biológico, un método que se aplica como resultado de un derrame, un accidente o, por ejemplo, un camión que generó una mancha de petróleo. Eso se lleva a un repositorio, que es un sitio confinado con características de seguridad que hacen que el residuo no se movilice de ese sitio y que, llegado el momento, se proponga un tratamiento acorde con las condiciones de contaminación de ese residuo”, comenta Barnez. “Este tratamiento fue el puntapié inicial del grupo en Neuquén y, de hecho, es un dato de referencia que utiliza la provincia en torno a los volúmenes que se liberaron y dispusieron como condición de suelo saneado”, agrega el ejecutivo.
En 2014, SERMA lleva liberados 29.258,2 metros cúbicos de suelo y se encuentra tratando 55.232,464 metros cúbicos más entre todos sus repositorios. La empresa suma en su historia el tratamiento de 619.922,594 metros cúbicos de suelo.
Esta técnica se utiliza para el tratamiento de suelos afectados por hidrocarburos, provenientes de derrames o de recuperación de pasivos ambientales de la actividad petrolera, acopiados en repositorios o directamente sobre el pasivo. El método de biopilas oxigenadas por remoción mecánica se basa en la estimulación de microorganismos autóctonos que permiten degradar un gran número de moléculas orgánicas. El proceso consiste en formar pilas con el suelo a tratar y estimular la actividad microbiana, generando una oxigenación mecánica, manteniendo los valores adecuados de humedad, nutrientes, acidez y temperatura. El incremento de la actividad microbiana es proporcional a la reducción de las concentraciones de hidrocarburos en el suelo tratado.
Tratamiento biológico
En el tratamiento biológico no se incorporan bacterias exógenas, es decir, se hace todo con la microflora y microfauna que posee el suelo. Lo que se lleva a cabo es la optimización de tareas operativas para acondicionar ese suelo y darle las propiedades y requisitos para que las bacterias que tiene el suelo vayan consumiendo el hidrocarburo, dejando su concentración por debajo de lo que establece la norma legal de la provincia. Operativamente, el proceso consta de varias etapas.
La primera es acondicionar el suelo, es decir, oxigenarlo, homogenizarlo, sacarle estorbos –grandes pedazos de madera, trapos, hormigón, caño–, algo que es común en los yacimientos. La segunda etapa es la de segregación, que es crítica porque reduce los gránulos casi ínfimamente y hace que el mismo material que promueve la aglomeración del suelo provoque la llegada uniforme de oxígeno en todos los gránulos para la reproducción bacteriana, que es la que consumirá el hidrocarburo.
Con esto se logra la exposición del hidrocarburo a la acción biológica; el proceso hace que se optimice y luego forma una pila, que es un montículo de suelo que permite optimizar las variables biológicas necesarias para el régimen. Realizando todo este proceso, entre seis y ocho meses después se libera el montículo que se ingresó al tratamiento.
“Desde que SERMA inició este tratamiento en la provincia, lleva liberados más de 600.000 metros cúbicos de suelo. Hasta 2009 llevaban procesados 30.000 metros cúbicos, pero lamentablemente no daba resultado. Cuando el grupo Indalo adquirió la empresa, en seis meses se logró liberar el suelo. Antes se hacían malas prácticas porque no se conocía a fondo la realidad de la operación, eran otras tecnologías”, afirma Barnez.
Diversificar para crecer
La operación de SERMA se divide en noroeste y centro. En el noroeste, en los yacimientos de Lomita Sur, El Portón y Puesto Hernández, entre otros, que son de YPF. En la zona de Rincón de los Sauces, también presta servicios a Petrobras, Medanito y Chevron. “Chevron tiene altísimos estándares ambientales, por lo que fue un desafío estar aprobados técnicamente. Toda propuesta de trabajo que se presenta a la operadora tiene que aprobarse en Texas, Estados Unidos. Recientemente desarrollamos una nueva tecnología para eliminar sales de suelo, pasó por todas las observaciones de esa empresa y estamos en condiciones de comenzar los trabajos”, comenta Barnez.
La zona central va desde el límite de no convencional hasta Barrosa y los yacimientos que se encuentran cerca de Plaza Huincul, como Loma La Lata, Loma Campana y Cerro Bandera, para las empresas Chevron, Petrobras, Pluspetrol e YPF. “La idea es diversificarnos para seguir creciendo. Brindar un servicio complementario, no solamente un tratamiento del campo sino el seguimiento de la gestión en la Secretaría de Ambiente, realizar todo el trámite. En la zona de Loma La Lata llevamos 350.000 metros cúbicos liberados y en tratamiento tenemos otros 30.000 metros cúbicos”, dijo Barnez.
El desafío no convencional
Para la remediación ambiental en zonas de extracción de hidrocarburos no convencionales, SERMA ya adoptó dos nuevas técnicas destinadas a sanear los pasivos más comunes y trabaja en la incorporación de nuevas tecnologías con el fin de optimizar los servicios para ese tipo de yacimientos.
Una de esas técnicas que incorporó SERMA es el tratamiento de agua de retorno de fractura flow back, que permite reutilizar parte del fluido inyectado en el proceso de fractura hidráulica. Un 30% del volumen es devuelto a la superficie, que es sobre el que se realiza el tratamiento y del cual se obtiene el 70% de agua para ser reutilizada, haciendo que se minimice y reduzca la utilización de este recurso.
