Tatiana Roa Avendaño, referenta socioambiental en Colombia, habla del nuevo escenario político con la llegada de Gustavo Petro y Francia Márquez al poder. El rol de los movimientos sociales para marcar agenda, la apuesta por un cambio en la matriz extractivista y las tensiones con los sectores de poder.
Texto: Fernando Cabrera
Esta nota es resultado de un trabajo colaborativo entre el Observatorio Petrolero Sur y Revista Cítrica.
Tatiana Roa Avendaño integra desde hace más de 30 años el Centro Nacional Salud, Ambiente y Trabajo, más conocido como Censat Agua Viva, y es una de las referentas socioambientales de Colombia. Tras la asunción de Gustavo Petro y Francia Márquez como Presidente y Vice de su país, Tatiana observa de manera positiva lo que está pasando, sobre todo por la presencia de la vicepresidenta. “Es el sector más radical del Pacto y el que está más cercano a los movimientos sociales”, señala.
Al mismo tiempo, es consciente de que la situación es difícil: Petro encuentra un país saqueado. “No pueden ser solamente cambios culturales, tiene que haber una materialidad y no hay recursos”, advierte. Los problemas de abastecimiento energéticos que ocasiona la guerra en Ucrania revitalizan el mercado del carbón colombiano lo cual quizá genere réditos económicos, pero va en contra de la propuesta de transición ecosocial del nuevo gobierno.
Así las cosas, Roa cree que el logro de estos cuatro años de gestión sería dejar las bases para un transición energética, productiva y alimentaria. Pero en ese camino, advierte el riesgo de que los movimientos sociales se diluyan en la participación gubernamental. “Su rol –explica– es sobre todo mantener esa autonomía de apoyar lo que les parece que está bien pero también deben mantener la capacidad crítica de exigirle a este gobierno”.
–¿Qué cambió para que Petro sea Presidente? ¿Por qué es presidente hoy y no lo fue en las otras dos oportunidades en las que se presentó?
–Hay un proceso del movimiento popular que va creciendo y también un desgaste del Uribismo y la derecha por malos gobiernos, mucha corrupción, políticas nefastas para la gente. Eso hace que emerja una movilización juvenil muy fuerte, de jóvenes que están en el hartazgo de ver que no tienen oportunidades en el país. En 2019 hay una gran movilización y en 2020 hay una nueva reacción contra hechos de violencia. En Colombia cada vez se profundiza más la violencia y, sobre todo, contra los jóvenes de los sectores populares. En 2020, en el contexto de pandemia, la Policía atropella a un joven y lo mata y frente a eso hay una fuerte reacción. En 2021 hay una propuesta del Gobierno de hacer una reforma tributaria que es completamente lesiva a los intereses populares, que empieza a exigir mayor pago de impuestos desde salarios muy bajos, y hay una explosión social, que nadie esperaba. Fue una respuesta impresionante, que se mantuvo durante varias semanas. El gobierno reacciona completamente agresivo, con asesinatos y jóvenes que pierden sus ojos. Una represión tremenda y un gobierno que se niega a dialogar, lo que profundiza cada vez más la movilización. Entonces llegan las elecciones en un contexto de desgaste del Uribismo y Petro aparece como la esperanza del cambio en el país.
–¿Qué otros factores influyeron?
–Otra situación es la presencia de Francia Márquez, quien es una lideresa social, que viene del movimiento negro, de las luchas contra el extractivismo, feminista, con un discurso bastante radical contra el racismo estructural. Francia recoge a un grupo de gente inconforme con Petro. Un sector del movimiento feminista era muy crítico al planteamiento de Petro y sobre todo de la gente que le rodeaba, fundalmentalmente porque algunos hombres habían sido acusados de violencia o de situaciones de género fuertes. Otra cosa importante es la creación del Pacto Histórico, que es un acuerdo de muchas fuerzas políticas. A este momento Petro llega con más madurez y empieza a construir la idea de un pacto que recoge muchas fuerzas políticas, sectores populares, y Francia entra ahí como una de esas fuerzas. Aparentemente ella no tenía ninguna opción de ganar las elecciones primarias, sin embargo, su campaña es absolutamente novedosa y atrae a mucha gente. Y llegan las elecciones y Petro gana y Francia logra casi un millón de votos, lo cual la posiciona como la tercera más votada detrás de Petro y “Fico” Gutiérrez, el candidato de la derecha. Entonces, eso hace que se decida esta candidatura Petro-Francia que le ayuda mucho a Petro, porque Francia logra recoger esos sectores inconformes pero que no quieren votar ni al centro, ni a la derecha.
–¿Cuáles serían los grandes lineamientos del programa de Petro y Francia?
–Petro y Francia plantean un elemento que es fundamental: Colombia potencia mundial de la vida. Ese fue su gran lema. Dentro de eso está el tema de transición energética y la idea de una paz completa. En torno a eso se conjuga cómo Colombia es un país que puede dar un paso para avanzar en una transición energética en la cual se empiece un desescalamiento de la dependencia, tanto energética y económica, de los combustibles fósiles; particularmente. petróleo y carbón. Y cómo potencia todo el tema del conocimiento, la biodiversidad, la capacidad productiva, el tema alimentario, el tema del hambre, que es crucial en un país en el que gran parte de la población no puede consumir las tres comidas al día.
–Pensando en que es un periodo relativamente corto de cuatro años de gestión. ¿Qué podríamos pensar como un gestión exitosa?
