Los precios de los combustibles no bajan pese a la caída del crudo | Por la baja del precio, los gobernadores de las provincias petroleras se reúnen hoy en Buenos Aires
“No escuchamos a ningún empresario ahora criticar la política de intervención del mercado energético”, ironizó ayer un funcionario del Ministerio de Economía de la Nación consultado por “Río Negro” tras la brutal caída que sufrió el precio del petróleo la semana pasada en el mercado internacional.
Según confirmó esta misma fuente, desde el fin de semana técnicos del área del ministro Axel Kicillof están trabajando sobre los efectos que puede generar esta baja del crudo sobre la economía argentina.
El diferencial de precios que se observa entre lo que se paga por el barril a las operadoras petroleras en el país y la cotización internacional, es un nuevo sacudón para los bolsillos de los argentinos. El valor del crudo cayó alrededor del 35% en estos últimos meses, pero los precios de los combustibles, lejos de caer, aumentaron en forma desmedida. Todo lo contrario de lo que ocurre en una economía de mercado.
Teniendo en cuenta la producción anual de crudo en el país -y de mantener las cotizaciones internacionales para los próximos doce meses en el orden de los 70 dólares por barril- los consumidores argentinos deberán transferir alrededor de 3.000 millones de dólares a las empresas petroleras para sostener los precios internos acordados oportunamente.
El petróleo que tradicionalmente se toma como referencia en la Argentina es el WTI, el mismo que se usa en el mercado de Estados Unidos. Este tipo de crudo cerró ayer en torno de los 69 dólares. Según detalla la estadística oficial, los contratos entre productores de crudo cerraron en el país en valores cercanos a los 85 dólares para lo que queda de este mes.
“Éstas son las contradicciones del populismo. Intervenimos un mercado para beneficiar al consumidor, pero termina perjudicando la producción y reservas de toda la actividad. Y ahora, nos encontramos que el gobierno, a través del consumidor, termina subsidiando a las empresas petroleras… algo realmente insólito”, confió Daniel Montamat, exsecretario de Energía de la Nación al ser consultado por el tema.
El gobierno se encuentra sometido a un plan económico que se ahoga en sus propias contradicciones. “Pasamos de subsidiar al consumidor a las empresas petroleras, ése es el resultado que muestra el modelo”, agrega el exfuncionario. Montamat asegura que el ministro Kicillof no tiene mucho margen como para eliminar este beneficio a las empresas ya que de hacerlo “caerían en picada las utilidades de YPF”, la firma insignia de la administración Kirchner. Sin embargo hoy YPF produce cerca del 40% del total del crudo que se extrae en el país. Por lo tanto se puede inferir que un poco más de 1.200 millones de dólares podrían ir para la firma nacionalizada, pero el resto iría derecho a las arcas de muchas de las empresas que, según el relato oficial, esquilmaron los recursos del subsuelo nacional en estos últimos años.
Desde el gobierno nacional aseguran que, de mantenerse deprimido los precios del crudo en el exterior, las políticas locales pueden ser revisadas y esto implicaría un acople progresivo entre los precios internos y externos del petróleo. De llevarse a cabo esta medida, no sólo las productoras verían afectados sus ingresos. Las provincias también, ya que sus regalías disminuirían en forma sensible (ver recuadro).
“Es momento para comenzar a cambiar la política actual e intentar acoplar los precios locales a los internacionales. Esto ayudaría a la transparencia de sistema y no se utilizaría al consumidor como variable de ajuste, como hoy se observa con los nuevos precios del crudo en el mercado internacional”, confió a este diario Jorge Lapeña, titular del Instituto Argentino de la Energía “General Mosconi”.