Otra técnica para yacimientos no convencionales es el tratamiento de lodos de perforación, “cutting base aceite”. El avance y desarrollo de nuevos yacimientos trae consecuentemente la generación de residuos que deben ser eliminados. El tratamiento de lodos pretende dar solución a residuos de perforación base aceite y obtener la disposición final de éstos en el yacimiento; a través de la aplicación de calor con un desorbedor térmico, produce la separación de los sólidos y del contenido oleoso, logrando la libre disposición del material tratado y, por otro lado, la disponibilidad del hidrocarburo para su reutilización.
En diálogo con Revista Petroquímica, Petróleo, Gas & Química, Barnez detalló los nuevos desafíos y objetivos que tiene la empresa de cara al desarrollo del shale oil y del shale gas en la provincia de Neuquén.
¿Cómo enfrentan el aumento en la escala de operaciones de YPF?, preguntamos a Barnez.
Pensamos desarrollar nuevas tecnologías, enfocándonos en las necesidades emergentes de YPF en el campo, que son los recortes de perforación que necesariamente se generarán al compás de la explotación. Hoy en día existen 36 equipos perforando en un radio de 100 kilómetros, por lo que en el mercado no hay volumen de respuesta que pueda brindar una solución acorde con lo que genera. De no mediar una solución concreta, existe la posibilidad de que colapsen los repositorios o los centros de stock, y esta situación límite traería como consecuencia detener la perforación, al no haber espacio físico donde colocar el residuo ni tampoco quien lo trate. YPF está intentando resolver esta problemática y nosotros presentamos el proyecto de instalación de una planta con tecnología de vanguardia en el marco de una licitación.
¿Qué planes de desarrollo e incorporación tecnológica tienen?
Nuestro objetivo es adquirir una tecnología del exterior y adaptarla para brindar un servicio de mayor calidad y con valor agregado. Con la tecnología propuesta, sólo un 10% de hidrocarburos no es recuperable, en contraste con similares técnicas que queman el 100% del hidrocarburo.
El tratamiento de recortes de perforación base aceite, que técnicamente se denomina “deserción térmica”, consiste en aplicar temperatura, sacar el hidrocarburo que tiene el suelo, vaporizarlo, y lo que nosotros proponemos para una segunda etapa es condensarlo, volverlo líquido nuevamente y entregarlo.
Para llevar a cabo este proceso, es necesaria la instalación de una planta que podría brindar un gran valor agregado, ya que permitiría obtener un hidrocarburo de un residuo. A modo de comparación, sería similar a una refinería pero para recuperar el hidrocarburo del suelo.
Una vez procesado el suelo en la planta, se entregarían dos fases: una de hidrocarburo extraído del suelo, y otra: el suelo tratado propiamente dicho.
Este tipo de plantas no existen hoy en la Argentina; estimamos que nos llevaría cerca de seis meses ponerla en funcionamiento, con una inversión de más de $ 100 millones. Esta tecnología nos permitiría recuperar diariamente 50 metros cúbicos de hidrocarburos y a razón de 8 a 10 metros cúbicos de gasolina aproximadamente (dependiendo del grado de contaminación).
¿Cómo funciona la recuperación de agua tras una fractura hidráulica?
El agua es un medio fluido utilizado para romper la roca, para dejar un medio de sostén, lograr que la roca logre más porosidad y permitir que el fluido que posee la roca internamente fluya a partir de esa microfractura. Sucede que luego de la fractura, por una cuestión física, entre el 50% y el 60% del agua retorna nuevamente con productos de la formación que se está fracturando (que por lo general son sales). La salinidad en el agua de retorno es comparable con el nivel del mar o mayor. La propuesta es no solamente tratar el agua de retorno de fractura, sino también reutilizar parte de esa agua en futuras operaciones. Por este tratamiento que se está proponiendo, se puede llegar a una condición de reutilización directa del agua.
Este tratamiento está basado en dos procesos: uno destinado a eliminar los sólidos en suspensión, es decir, los que se ven, y otro cuyo objetivo es concentrar el agua o las sales y promover el agua pura para su reutilización. Ambas etapas son físicas, una a temperatura ambiente y otra a 110 °C. En la etapa primaria se incorporan químicos para coagular esos sólidos, se agiliza el proceso mediante la velocidad o decantadores centrífugos y se separan las fracciones sólidas que son mínimas. El tratamiento que se está promoviendo como ventaja tecnológica es la utilización de vaporizadores continuos.
El agua que se vaporiza es netamente pura, porque concentramos todas esas sales en una corriente que termina siendo del 20% al 30% del flujo inicial, dependiendo de dicha corriente. Aquí se optimiza el recurso, se maximiza su utilización. Es una nueva aplicación para una nueva condición. Aquí habría que instalar una planta cada cierta cantidad de volumen. Cada fractura se lleva 5.000 metros cúbicos de agua y cada pozo tiene entre 5 y 6 fracturas. Habría que armar varias plantas más para evitar transportar el agua. Esto adquiere mucha trascendencia en lugares donde el recurso hídrico es escaso.