El gobierno de Nueva Zelanda anunció el pasado jueves la prohibición de nuevos proyectos de explotación de gas y petróleo. Esta decisión histórica es resultado de siete años de protestas públicas.
Al poner fin a la exploración de petróleo y gas, el recientemente elegido Gobierno de la Coalición ha puesto a más de cuatro millones de kilómetros cuadrados a salvo de cualquier nueva explotación de combustibles fósiles.
“Nueva Zelanda ha dado un paso histórico y ha logrado un gran avance para el clima, impulsado por las decenas de miles de personas que han luchado durante años para proteger nuestras costas de la exploración de petróleo y gas”, dijo el director ejecutivo de Greenpeace Nueva Zelanda, el Dr. Russel Norman.
“Esto envía un poderoso mensaje: estamos terminando la era del petróleo. Así como Nueva Zelanda lo hizo en 1987 cuando se declaró libre de armas nucleares y se enfrentó al poderoso ejército estadounidense, esto demostró un liderazgo mundial audaz en el mayor desafío de nuestra época: poner a las personas por encima de los intereses de las corporaciones petroleras y la búsqueda de combustibles fósiles que generan y empeora el cambio climático”, continuó Norman.
Durante la última década, algunas de las compañías petroleras más grandes del mundo han buscado explotar las reservas de combustibles fósiles de las costas aisladas de Nueva Zelanda. Shell, Anadarko, Petrobras, Statoil, Chevron y OMV se encuentran entre una lista de empresas extranjeras para realizar levantamientos sísmicos y perforaciones exploratorias en aguas profundas, que amenazan a los mamíferos marinos.
Compañías petroleras extranjeras han encontrado una fuerte resistencia del público de Nueva Zelanda, las comunidades indígenas y las ONG ambientales. En los últimos siete años, cientos de miles de personas han marchado, presentando peticiones y bloqueado en oposición a la exploración petrolera. El mes pasado, la primera ministra Jacinda Ardern fue noticia cuando aceptó personalmente una petición de Greenpeace firmada por 50,000 neozelandeses.
El gobierno de Nueva Zelanda continuará ofreciendo la región terrestre de Taranaki para exploración, y tampoco revocará ningún contrato de exploración existente.
Nueva Zelanda es uno de los primeros países en el mundo en realizar movimientos significativos hacia una prohibición permanente de la exploración petrolera. En los últimos años, la oposición pública al petróleo se ha convertido en un movimiento global, con notables campañas que incluyen oposición a la exploración de Statoil en Great Australian Bight, manifestaciones contra los planes de perforación de Total cerca del Arrecife del Amazonas y la batalla contra la construcción de nuevos oleoductos en América del Norte.
“La prohibición de Nueva Zelanda debería hacer que cualquier empresa que busque desarrollar proyectos extremos de explotación piense dos veces si es una apuesta que valga la pena tomar”, finalizó Norman.
En alianza con Greenpeace
Nueva Zelanda prohíbe la exploración de petróleo y gas en alta mar
Esta medida no afectará a licencias en vigor, ha anunciado la primera ministra del país.
Nueva Zelanda no emitirá nuevos permisos para la exploración de petróleo y gas en alta mar con el fin de cumplir su compromiso en la lucha contra el cambio climático, informa el medio local Stuff.
Actualmente hay 31 licencias de exploración de petróleo y gas, 22 de ellas en alta mar. La primera ministra, Jacinda Ardern (líder del Partido Laborista), anunció el pasado jueves que el nuevo reglamento no afectaría a 22 de ellas, que continuarán en vigor.
Asimismo, el Gobierno asegura que se respetará el derecho de las compañías a desarrollar cualquier descubrimiento comercial de petróleo y gas en alta mar. Lo que significa que la industria podrá continuar en el país por varias décadas más.
Además, Ardern señaló que también se regularía la concesión de licencias en tierra, generalmente en la región de Taranaki, en la Isla Norte, donde se concentra la mayor parte de la industria petrolera de Nueva Zelanda.
Lucha contra el cambio climático
“El gobierno de coalición está dando un paso importante para abordar el cambio climático y crear un futuro limpio, verde y sostenible para Nueva Zelanda”, declaró la primera ministra en la conferencia del pasado jueves con otros ministros y grupos ecologistas.
Greenpeace y la Sociedad de Protección de Bosques y Pájaros de Royal Zealand elogiaron la medida. Hubo reacciones negativas por parte del nuevo alcalde del distrito de Plymouth, Neil Holdom, quien calificó la prohibición de “una patada en las tripas”. La misma posición ha mostrado el legislador local del Partido Nacional, Jonathan Young, diciendo que se trataba de un “vandalismo económico”.
La política de Ardern se basa, en gran medida, en la lucha contra el cambio climático, que considera esencial para la seguridad de empresas y comunidades. Siendo un país libre de armas nucleares, el Gobierno de Nueva Zelanda pretende convertirse también en líder mundial libre de carbono.
Las autoridades también planean plantar 100 millones de árboles cada año y garantizar que la red eléctrica funcione completamente con energía renovable.