–Lo que Petro se ha planteado es, por una parte, construir la capacidad para que el Pacto siga. Él ha dicho “no me voy a reelegir”, entonces se necesita crear las condiciones para que puedan ser reelegidos como Pacto. Pero yo pienso que en términos de éxito lo que han planteado es cómo se crean las bases para lo que se ha denominado la transición, que no es solamente energética, sino también productiva y alimentaria. Lo que se espera es poder avanzar en términos de justicia social, para eso se está planteando una reforma tributaria que permita fortalecer algunos temas sociales que son necesarios, como la alimentación y la educación. Otro eje que plantean es el de Colombia como un país de conocimiento. También es importante que Petro, que se veía como un candidato que podía polarizar el país, ha venido haciendo acuerdos. Está entrando con la bancada más grande que haya tenido cualquier Gobierno, lo que le da gobernabilidad. Entonces, ha hecho acuerdos con muchos partidos, incluidos algunos de derecha, y ha abierto puertas para hablar con distintos sectores. Hoy el comisionado de Paz anunciaba que ya hay comunicaciones de los grupos paramilitares y de las disidencias de las FARC para iniciar acercamientos del Gobierno para unos procesos de sometimiento a la justicia. Hablan de que no van a ser negociaciones políticas, sino sometimiento a la justicia por parte de estos grupos insurgentes.
–Algo mencionaste ya, pero ¿cuál pensas que es el rol que debería jugar Francia Márquez en el Gobierno?
–Francia viene del movimiento negro. Y ha sido respaldada por el Polo Democrático, que es uno de los partidos más de izquierda del Pacto y que demoró mucho tiempo en darle su aval, porque había diferencias internas. La esperanza que tiene la gente es que Francia es el sector que está más cercano a los movimientos sociales. Petro es un hombre que viene de la política, lleva muchos años jugando en la política. En cambio Francia viene del movimiento social. Entonces, se espera que Francia mantenga la agenda de los movimientos, que esté cercana a los movimientos.
–¿Qué políticas se podrían asumir en un camino para disminuir los asesinatos de líderes y lideresas sociales?
–La política contra el narcotráfico es crucial para el tema de la violencia. Porque gran parte de lo que sucede en el país tienen que ver, además de con un estado paramilitar, con el desmonte del estado y eso pasa por la Policía y por el Ejército. ¿Cómo se cambia una cultura que tiene muchos años en la que el Ejército mira un enemigo interno y actúa en función de atacar a ese enemigo? También ocurre con la Policía y sus fuerzas especiales, el ESMAD. Entonces también ahí van a haber cambios. Se va a sacar a la Policía del Ejército, se van a separar; y va a quedar dentro del Ministerio del Interior y no de Defensa. Eso es un paso. Creo que es importante destacar que existe un clima favorable, como el que se viene creando con esto del acuerdo nacional, que va más allá del Pacto. Petro desde que fue elegido habló de que era necesario un acuerdo nacional, y se han dado pasos en esas perspectivas. Creo que es un cambio cultural en un país donde históricamente los conflictos se han resuelto con violencia armada. Ahí hay esfuerzos de Petro que nadie esperaba y son fundamentales para este momento del país.
–¿Con qué obstáculos se van a encontrar en todos estos temas que venimos charlando?
–Yo creo que en el tema energético va a haber mucha presión internacional porque hoy le demandan a Colombia carbón, petróleo y gas. Va a haber una presión internacional muy fuerte por toda la coyuntura del conflicto Ucrania y Rusia, sobre todo demandando carbón. Petro ya lo dijo: “paradójicamente, éste va a ser un Gobierno que va a exportar mucho carbón”. Porque él no puede cerrar las minas de carbón y un mercado que venía en declive hoy gana mucha fuerza y hay una demanda, sobre todo de Europa, por ese carbón. También va a haber una fuerte presión de los sectores de derecha, aunque quedaron muy debilitados. Se está viendo con la reforma tributaria cómo estos grupos económicos desde hace varios años cooptaron varios medios de comunicación que son claves en el país y que influyen muchísimo en construir opinión. Desde ahí se siente una presión muy fuerte, cada paso que están dando es muy duramente cuestionado por esos grupos económicos, que están en los medios de comunicación. Un tema que va a ser difícil para Petro es que recibe un Gobierno con muy pocos recursos, más bien en una crisis profunda. El Presidente saliente (Iván Duque) hizo cosas terribles de saqueo de las maneras más descaradas, creo que nunca habíamos vivido un Gobierno tan descarado en el saqueo. Entonces Petro no tiene mucho de dónde responderle a la gente porque encuentra un país saqueado y tiene que resolver situaciones que la gente espera que se resuelvan porque fueron parte de su campaña. Y no sé qué va a pasar. Es un reto enorme: cómo lograr los recursos para responder a esas demandas. No pueden ser solamente cambios culturales, tiene que haber una materialidad y no hay recursos.
–Pensando que el Gobierno recupera demandas populares, de los movimientos, de la gente y, por otro lado, el riesgo que implica para los movimientos un contexto nuevo donde hay cercanía o afinidad política con el Gobierno. ¿Cuál pensás que debería ser el rol de los movimientos sociales, territoriales, ambientales?
–Yo creo que un reto que tienen los movimientos es cómo mantienen su autonomía. Va a haber una migración de líderes sociales, de ONGs, hacia el Gobierno y eso va a debilitar profundamente los espacios sociales. Eso también puede ayudar a renovar los liderazgos, pero no es fácil. No es fácil que no haya un nivel de cooptación por políticas, por programas, por empleos. Entonces, cómo los movimientos sociales logran deslindar y entender que su rol es, sobre todo, mantener esa autonomía de apoyar lo que les parece que está bien pero también deben mantener la capacidad crítica de exigirle a este Gobierno que cumpla con lo que prometió. Ahí está el reto del movimiento social. Cómo sigue siendo un movimiento social en medio de esta desbandada que ya se está viendo.